La contienda declarada por la banca para captar clientes vía financiación ha desplomado el precio de los críéditos a las cotas más bajas en cuatro años. El interíés de las nuevas hipotecas se situó en el 2,859% el pasado mes de noviembre, en pymes en el 4,399% y en príéstamos para empresas superiores al millón de euros se deslizó al 2,396 por ciento TAE, indicador que tambiíén incluye comisiones.
Hay que remontarse a diciembre de 2010 para encontrar príéstamos para adquisición de vivienda a costes inferiores -la tasa promedio era del 2,696 por ciento-, y a septiembre del mismo año en financiación a empresas -el 4,273 en operaciones inferiores al un millón de euros; y el 2,387% para cuantías superiores-.
La presión competitiva ha abaratado las hipotecas y príéstamos para empresas de mayor importe en un 0,50 por ciento desde enero de 2014, y el 1,148 en pymes. Se empiezan a notar las medidas instrumentadas por el Banco Central Europeo (BCE) para que el dinero fluya a la economía productiva y se afiance la recuperación. Pero su efectividad es factible porque la propia industria necesita insuflar energía en sus frágiles cuentas, y con los intereses en mínimos históricos, toca hacer volumen en financiación para mejorar la rentabilidad.
Mejorar la rentabilidad
Precisamente, el margen operativo con clientes se sustenta ahora, sobre todo, por la radical rebaja de la remuneración de los depósitos y es un soporte con fecha de caducidad. El armisticio impuesto por el Banco de España en la guerra del pasivo permitió a las entidades economizar hasta 8.106 millones de euros en sus actividades en España de enero a septiembre o el equivalente al 27,03 por ciento de los costes financieros.
Entre enero y noviembre, la retribución de las imposiciones a plazo para el nuevo dinero de familias se desplomó desde el 1,46% al 0,66% y del 1,09% al 0,49% en los productos dirigidos a empresas. Hoy día casi ninguna entidad renta más del 1,50% el dinero al tradicional plazo de un año, salvo algunas extranjeras como Novo Banco -antiguo BES-, cuya campaña del depósito a doce meses con el 12% TAE vencerá en los próximos días.
Quizá la excepción sea Bankinter, con un producto de captación de nóminas de ingresos superiores a 1.000%, que retribuye al 5% el primer año y al 1,99% para el segundo ejercicio.
La batalla por el ahorro está completamente aplacada, pero el sector considera difícil rebajar aún más la rentabilidad de los depósitos sin sacrificar un producto que vincula clientes. Cuando toque suelo, algo que los expertos auguran para este mismo año, se agotará el recorrido de mejora para el margen vía ahorro de costes, obligando a forzar la máquina en críédito para apuntalar las futuras cuentas.
Príéstamo a pymes
Bajo este escenario, el príéstamo a pymes comenzó a abaratarse de forma decisiva hacia el verano cuando algunas entidades como Bankinter decidieron trasladar las rebajas de captar recursos baratos en las megasubastas del BCE -Bankia redujo un 30% de media el interíés-. La condición es usar los fondos para prestar a empresas y consumo en los próximos cuatro años. La banca española se ha pertrechado solicitando el máximo permitido, unos 42.000 millones.
El único destino vetado para esta liquidez es el mundo inmobiliario. Y aún así, se ha convertido en el foco más visible de guerra comercial. Kutxabank asestó un golpe al mercado el jueves con una hipoteca del 1% sobre el euríbor, de las más económicas del mercado. Banco Santander metía presión días antes con la rebaja del 1,89% al 1,69% ofertado antes por ING Direct. En BBVA y Popular se sitúa en el 1,80%, y 1,70% en Sabadell y otras entidades como Liberbank lo tienen en el 1,54%. Apenas año y medio atrás, la referencia más habitual era del 2,5% o 3% en las pocas hipotecas concedidas.
Son precios insólitamente bajos en tíérminos absolutos, gracias, sobre todo, a que el euríbor cotiza en mínimos. Fijó referencia en noviembre en el 0,335%, lo que implica que el tipo promedio para nueva concesión añade un 2,524% de margen -diferencial y comisiones- cuando en pleno boom abundaban las ofertas con un spread del 0,5% y era factible encontrar un 0,25% para los mejores clientes.
Precisamente, las propuestas actuales van hacia ese público: clientes con ingresos mínimos de 1.000 o 2.500 euros y vinculación máxima, porque exigen contratar varios seguros O productos para la jubilación o, incluso, una operativa mínima con tarjetas. Hay margen para mayor competencia, en precios y menor condicionamiento, aunque significará asumir riesgos superiores y renunciar a cierta rentabilidad, cuando incrementarla es el reto número uno para la industria