La fusión de Everything Everywhere (EE) con BT y la compra de O2 por Hutchison Whampoa han dejado a Vodafone como el único operador de móviles del mercado británico que no participa en el actual proceso de concentración del sector de las telecomunicaciones en Reino Unido.
Tras esas operaciones, la compañía que dirige Vittorio Colao quedará como tercera firma de móviles, muy lejos de O2-Hutchison 3 y de BT-EE. Además, apenas tiene presencia en el negocio de telefonía fija, Internet y televisión de pago, dominado por BT junto a Sky, Virgin Media y TalkTalk.
Analistas y banqueros de inversión se han lanzado a especular con las opciones que tiene Vodafone para no ser aplastada en el sector, sobre todo si la integración de BT y EE genera un fuerte incremento de popularidad de las ofertas conjuntas de móviles y banda ancha a partir de 2016.
Precisamente, una de las razones por las que Telefónica ha optado por vender O2 (por 10.250 millones de libras, unos 13.600 millones de euros) es para evitar la píérdida de valor que tendrá su filial británica de móviles en ese escenario de «convergencia» de servicios.
La posibilidad de tirar la toalla parece inimaginable para Vodafone, que tiene su sede en Reino Unido y cotiza en la Bolsa de Londres con un valor de 61.300 millones de libras. Además, la estrategia de Vittorio Colao de los últimos años es comprar operadores de cable en los países donde tiene móviles. Por eso adquirió Ono en España y Kabel Deutschland en Alemania.
Así que los analistas esperan una operación similar en Reino Unido y en otros países donde el grupo carece de la pata de telefonía fija, como Italia. «Vodafone ya no se ve a sí misma como una compañía de móviles», explica James Britton, analista en Londres del banco japoníés Nomura. «Y aunque la compañía hable de varias alternativas para poder ofrecer banda ancha en sus mercados (alquilarla, construirla o comprarla), su preferencia es poseer su propia infraestructura cuanto antes».
Dentro de esa estrategia, la opción más atractiva para Vodafone sería la fusión con Liberty Global, según los banqueros de la City londinense. Esta empresa estadounidense, controlada por John Malone, tiene operadores de cable en varios países europeos (incluyendo Virgin Media en Reino Unido y Ziggo en Holanda) y en Chile. A juicio de Britton, esta alianza «situaría a Vodafone como uno de los dos grandes operadores de Reino Unido, Alemania y Holanda».
La semana pasada, en un encuentro con inversores, Colao abrió la puerta a esa operación en el futuro. «Vodafone va hacia el negocio de cable, y Liberty está empezando a dar servicios de móviles. No son líneas paralelas, sino que se van a cruzar, pero habrá que ver cuándo y cómo».
El principal obstáculo puede ser económico. Comprar Liberty Global costaría unos 100.000 millones de dólares (88.000 millones de euros) a Vodafone, estiman algunos analistas. Aunque la integración genere ahorros a medio plazo por 17.000 millones de dólares y se vendan algunos activos, los accionistas de Vodafone podrían bloquear la compra si ven peligrar su dividendo.
Una alternativa de menor alcance sería la compra de TalkTalk, que vale 3.000 millones de libras en la Bolsa londinense. La opción de Sky parece remota por su elevada deuda y porque es una empresa de televisión por satíélite, más que de cable. Otra posibilidad para Colao es convencer a los reguladores para que exijan a BT la venta a un dueño independiente de su red de banda ancha, para que pueda ser más utilizada por todos sus competidores. Pero ante las bajas probabilidades de tener íéxito con esta petición, Vodafone deberá preparar su chequera.
Roberto Casado