Cerca de 40 excavadoras de grandes dimensiones trabajan día y noche en la península del Sinaí para construir una ramificación del Canal de Suez, el corredor que une el mar Mediterráneo y el ocíéano índico, y por donde pasa cerca del 8% del comercio marítimo mundial. Mohab Maamish, el presidente de la Autoridad del Canal, describe ampulosamente como “un milagro de ingeniería†la obra, que debería completarse el próximo mes de julio, tan solo un año despuíés de su inicio. Según los planes del general Abdelfattá al Sisi, el nuevo Canal será el motor del desarrollo del gigante árabe, un país de 90 millones de almas y un PIB per cápita de 3.300 dólares (2.900 euros por habitante, frente a los 26.500 euros per cápita en España) que aspira a colarse en el grupo de economías emergentes.
La edificación del nuevo canal y la ampliación del viejo forman parte de un ambicioso proyecto que incluye la conversión de la región en un gran centro logístico internacional con 7 puertos y una zona franca para la industria. En total, el Gobierno egipcio prevíé la creación de un millón de puestos de trabajo durante la próxima díécada, aliviando la presión demográfica a la que está sometida El Cairo, una megalópolis de más de 20 millones de habitantes. Entre 2005 y 2010, Egipto alcanzó una media anual de crecimiento del PIB cercana al 6%. Sin embargo, la inestabilidad política en la que se sumergió el país tras la revolución del 2011 provocó un frenazo en su economía, cuya tasa de crecimiento cayó por debajo del 2%.
En el vídeo promocional del proyecto, se asegura que la nueva zona franca contará con refinerías de petróleo, plantas de fabricación de coches, astilleros, etc. Por el momento, se desconoce quíé compañías se instalarán en la zona, pero el Gobierno espera ofrecer nuevos detalles pronto. A mediados de marzo se celebrará en Sharm el Sheij una gran cumbre de inversores internacionales en la que El Cairo espera atraer más de 20.000 millones de euros en inversiones.
La lógica que guía el proyecto es la previsión de una nueva explosión del comercio mundial que hará que en 2023 crucen el Canal de Suez barcos con unos 2.000 millones de toneladas de carga, más del doble que en 2014. “El comercio mundial se duplica aproximadamente cada diez años. El nuevo canal permitirá acomodar el crecimiento espectacular que registran China y la India, y abaratará los precios que los consumidores europeos pagan por productos fabricados en estos paísesâ€, dice Jaled Taha, portavoz de la Autoridad del Canal.
Con este proyecto, Egipto espera multiplicar los ingresos que recibe en forma de tasas. El corredor marítimo es ahora mismo su fuente de divisas más sólida, sobre todo despuíés de la caída en picado del turismo despuíés de la revolución. Sus ingresos ascendieron el año pasado a cerca de 5.000 millones de euros, un ríécord desde su inauguración en 1869. De acuerdo con las previsiones de las autoridades egipcias, en una díécada, las retribuciones se acercarán a los 13.000 millones de euros anuales.
Ahora, sólo la mitad de los 190 kilómetros del canal son suficientemente anchos y profundos para que pasen barcos de gran tonelaje en ambas direcciones. Por ello, se está edificando el canal paralelo, que discurrirá a unos cientos de metros del original y tendrá 72 kilómetros de longitud. Una vez terminado, se podrá casi doblar el tráfico diario de navíos, ascendiendo a cerca de un centenar. Además, se reducirá la duración del trayecto a 11 horas, ocho menos de las requeridas ahora. Según las autoridades, ya se ha ejecutado el 85% de la excavación en roca y un 20% del drenaje.
La razón de ser de este proyecto no es solo económica, sino tambiíén política. El Canal de Suez es un motivo de orgullo para los egipcios, y ha desempeñado un papel capital en su historia reciente. Se calcula que decenas de miles de egipcios murieron en su construcción y su nacionalización por Gamal Abdel Nasser en 1956 desencadenó una guerra con las potencias coloniales. En un intento de excitar los sentimientos patrióticos, al Sissi pidió que el proyecto fuera financiado exclusivamente con fondos egipcios. Y lo consiguió. En poco más de una semana, se vendieron bonos con un 12% de interíés por valor de unos 7.500 millones de euros, el coste aproximado de las obras.
A pesar del apoyo unánime que ha recibido la faraónica empresa en los medios locales, algunos expertos expresan sus dudas respecto a las previsiones gubernamentales. “Los cálculos son demasiado optimistas. No está claro que el comercio mundial crezca lo suficiente como para doblar la cantidad de barcos que cruza el Canalâ€, opina el economista independiente Omar el-Shenety. “Además, con el grave problema de terrorismo que hay en el Sinaí, no habrá tantas compañías que quieran invertir en la zonaâ€, apostilla.
Ricard González