Vendrán a millares del Norte,
¡y todo lo invadirán!,
cambiarán de mano los papeles
y el oro fluirá por el Bosque de los nativos.
Lincidamus, 28 –Enero- 2006 A.D.
El Zorro y la invasión de los Chorlitos
El Bosque amaneció alborotado, miles y miles de pájaros, habían llegado del Norte para pasar una temporada en los dominios del Zorro. La profecía de Lincidamus, así se cumplía.
Era la invasión de los Chorlitos, bandadas y bandadas de estos habitantes de las tierras frías, bajaban a los Bosques de España. Tanto turista creaba problemas de hospedaje, ruido, intendencia, e incluso bursátiles. Estos exquisitos y caprichosos seres, no se alimentaban con cualquier cosa, no, de eso nada. Los ricos visitantes del Norte traían buen oro, y mucho capricho de gourmet.
Tanto la Ardilla, como el Oso, el Hurón, y los habitantes más comerciantes del Bosque, tenían que ofrecer el alimento requerido, o perderían el negocio del año. El Chorlito no sólo quería moluscos y marisco de primera. Los pájaros sibaritas, importaban caprichosos míétodos de como alimentarse de todo aquello que resultase raro, e incluso caro, para el habitante normal del Bosque. Marquista y extraño, este milagro de la naturaleza se zampaba a cualquier precio todo lo que hasta entonces no ofrecía gran atractivo, para el Zorro, el Lobo, el Lince, y otros habitantes.
Marcas como NATRACEUTICAL, JAZZTEL, AVANZIT, URBAS, SERVICE POINT SOLUTION, LA SEDA, RENO DE MEDICI, ERCROS, ZELTIA..., se agotaban rápidamente. Las bandadas se lo comían todo, y hacían subir los precios hasta niveles insospechados semanas antes.
Un especie de marabunta rugía por el Bosque, devorándolo todo. La Ardilla, estaba preocupada pues se había pasado todo el otoño recolectando nueces, y ahora mismo no vendía ninguna:
- ¡Quíé voy hacer con tanta nuez!, -le decía a su amigo el Hurón-.
- No te preocupes, dentro de unos meses las venderás, ahora toca vender moda, estos Chorlitos son así, y no vamos a desperdiciar un buen negocio.
- Tienes razón Hurón, venga, pidamos más paquetes de JAZZTEL, y podemos pedir algo de ZELTIA, ¿crees que les gustará?.
- Yo creo que estos se lo comen todo, Ardilla, tu pide, pide.
Los nervios de los habitantes más comerciales estaban a flor de piel:
- Tenemos agotada LA SEDA, -decía el Lince-,
- ¿Quíé pasa con ella?, -preguntaba la Ardilla-.
- Nada, que la CNMV ha suspendido los envíos porque subía mucho el precio. -contestaba el Lince-.
- Vaya ya estamos con las tonterías de siempre, -decía el Oso-.
- Ya ves Oso, para una vez que hay negocio, esos Humanos haciendo el tonto, -respondía el Tejón-.
Todo era comercio, un incesante fluir de compras y ventas. El oro corría por todo el Bosque, como un río crecido que lo lleva todo a su paso. El Zorro no solo participaba muy activamente en el negocio, tambiíén alquilaba alguna que otra madriguera, ¡a buen precio!. El cánido tenía a buen recaudo desde el 2005 varios paquetes de AVANZIT, ERCROS, LA SEDA, NATRACEUTICAL...:
- Hay que anticiparse al mercado y tener la paciencia necesaria hasta que aparezca el cliente, -ecía-, al final estos pájaros aparecen, no se sabe exactamente de donde, y lo devoran todo. ¡Quíé delicia!, y que pena que no nos invadan más frecuentemente. Deben quedar empachados, o algo así, ya que la ciencia no ha descubierto en donde se esconden durante seis, diez, e incluso más años.
El idílico escenario bosquil duraría aún unos meses más. Los insaciables Chorlitos, aunque muy voraces, tardaban en digerir tanto alimento basado en la celulosa. Suelen ir por tandas, primero devoran todo lo que sepa a AVANZIT, despuíés se encaprichan por URBAS, o quizá NATRACEUTICAL, y luego, uno por uno, todos los demás.
Nadie quedaba sin probar tan suculentos manjares. Aquí se cumple a rajatabla el dicho de que: “Hay que probar de todoâ€. Y tanto el Lince, la Ardilla, el Oso, el Hurón, y, ¡como no!, ¡el Zorro!, animaban a los turistas a consumir.
_ Pruebe, pruebe, Chorlito, ¡verá que rico!. Los exóticos turistas daban su aprobación, y ale, ¡a devorar!. Mientras los precios en los tableros de la Ardilla, y el Oso, subían y subían... El Bosque no sería Jauja, pero era lo más parecido a ese mítico paraíso. La abundancia llegaba a cada rincón a cada escondido matorral de la espesura.
A los ocho meses, y sin avisar, un lunes amanecía el Bosque muy silencioso, los Chorlitos habían levantado el vuelo, y el ciclo había concluido. Atrás, quedaban los rezagados, cientos de paquetes de URBAS, JAZZTEL, ZELTIA..... sin colocar, y un reguero de oro impresionante. El Zorro hacia cuentas:
- Es verdad que cada vez son más caprichosos e imprevisibles, pero al final se les adivina el movimiento, y todo se vuelve una locura consumista. Y luego dicen que los del Norte son más cultos!, bah!, la pena es que no vuelvan hasta pasadas unas seis primaveras. Entonces los estaríé esperando con lo que más les gusta. El cliente, pensaba el Zorro, ¡siempre tiene razón!.
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