Banco Santander (ver cotización) y CaixaBank (ver cotización) velan armas ante la subasta de Novo Banco en Portugal, una operación en que las dos entidades se juegan su predominio sobre el mercado financiero ibíérico. La entidad de Ana Botín lo hace a travíés de su filial lusa Santander Totta, de la que tiene más del 99% de las acciones. CaixaBank, en cambio, mueve ficha vía el Banco Portuguíés d’Investimento (BPI) (ver cotización), donde sólo tiene el 44%.
Sin embargo, que los dos bancos españoles hayan hecho una declaración de interíés y estíén a la espera de cómo evoluciona la segunda fase de la subasta, no quiere decir que sean los favoritos. Hay 17 grupos que quieren participar, entre ellos jugadores tan relevantes como el fondo grupo inversor chino Fosun o el fondo buitre Apollo.
Novo Banco nació de la crisis de Espiritu Santo en Portugal. Tras ella el Gobierno inyectó 4.900 millones y segregó los activos deteriorados, de manera que se creó Novo Banco, un banco saneado con 631 sucursales y 72.500 millones de activos. La intención del Banco de Portugal es privatizarlo durante este año, para lo que ha encargado la venta al banco de negocio BNP.
Según el libro de venta al que ha accedido El Confidencial, la principal oportunidad que ofrece Novo Banco es poder hacerse con el 18% del mercado bancario luso. En su informe, se señala que Novo Banco cuenta con “2 millones clientes, incluyendo más de 161.000 clientes de banca corporativa†y añade que “como grupo bancario diversificado, Novo Banco ofrece una gama completa de productos y servicios: la oferta de la banca comercial se complementa con la gestión de activos y segurosâ€.
Portavoces de CaixaBank y del Banco Santander han declinado hacer declaraciones. Pero la aproximación de ambas entidades es diferente. El banco que preside Botín participa en el proceso para estudiar todas las oportunidades. Sin embargo, el proceso se produce tras perder CatalunyaBanc a manos del BBVA. Así que la subasta de Novo Banco permitiría ganar en Portugal lo que se perdió en Cataluña.
Algunos cambios
Para CaixaBank, la situación es distinta, según explican fuentes del sector financiero. Depende más de apoyar financieramente a su socio BPI, que no se puede permitir una operación tan grande sin el pulmón financiero de La Caixa. Sin embargo, el banco que preside Isidre Fainíé quiere algunos cambios.
Y es que CaixaBank sólo tiene derechos políticos por el 20% de las acciones de BPI. Si BPI resultase ganador y se fusionase con Novo Banco, CaixaBank querría que el Gobierno luso les permitiese disfrutar de la totalidad de sus derechos políticos de sus títulos. Tras haber sufrido la intervención de la troika, Portugal ya no tiene las reservas contra el capitalismo español que forzaron este tipo de limitaciones.
Si BPI o Santander Totta se hacen con Novo Banco, serán los líderes del mercado portuguíés y reforzarán su posición en tíérminos de un mercado ibíérico cada vez más integrado.
La presión de China
Pero es China la que está aprovechando las ocasiones. En mayo de 2014, Fosun ya compró el 80% del grupo asegurador Fidelidade, que había sido parte de Espiritu Santo por 1.000 millones. Precisamente su principal rival era Apollo, que ahora tambiíén está pujando por Novo Banco.
China está aprovechando la crisis lusa para poner una pica en Flandes, líéase Flandes como el viejo continente. Este mes de enero ha conseguido vía libre para lanzar una OPA sobre Club Med, por 939 millones. En este entorno, la operación de Novo Banco en Portugal es una pieza más en el dominó europeo de los grupos inversores chinos.