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Autor Tema: Los apuros de la crisis atraen a firmas de microcríéditos con un TAE de cuatro  (Leído 129 veces)

Eguzki

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Varias docenas de webs ofrecen financiación desde 50 euros sin tener que acreditar un empleo.


Al amparo de la restricción de financiación derivada de los apuros de la crisis primero y del despertar del consumo despuíés proliferan webs que prestan pequeñí­simas cantidades de dinero a tipos desorbitados. En escasos minutos es fácil conseguir importes entre 50 y 600 euros, con solo aportar unos datos personales -DNI y una cuenta bancaria- y a cambio de encarar unos elevadí­simos costes, si bien su extraordinaria envergadura es difí­cil de dimensionar a simple vista por las bajas cuantí­as manejadas.

En el cuadro adjunto se ofrece, a tí­tulo de ejemplo, las condiciones aplicadas por una docena larga de especialistas para un mismo críédito de 100 euros. A su devolución a escasos quince dí­as reclaman gastos de tramitación e intereses de entre 13,32 y 27,51 euros. Una carga pequeña en importes absolutos, que cuando se anualiza para hallar la TAE exigida atendiendo a razones de transparencia y protección del consumidor, sorprende con tasas entre el 1.000 por ciento y 5.000 por ciento o, incluso, más. "Los intereses llegan a ser de un 9.000 por ciento ya que sus críéditos son a devolver semanalmente. Aunque explican la diferencia entre la TAE y el tipo de interíés que cobran, no queda claro que el primer príéstamo es del 0 por ciento si lo devuelves en siete dí­as y a partir de ahí­ la cifra se dispara", subraya Juan Merodio, especialista en marketing y web 2.0 en alusión a las condiciones fijadas por uno de los mayores especialistas.

La TAE se calcula simulando la renovación permanente de la financiación, dado que es una anualización de intereses y gastos. Esto implica que será menor cuando más pequeña sea la cuantí­a y el plazo si la operación devenga una comisión fija por gestión junto al interíés, y menor a medida que el tiempo del devolución e importe solicitado aumenta, lo que desvirtúa de alguna forma el cálculo. Numerosas entidades matizan, de hecho, en sus páginas en internet que los micropríéstamos soportan intereses de alrededor del 1 por ciento, de forma que el servicio se dispara por los costes de gestión. Pero, aún así­, son operaciones gravosas. Baste comparar con el 8,81 por ciento TAE aplicado en las nuevas disposiciones de críédito al consumo por parte de la banca tradicional y de los establecimientos financieros de críédito, según los últimos datos del Banco de España, si bien el interíés puede ser el triple en tarjetas de críédito.

Para España la avalancha de estos prestamistas es nueva, aún cuando en plena alegrí­a financiadora antes de estallar la crisis abundaban otro tipo de críéditos express, de cuantias y plazos superiores y costes algo más moderados. Pero es un tipo de actividad muy arraigado en mercados como el británico donde es frecuente que se ofrezcan para caprichos como puede ser financiar la adquisición de la camiseta oficial de un club deportivo. No en vano, muchos de los nuevos entrantes son grupos extendidos por varios paí­ses, con sede inicial el Londres, Lituania, Estonia, Malta, etc.

El grupo Ferratum, por ejemplo, atiende a más de 1,5 millones de clientes en 20 mercados, siendo su origen la ciudad filandesa de Helsinki; Cashper pertenece al banco maltíés Novum Bank, Wonga a una tecnológica con sede en Londres, presente en Sudáfrica o Polonia, además del mercado británico y español; paí­ses donde tambiíén se ha extendido OK Money, sociedad de Pensilvania, que tambiíén ha abierto plataforma en Escandinavia, Rumaní­a ó República Checa.

De Malta a Pensilvania

Es una actividad absolutamente legal aunque falta de regulación expresa. Es España la función del príéstamo no está reservada a bancos ni hay limitaciones del tipo de interíés o normativa especí­fica, como sí­ tiene, por ejemplo, de Francia.

Sus altos precios se justifican, en parte, por la alta exposición a los impagos en la medida que ni siquiera exigen, en muchos casos, disponer de ingresos fijos para concederlos -algunas reconocen abiertamente que aceptan peticiones de desempleados-. El riesgo para el usuario es que por impagar pequeños importes acabe en un registro de morosos, lo que le dificultará el acceso posterior a otros príéstamos como podrí­a ser una hipoteca.

Algunas de estas webs desaconsejan pedir dinero si la situación es apurada para evitar apuros que multipliquen la deuda si se dispara el interíés moratorio por impago, pero su recurso es una tentación cuando no se llega a fin de mes.

Para la banca supone una competencia desleal en la medida que están libres de asumir costes regulatorios -requisitos de solvencia, registro, etc- y ni siquiera se les obliga a cumplir con la normas de blanqueo de capital.

E. Contreras (Madrid)