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La reducción del díéficit fiscal es uno de los objetivos que más presiona hoy al gobierno francíés, ante la lejanía del tres por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), exigido por autoridades comunitarias europeas.
El desbalance se encuentra actualmente en el 4,6 por ciento del PIB, una cifra a la que el Ministerio galo de Finanzas calcula rebajarle al menos 0,5 por ciento en 2015. Solo en 2017, espera llegar a cumplir la meta establecida.
Según la Comisión Europea (CE), este año el díéficit galo se situará en el 4,1 por ciento del PIB, todavía lejos de lo exigido.
A finales de noviembre pasado, la CE dio a Francia, Italia y Bíélgica un plazo hasta marzo de 2015 para que pongan sus respectivos presupuestos en línea con lo recogido en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea: díéficit por debajo de tres por ciento y deuda pública inferior al 60 por ciento del PIB.
El comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, dijo recientemente que decidirá a finales de febrero sobre los compromisos asumidos por estos tres países y si son suficientes para cumplir con sus obligaciones.
Sobre el nivel de endeudamiento galo, expertos señalan que el díébil crecimiento de la economía es uno de los elementos que más pesa sobre el incremento de una deuda pública que supera los dos billones (millón de millones) de euros.
En 1974, el díébito de la nación era de sólo 12 por ciento del PIB; en 1981 alcanzó el 50 y ahora se acerca al 100 por ciento, según estudios divulgados.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos considera que en cada uno de los dos primeros trimestres del año en curso el PIB subirá en tres díécimas de punto.
Si estas previsiones se confirman, sería posible que ese indicador alcance el 0,7 por ciento en 2015, señaló el instituto.