Cariacontecidos, los principales representantes del Eurogrupo y de la troika anunciaron en rueda de prensa al filo de la medianoche que “desafortunadamente, ni siquiera hemos podido llegar a un acuerdo sobre el camino a seguirâ€. Las palabas del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, resumían el fracaso de la primera cita en Bruselas con el nuevo ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis.
El comisario de Economía, Pierre Moscovici, añadió que “a pesar de los esfuerzos y la buena voluntad, no hemos llegado a una posición comúnâ€. La directora-gerente del FMI, Christine Lagarde, y el director gerente del fondo de rescate de la zona euro, Klaus Regling, optaron por un silencio fúnebre más elocuente que las palabras.
Varufakis se estrenó así como miembro del Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro), donde el hasta ahora profesor de Economía pudo comprobar la unanimidad de los socios de la zona euro ante el desafío planteado por el Gobierno de Syriza. “He sido invitado porque soy el nuevo niño de la clase, se me ha dado una oportunidad maravillosa de presentar nuestros puntos de vista, nuestras propuestas, tanto en cuanto a la sustancia como en el calendarioâ€, dijo al tíérmino de la reunión. “He tenido una discusión muy constructiva y extensa sobre todas las facetas de la crisis griega y de la manera en que el Eurogrupo puede facilitar una transición a una nueva fase en la historia de la socio-economía griega para que superemos la crisis, la crisis humanitaria y demásâ€, dijo al tíérmino de la reunión, que calificó de “fascinanteâ€.
Primera ronda
En la primera ronda de unas negociaciones que podrían prolongarse durante varias semanas, la zona euro dejó entrever que puede hacer concesiones a Atenas, pero que no permitirá que Grecia ponga punto final definitivo a cinco años de rescate, tal y como había prometido Syriza durante la campaña que le dio la victoria electoral el pasado 25 de febrero.
A pesar de la presión, la delegación griega se negó a aceptar un principio de acuerdo que hubiera supuesto admitir la continuidad del rescate actual más allá del 28 de febrero, cuando debe expirar. El flamante ministro griego, que estuvo en contacto telefónico durante la reunión con el primer ministro griego, Alexis Tsipas, rechazó finalmente la oferta del Eurogrupo.
La rebelión de Atenas obligará al Eurogrupo a retomar las negociaciones el próximo lunes, a solo 12 días de que expire el rescate y Grecia se exponga a una posible suspensión de pagos a corto plazo. La intención del Eurogrupo era llegar a un principio de acuerdo para permitir a los tíécnicos de la zona euro desbrozar el camino hacia un acuerdo definitivo que se sellaría el día 16. “Pero sin acuerdo políticoâ€, reconoció Dijsselbloem, “no tiene sentido poner a trabajar a los tíécnicosâ€.
El fracaso de esta primera reunión podría enturbiar la cumbre europea de este martes, a la que Tsipras asistirá por primera y en la que espera celebrar algún encuentro bilateral con la canciller alemana, Angela Merkel. La tensión de ese encuentro, si llega a producirse parece previsible.
Escenarios dantescos
Las dos partes parecen todavía dispuestas a buscar una solución de compromiso que salve la continuidad del recate sin obligar a Syriza a una renuncia total a sus promesas electorales.
Pero el choque de las últimas semanas entre Berlín y Atenas no permite descartar un fracaso de las negociaciones, lo que expondría a Grecia al riesgo de bancarrota a partir del 28 de febrero (cuando concluye el actual rescate) y probablemente provocaría la caída del reciíén elegido primer ministro griego, Alexis Tsipras, y la convocatoria de nuevas elecciones. Durante el mes de marzo, Atenas afronta vencimientos por valor de casi 5.000 millones de euros, según los datos recopilados por Silvia Merler, del instituto de estudios Bruegel: 1.500 millones de deuda con el FMI y unos 3.500 millones en letras que intentará recolocar.
“Esperemos que haya acuerdo y que no entremos en escenarios dantescosâ€, apostaban ayer con cierto optimismo las fuentes diplomáticas, solo unas horas antes de que comenzase la reunión extraordinaria del Eurogrupo, convocada exclusivamente para tantear a Varufakis, conocer de primera mano sus intenciones y delimitarle claramente el terreno de juego en que deberá moverse si no quiere provocar una ruptura irreparable.
Uno tras otro, sin apenas matices ni fisuras, los miembros del Eurogrupo dejaron claro al ministro griego de Finanzas que Atenas deberá acatar las condiciones de los rescates pactadas por la zona euro con los sucesivos Gobierno griegos como punto de partida para una posible renegociación.
Incluso la Comisión Europea, que se postula como mediadora independiente en el conflicto a pesar de su rol en la troika, o los posibles aliados de Grecia, como el Gobierno francíés, conminaron a Varufakis a respetar lo pactado hasta ahora entre Bruselas y Atenas.
“El Gobierno griego tambiíén debe entender que el Gobierno anterior asumió los compromisos en nombre del Estado griegoâ€, señaló el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.
En tíérminos muy similares se expresó el ministro francíés, Michel Sapin: “Debemos aceptar cuando un pueblo vota por el cambio como ha hecho el griego, pero respetando las reglas que vinculan a Grecia hoy como ayer, a este Gobierno como al anteriorâ€.
El otro punto en común entre los miembros del Eurogrupo era la expectación ante la llegada de Varufakis, quien tras solo 15 días en el cargo se ha transformado en una estrella mediática y ha logrado ser tal vez el primer ministro de Finanzas de la historia cuyo nombre se vitorea en manifestaciones como las que ayer volvieron a celebrarse en contra de la troika en las principales ciudades de Grecia y en Bruselas, aunque esta mucho menos numerosa.
Varufakis se estrenó en el Eurogrupo con el mismo aire desenfadado que lució en su gira europea de la semana pasada, con camisa por fuera del pantalón y sin corbata. Pero añadió al atuendo una bufanda a cuadros de la marca Burberry. Y a diferencia de los últimos días, en que sus explosivas declaraciones han alarmado a propios y extraños, guardó silencio a la entrada del edificio Lex donde se reunieron los ministros y se limitó a desear “un encuentro muy constructivo†con sus colegas, una frase ya más acorde con la jerga de sus nuevos colegas que con el lenguaje audiovisual que tan bien sabe manejar el mediático profesor.
El gran cambio en la delegación griega, sin embargo, fue que Varufakis llegó escoltado por el vicepresidente del Gobierno, Yanis Dragasakis, el único miembro del Ejecutivo de Tsipras con experiencia de gobierno, aunque solo sea de unos meses. Bruselas considera a Dragasakis como el interlocutor más apropiado para una negociación tan complicada como la continuación del rescate griego.
Alemania mantuvo ayer su posición más dura en esa negociación, que deberá pasar, según Berlín, por concluir de manera adecuada el actual rescate (falta la quinta y última revisión, nunca superada por el Gobierno de Samaras), antes de plantear un tercer programa o rescate. “Me gustaría que me explicaran cómo se las puede apañar Grecia fuera del programaâ€, desafió el ministro alemán, Wolfgang Schí¤uble. El bando de Alemania cuenta no solo con Holanda o Finlandia, como suele ser habitual, sino tambiíén con aliados tan inesperados como Portugal, que el año pasado puso fin a su propio rescate sin reclamar medidas de alivio de ningún tipo.
España moderó ayer su posición, muy beligerante contra el nuevo Gobierno griego en los últimos días. “Si hay un país que ha sido solidario con Grecia ha sido Españaâ€, señaló el ministro español, Luis de Guindos. “Nuestros bancos apenas tenían exposición en ese país y España tiene ahora una exposición de 26.000 millones de euros, por pura solidaridadâ€, resaltó el ministro, en contraste con Francia o Alemania que mediante el rescate evitaron cuantiosas píérdidas a sus propios bancos. España, como otras delegaciones, se muestra partidaria de llegar a un acuerdo con Atenas sin aferrarse a formalismos como la denominación del programa (rescate o críédito puente) o la presencia de la troika.
Las peticiones del nuevo gobierno heleno
Un críédito puente
Grecia reclamó ayer un críédito puente para sobrevivir financieramente cuando termine el rescate (28 de febrero) mientras que sus socios le ofrecen una prórroga de unos seis meses de ese rescate. Las dos partes podrían llegar a una fórmula intermedia si Alemania, el socio más duro, acepta una transición peculiar de un rescate a otro. “Lo importante es cuánto dinero necesita Grecia y quíé reformas se compromete a llevar a caboâ€, señalaban con pragmatismo fuentes europeas, poco preocupadas por el nombre de esa prórroga puente entre los dos rescates.
La deuda con Grecia
El gravísimo problema de la deuda griega ha eclipsado la otra cara del debate: la deuda de la zona euro con Grecia. Fuentes europeas reconocen que la troika (CE, BCE y FMI) ha utilizado “como una especie de laboratorio y se han pasado con ellaâ€. Los repetidos errores de cálculo sobre el impacto de la austeridad, reconocidos por el FMI, han dejado al país con 25% menos de PIB y un 25% de paro, además de con más deuda. La zona euro parece dispuesta a permitir que el Gobierno de Syriza lleve a cabo su programa electoral de salvación nacional (2.000 millones de euros para las familias más pobres) rebajando el objetivo de consolidación presupuestaria a la mitad (hasta un superávit fiscal del 1% o 2%).
El ‘plan Varufakis’
Lo que no parecía despegar ayer era el llamado plan Varufakis, que propuso una permuta de la deuda de Atenas con el BCE y con los socios de la zona euro, para supeditar su pago a un determinado ritmo de crecimiento de la economía griega. Casi ninguna delegación parecía dispuesta, al menos de momento, a debatir esa propuesta. Y el BCE, que ayer dejó de aceptar los bonos griegos como colaterales, ni se la plantea.
Bernardo de Miguel