El que podía ser el mayor plan de inversiones del mundo en infraestructuras, apadrinado por el Gobierno de Enrique Peña Nieto en Míéxico, con proyectos más de 350.000 millones, se ha dado de bruces con el desplome del petróleo y las dificultades para levantar financiación. Una de sus obras más emblemáticas, la del tren de alta velocidad entre Míéxico DF y Queríétaro, ha entrado en vía muerta a causa del ajuste presupuestario llevado a cabo en el país. Constructoras españolas como FCC, Sacyr, Comsa, OHL, Acciona y Aldesa, los fabricantes de trenes Talgo y CAF, y firmas industriales como Indra y Abengoa, estaban siguiendo un proceso de licitación que iba a lanzarse en los próximos días.
El concurso, presupuestado en 59.000 millones de pesos (unos 3.500 millones de euros), venía de sufrir un serio contratiempo con la revocación de la adjudicación el pasado mes de noviembre a China Railway Construction y distintas socias locales. Fue en medio de un escándalo que afectaba a una de las adjudicatarias (Grupo Higa) y cuando solo había una oferta sobre la mesa de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Tras ello se repetía ahora la licitación, que finalmente fue paralizada el viernes despuíés de que se anunciara un receso de días para perfeccionar la documentación con propuestas de las compañías interesadas. Había interíés español y se esperaba una nueva puja china que incluyera financiación a bajo interíés de su banca estatal.
Buena parte de la construcción local, liderada por las compañías ICA e Ideal; las mayores referencias europeas y asiáticas en el negocio de las infraestructuras, así como los líderes brasileños y estadounidenses llevan meses pendientes de las licitaciones previstas en Míéxico. De hecho, en España había comenzado a moverse una candidatura única para acudir al concurso del AVE, tal y como sucedió en Arabia Saudí, donde el consorcio multidisciplinar español se impuso al francíés. El Ministerio de Fomento veía con buenos ojos este tipo de solución y volvía a condicionar el apoyo de las empresas públicas Ineco, Renfe o Adif a que no hubiera disputa entre consorcios españoles.
La misma solución, no exenta de tensiones entre socios de consorcio, tambiíén fue buscada en Brasil para la alta velocidad entre Río y Sao Paulo, proyecto que tambiíén fue cancelado y que motivó una agria disputa entre los fabricantes españoles de trenes CAF y Talgo por formar parte del consorcio abanderado por Fomento. Mucho antes del brasileño y el mexicano, fue el proyecto del tren bala de Argentina el que acabó en un cajón.
Ajuste solidario
Desde Míéxico las declaraciones oficiales intentan quitar hierro. En primer lugar, las obras ya comenzadas continuarán, y grandes infraestructuras como el segundo aeropuerto de Míéxico DF siguen firmes en la planificación gubernamental. Desde la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) se habla de decisión “solidaria†con el ajuste presupuestario, pero se rechaza el tíérmino cancelación: “El nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de Míéxico continuará su marcha, porque es indispensable para el país y, al entrar en operación, generará más de 400.000 empleos; en tanto, el Tren Míéxico-Queríétaro se difiere de manera indefinida, pero no se cancelaâ€, ha declarado el secretario Gerardo Ruiz Esparza.
La Secretaría de Hacienda que lidera Luis Videgaray ha presentado un recorte de 124.300 millones de pesos (7.585 millones de euros) en el gasto público para 2015, lo que equivale al 0,7% del PIB mexicano. Se intenta limitar la necesidad de financiación en los mercados internacionales en pleno desplome del petróleo. Videgaray ya ha adelantado que la tijera será imprescindible de nuevo en los presupuestos de 2016.
Antes de este ajuste el Gobierno había puesto en marcha una reforma fiscal cuyo objetivo era evitar el ajuste de la inversión pública. El país mantiene la previsión de crecimiento para su economía de un 3,7% del PIB para este año.
Reuters