Gordon Brown anunciará hoy oficialmente un gran plan de rescata para ayudar a la banca privada del país. Aunque el mismo estaba prácticamente descontado, la cantidad que se baraja en los principales medios británicos ya asciende a 50.000 millones de libras y supondrá prácticamente una 'seminacionalización' de los principales bancos de país. El anuncio se hará hoy antes del inicio de la negociación en Londres. El ministro de Economía, Alistair Darling, anunciará que esta cantidad se utilizará en concepto de "inversión" en aquellas entidades que han solicitado ayuda.
El desplome en las acciones de Royal Bank of Scotland y HBOS ha precipitado la puesta en marcha del plan.
Tras una reunión con las principales autoridades económicas y financieras del país, Alistair Darling, ministro de Economía, ha declarado que hará el anuncio de la inyección antes de la apertura de la Bolsa de Londres y, posteriormente, ante la Cámara de los Comunes.
Darling anunciará que la cantidad se utilizará para "invertir" en los que han solicitado la ayuda del Gobierno. La drástica medida del Ejecutivo está orientada a garantizar los ahorros e intentar romper la parálisis de los mercados de críédito, animando a los bancos a volver a prestarse dinero entre ellos con normalidad.
Asimismo, el Banco de Inglaterra anunciará medidas adicionales para asegurarse de que los bancos tienen suficiente liquidez para asegurar sus transacciones diarias.
Un plan previsto
Los planes del Gobierno británico de acudir al rescate de las entidades en dificultades con la compra paquetes de acciones, en el caso de que los problemas financieros se agravasen. Lo que el mercado no podía imaginar es que los primeros en recibir la ayuda podrían ser dos grandes bancos como Barclays y Royal Bank of Scotland. No obstante, Barclays ha desmentido "categóricamente" haber pedido dinero al Gobierno.
Según informaba Bloomberg ayer por la mañana, citando a a dos fuentes anónimas cercanas a la operación, cifraba la posible inversión del Ejecutivo británico alrededor de los 45.000 millones de libras (57.800 millones de euros) en bancos del Reino Unido, incluidos el Royal Bank of Scotland (RBS) y Barclays, con el objetivo de aportar fondos a las entidades castigadas por la crisis de liquidez y las píérdidas causadas por los activos hipotecarios.
