El capitalismo más ferviente y la ideología izquierdista más extrema a veces coinciden en la forma de remediar los problemas que por su operativa habitual no tienen solución. Es lo que va a hacer Banco Santander con Metrovacesa, a la que le va aplicar una quita del 25% a la deuda corporativa impagable de la inmobiliaria participada a la fuerza por las principales entidades financieras españolas.
Según indican fuentes del mercado, esta semana se firmará la reestructuración del tramo B de la deuda de 700 millones que Metrovacesa debería pagar a varios fondos institucionales, como Oaktree, y bancos extranjeros, como HSBC. El grupo presidido por Ana Botín, el mayor accionista de la inmobiliaria con el 55,8% del capital tras la compra en diciembre del 19% que estaba en manos de Bankia, les ha propuesto la condonación de una cuarta parte de ese pasivo, al que la compañía no puede hacer frente.
Las mismas fuentes señalan que los acreedores han aceptado perder el 25% del importe original de este críédito a cambio de asegurar el cobro del 75% restante. En consecuencia, han decidido una quita de 175 millones para garantizar la viabilidad de Metrovacesa, que con esta dispensa sí podrá asumir el pago de los 525 millones que aún quedarán pendientes de amortizar.
Este tramo B es el que está vinculado a las actividades de promoción y suelo, un negocio que todavía no ha despegado lo suficiente como para generar la caja necesaria que pueda atender el pago de la deuda. De esta manera, la que en su día fue la mayor inmobiliaria de España alcanza una fórmula para poder continuar con su actividad, la mayoría de la cual está relacionada con el área patrimonial. Esta rama tiene una deuda adicional de 3.300 millones, que sí se cubre con los ingresos de los alquileres de oficinas y centros comerciales.
Para refinanciar el tramo B, Santander, BBVA (18,3% del capital), Sabadell (13%) y Banco Popular (12,6%) le darán un críédito de 525 a la propia Metrovacesa, un príéstamo que en los próximos meses se convertirá en capital con el fin de reforzar los fondos propios de la inmobiliaria. El primer banco de España se hará cargo de la mayoría de esta línea de críédito pese a que la sociedad estuvo vinculada históricamente al grupo con sede en Bilbao.
Posteriormente, las cuatro entidades, que están en el capital por el impago de la deuda de los anteriores accionistas, Joaquín Rivero y la familia valenciana Sanahuja, pondrán en marcha una segunda fase para refinanciar la deuda pendiente –3.300 millones–, lo cual podría hacerse mediante una salida a bolsa o la entrada de un fondo especializado.
Segundo perdón
Se trata de la segunda quita que los dueños de Metrovacesa aplican a la compañía, ya que el pasado año entregaron Gecina, la joya de la corona, a los fondos oportunistas, los cuales aceptaron una condonación del 20% de la deuda. Con aquella operación, la inmobiliaria española consiguió quitarse de encima el tramo A del pasivo, que ascendía a cerca de 1.850 millones. Los acreedores perdonaron 170 millones e inyectaron otros 200 para asegurar la viabilidad de la firma francesa, la que más ingresos aportaba al grupo.
En total, los Botín, utilizando la fórmula del partido de Pablo Iglesias, han aplicado una quita a la deuda de Metrovacesa de 545 millones sobre un total de 5.800 millones. Como de esa cantidad 3.300 millones son en teoría viables, los vinculados a la actividad patrimonial, la conmutación representa el 21% de la deuda presuntamente impagable. Toda una puesta en práctica del socialismo de Podemos al mayor problema del capitalismo español, el ladrillo.