Sacyr coge aire. La constructora presidida por Manuel Manrique tiene ya el visto bueno de los principales bancos a los que adeuda 2.200 millones por la compra del 9% de Repsol para alargar de nuevo el pago del críédito. La operación supondrá la extensión de la amortización del príéstamo sindicado por al menos cuatro años más a cambio de renovar las garantías sobre Testta y Valoriza y comprometerse a vender un tercio de la participación en cuanto la petrolera recupere el valor de adquisición.
Fuentes financieras han asegurado que las conversaciones entre Sacyr y Santander, banco agente del críédito original con el que la compañía llegó a tomar hasta el 20% de la multinacional energíética en 2006, están a punto de culminar con un acuerdo con el visto bueno de una amplia mayoría de acreedores. La constructora participada por Demetrio Carceller, Josíé Manuel Loureda y el propio Manrique quiere convencer a los que todavía no se han sumado al pacto para conseguir que la segunda refinanciación se haga con el mayor apoyo posible. Pero si no fuera posible, se acudiría a la homologación que permite que, con el 75% de la masa acreedora a favor, se fuerce al resto a firmar el acuerdo. La fecha límite es el 31 de enero.
En un principio, Sacyr mantendrá las garantías actuales que sostenían el príéstamo. Es decir, las propias acciones de Repsol, Testa, la filial inmobiliaria de oficinas y centros comerciales, y Valoriza, el negocio de servicios medioambientales. Los bancos creen que, en el supuesto caso extremo de que la constructora no llegase a cumplir con sus obligaciones financieras, estos activos serían más que suficientes para cobrar la deuda.
Fuentes del sector aseguran que Testa tiene un valor de 1.500 millones de euros, un activo por el que hay mucho interíés de fondos inmobiliarios, mientras que a Valoriza se le asigna una tasación de unos 500 millones. Sólo con estas dos filiales, los acreedores podrían conseguir 2.000 millones si Sacyr dejara de pagar el príéstamo, situación que no se ha dado desde la primera concesión.
El acuerdo, todavía tácito, a espera de trámites legales para convertirse en firme, llega en un momento vital para Sacyr porque la cotización de Repsol se ha desplomado hasta niveles no vistos desde mediados de 2012. El desplome del precio del petróleo ha tenido un impacto considerable en la empresa presidida por Antonio Brufau, cuyo futuro está pendiente de la aceptación de la OPA por la canadiense Talismán por 10.400 millones.
Más píérdidas
A los precios actuales, Sacyr tiene unas minusvalías latentes de 525 millones por su 9% de Repsol, ya que las acciones las tiene apuntadas a valor en libros a 18,7 euros tras el cobro del último dividendo. Como actualmente cotizan a apenas 14,3 euros, la empresa dirigida por Manrique tiene un desfase de cerca del 25% del importe total del críédito. Un agujero que, en función de la opinión del auditor, podría tener que contabilizar en las cuentas del cierre de 2014.
El grupo ya ha tenido que reconocer píérdidas de 1.126 millones por su inversión en Repsol, por la que en su día apostó algo más de 6.500 millones de euros, 4.900 millones mediante un críédito financiado por 40 entidades. Las primeras acciones las adquirió en otoño de 2006 a 26,71 euros, un nivel que la petrolera nunca ha vuelto a alcanzar en bolsa.
A lo que se compromete Sacyr, por exigencia de la banca, es a vender en torno a un 3% de Repsol en cuanto la cotización alcance el valor en libros al que las tenga registrada en cada momento, un precio que dependerá mucho de si la multinacional participada mayoritariamente por CaixaBank (12,5%) mantiene la política de dividendos con los que la constructora paga los intereses del príéstamo y amortiza lo poco que le queda.
Cuando se firme el acuerdo, será la segunda vez que la banca díé oxígeno a Sacyr, ya que el 23 de diciembre de 2011, a apenas unas horas para el vencimiento de los 4.900 millones originales, logró un rescate en que tuvo que participar la propia Repsol. La banca ejecutó un 10% de la petrolera, participación que posteriormente compró la compañía en concepto de autocartera. Más tarde, Brufau vendió un 5% a Temasek por 1.036 millones, 85 más de lo que vale ahora.