El abaratamiento del precio del petróleo y el crecimiento de Estados Unidos no son la cura para la debilidad que sufre el resto de la economía global, y en concreto Latinoamíérica. El recorte que el Fondo Monetario Internacional (FMI) asesta ahora a la región es considerable, de casi un punto, al dejar el crecimiento previsto para la economía en el 1,3% para este año. El organismo confía en que repunte al 2,3% en 2016, pero tambiíén en este caso es medio punto menos de lo anticipado en octubre.
La expansión de los países latinoamericanos en 2015 será solo una díécima más alta que el pasado ejercicio y se quedará a medio camino a la que registrarán las economías avanzadas, aunque el año que viene se pondrá a su nivel si las condiciones no se tuercen. Irá aún más rezagada frente al rendimiento de la economía global, que crecerá un 3,5% y un 3,7% respectivamente.
La rebaja se debe sobre todo al brusco frenazo de Brasil, la primera economía de la región. El FMI rebaja la previsión de crecimiento hasta solo el 0,3% para este año y el 1,5% en 2016, un recorte de 1,1 y 0,7 puntos, respectivamente. A su lado, la rebaja de previsiones que los economistas del Fondo hacen para la economía mexicana es menor, de tres díécimas cada año, hasta dejar el crecimiento estimado en el 3,2% para este año y el 3,5% para el próximo.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, ya dijo el pasado jueves que “hay factores aún muy poderosos†que siguen poniendo freno al crecimiento económico global, pese a que el abaratamiento del petróleo puede dar un impulso mayor del esperado. En el lado negativo de la balanza pesan las dificultades por las que atraviesan la zona euro y Japón, la baja inversión, la volatilidad de los mercados y los riesgos geopolíticos.
El petróleo, de hecho, es el ejemplo que sus economías ponen para poner en íénfasis la fragmentación que se vive en un mundo interconectado. En palabras de Lagarde, un mismo evento provoca ahora multiplicidad de situaciones y el efecto es diferente entre países y regiones. Pero lo que subyace en el fondo es que el crecimiento global “es aún demasiado bajo, demasiado vulnerable y demasiado asimíétricoâ€.
El Banco Mundial presentó sus proyecciones hace una semana. Anticipó un crecimiento medio del 2,6% entre 2015 y 2017 para Amíérica Latina. Es más optimista que el Fondo, aunque dijo que este ya decepcionante rendimiento estará a expensas de cómo progrese China. Es algo que deja tambiíén en el aire la institución multilateral que dirige Lagarde, porque su menor crecimiento afecta a los países que le aportan materias primas.
Triple golpe
Las economías de los países emergentes y en desarrollo crecerán este año a una media del 4,3%, ritmo que subirá al 4,7% el que viene, pero tambiíén aquí se recorta casi en medio punto respecto a lo que se predijo coincidiendo con la pasada cumbre del FMI celebrada en octubre. Los emergentes pueden sufrir un triple golpe derivado de la apreciación del dólar, del alza de tipos de interíés en EE UU y de una mayor volatilidad en el flujo de capitales.
Las expectativas a medio plazo, señala el Fondo, son menos alentadoras aunque apunta que los riesgos para el crecimiento global están más equilibrados que en octubre. Este debilitamiento pone aún más de relieve, según el equipo economista que dirige Olivier Blanchard, la necesidad de acometer reformas estructurales. El abaratamiento del petróleo, además, “ofrece una oportunidad para reformas los impuestos y subsidios a la energíaâ€.
En este escenario negativo, la excepción entre las grandes economías es Estados Unidos. Le revisa al alza el crecimiento cinco díécimas este año, para colocarlo en el 3,6%, y tres para el próximo, al 3,3%. Esta mejora en las proyecciones se atribuye al efecto del abaratamiento del petróleo en la demanda interna, en la moderación del ajuste fiscal y a los bajos tipos de interíés. La apreciación del dólar, sin embargo, reducirá las exportaciones.