Aena será la primera en debutar en el parquíé este año. Isolux, Testa, Saeta y Abertis Telecom tambiíén están listas para saltar a la Bolsa. El inversor debe evaluar varios aspectos antes de apostar por estos valores.
Varias compañías españolas están preparadas para su despegue en el parquíé los próximos meses. Todo apunta que este ejercicio continuará el resurgir de las salidas a Bolsa, que comenzó el año pasado.
En 2014, se estrenaron en el parquíé español 12 compañías y el valor de estos estrenos bursátiles alcanzó los 6.000 millones de euros, con lo que España se situó en la octava posición de los países más activos a nivel mundial de este tipo de operaciones, según el informe Global IPO Trends.
Este año, Aena será la primera en saltar a la Bolsa. La compañía, que registró ayer el folleto de su OPV en la CNMV, planea comenzar su andadura bursátil el próximo 11 de febrero al colocar el 28% de su capital entre inversores institucionales y minoristas (ver pág. 20).
Junto a ella, Isolux, Testa (sociedad patrimonial de Sacyr), Saeta (filial del renovables de ACS) y Abertis Telecom tambiíén han anunciado su interíés por saltar a la Bolsa en el corto plazo, y se espera que al menos otras dos compañías podrían unirse a ellas en los próximos meses (ver pág. 5).
Conocer las características del negocio de cada una de estas empresas es imprescindible antes de apostar por ellas. Además, hay que tener en cuenta cinco aspectos, propios de estas operaciones, antes de tomar una decisión al respecto, según los analistas.
CONTEXTO
El momento de mercado escogido para empezar a cotizar es clave para el íéxito de una salida a Bolsa. El panorama económico ha mejorado, despuíés de que al final de 2014 dos compañías (Aena o Naturhouse) decidieran retrasar sus estrenos por las turbulencias surgidas en torno a Grecia, la caída del crudo y la debilidad económica de la zona euro.
"En un contexto de tipos de interíés en mínimos, el atractivo de salir a cotizar ha aumentado para las empresas como vía de financiación. Además, el sentimiento del mercado ha mejorado", afirma Cíésar Fernández, profesor de Corporate Finance del IEB.
David Navarro, de AndBank, cree que el inversor tiene mucha liquidez y pocas alternativas para buscar altas rentabilidades, lo que favorece tambiíén este tipo de operaciones. Y es que la Bolsa española se perfila como una de las favoritas, debido a las buenas perspectivas de España y tras las nuevas medidas de estímulo anunciadas por el BCE esta semana, con las que se espera que se reactive la actividad económica de la zona euro.
Gonzalo Lardiíés, gestor de Banco Madrid apunta, sin embargo, que la volatilidad seguirá marcando la pauta del mercado, "lo que podría provocar que algunas empresas se vean obligadas a reducir el precio de colocación", dice.
VALORACIí“N
Antes de decidirse a invertir en una compañía novata del parquíé es importante que el inversor estudie cifras como la evolución de su negocio, la marcha de sus ventas y beneficios y las previsiones futuras.
Pero además hay que mirar con lupa su valoración. Por lo general, la compañía marca una banda de precios orientativa previa a la fijación definitiva del precio al que comenzará a cotizar. La demanda recibida por parte de los inversores será la que determine el precio definitivo de la salida a Bolsa, que puede quedar en la parte alta o baja de dicho rango.
Para valorar si el precio de partida es atractivo se puede tener en cuenta el crecimiento del beneficio por acción (BPA), el PER (relación precio/beneficio por acción) o el EV/Ebitda (valor de la empresa/resultado bruto de explotación) que se compararán con sus competidoras internacionales.
"La compañía debería salir con un descuento de al menos un 10% frente a sus homólogas, ya que de lo contrario, podría indicar que tiene un potencial de subida limitado", dice Victoria Torre, de Self Bank.
TRAMOS
Otro factor a tener en cuenta es el porcentaje de la operación que será cubierta por los inversores institucionales. "Lo más recomendable es que el tramo para el minorista sea menor y que los fondos de inversión y los profesionales tengan un mayor peso a la hora de cubrir la OPV", dice Fernández. Cree que en estos casos, los institucionales suelen preocuparse de fijar un precio de partida más razonable.
Javier Flores, de Asinver, añade que el institucional, además del precio, valorará la estrategia y el equipo con el que cuentan las compañías para llevar a cabo sus planes de crecimiento, algo que proporciona seguridad a los minoritarios, que tienen difícil entender y evaluar los pormenores de cada salida a Bolsa.
Torre aconseja al particular abstenerse de apostar por una compañía que no haya cubierto el tramo institucional, ya que querrá decir que hay cosas que no están claras.
DIVIDENDOS
Otro aspecto que los inversores miran con lupa es la política de dividendos que planean llevar a cabo las cotizadas cuando salen a Bolsa. Y es que el mercado español es uno de los más generosos: el Ibex cuenta con una rentabilidad por dividendo del 5,99%, la cifra más elevada de Europa, y las compañías suelen preocuparse de dejar claro antes de su salida a Bolsa la remuneración que tiene previsto repartir.
Es recomendable fijarse en empresas con capacidad de generación de caja y beneficios estables, que les permitan cumplir con sus promesas de dividendos, ya que la crisis económica ha demostrado que las empresas no siempre pueden cumplir con lo prometido antes de su colocación, según los analistas.
LIQUIDEZ
Por último, un aspecto de relevancia para los inversores es la cantidad de capital que la compañía sacará a Bolsa para su libre intercambio. Los expertos sugieren que, para un mercado como el español, una cantidad de entre 1.000 millones y 600 millones de euros sería suficiente para garantizar liquidez para los títulos que se estrenan en el parquíé.
"Además, las empresas de gran tamaño suelen estar más diversificadas y ser líderes en sus sectores, lo que les hace ser más competitivas y tener más capacidad de crecimiento", dice Fernández.