Al repartir con el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) la carga de las indemnizaciones por las reclamaciones de los inversores minoristas por la salida a Bolsa en 2011, Bankia ha superado un escollo que lastraba su cotización y centraba los esfuerzos de la cúpula desviándolos de su actividad habitual.
Acotar la provisión para este litigio en 312 millones ha despejado las inquietudes sobre el contencioso del mercado y los analistas. Estos tambiíén acogieron favorablemente los resultados anuales que presentaron su presidente, Josíé Ignacio Goirigolzarri, y su consejero delegado, Josíé Sevilla, y que permiten pagar un dividendo en efectivo de 202 millones con cargo a 2014, lo que supone un pay out del 25%.
La mejora en la mezcla de la cartera de críédito -con una mayor proporción de los príéstamos a empresas-, el descenso de la morosidad en 3.475 millones de euros, el refuerzo del capital en 200 puntos básicos hasta alcanzar una ratio según la normativa de Basilea III en su versión de carga plena del 10,6%, y el aumento de la rentabilidad (ROE) desde el 5,6% al 8,6%, fueron puntos destacados de la evolución de las cuentas.
Con estos mimbres, los analistas coinciden en que el principal desafío que encara Bankia para 2015 será compensar en su margen de intereses la menor contribución de la cartera de renta fija, porque se han amortizado bonos que recibió del rescate europeo (ESM), pero sobre todo porque ingresará menos intereses por los bonos que recibió de Sareb al traspasarle sus activos del ladrillo.
De hecho, los gestores de Bankia calculan una merma de ingresos para este año por importe de 400 millones de euros debido la renovación de los bonos del banco malo que han vencido por otros con una menor rentabilidad, ya que esta se encuentra vinculada a la prima de riesgo de España y del Euribor, que mantienen su tendencia a la baja. El rendimiento ha bajado del 2,35% al 1%.
Según los cálculos de Deutsche Bank, el impacto negativo de los nuevos bonos –superior al de las provisiones por indemnizaciones- se notará sobre todo en los resultados del primer trimestre del presente ejercicio, ya que las dos terceras partes de esta cartera de bonos por importe de 18.000 millones de euros se renovó a finales de diciembre de 2014.
«Sustituir la contribución de la cartera de bonos representa un desafío en el actual entorno de bajos tipos de interíés. Esto podría pesar en la sostenibilidad del ROE», dice por su parte Keefe Bruyette & Woods (KBW). La firma, en cualquier caso, considera que Bankia va bien encaminada para alcanzar su objetivo de rentabilidad del 10% al cierre de 2015.
En el mismo sentido, Credit Suisse estima que «el principal viento de frente sigue teniendo que ver con la progresión del margen de intereses» por la tendencia negativa del Euribor, los menores rendimientos del activo por la creciente competencia en la oferta bancaria y «el acelerado descenso de los ingresos de tesorería en 2015 y 2016».
La firma suiza afirma estar de acuerdo con los directivos de Bankia cuando sostienen que la evolución de la parte alta de la cascada de resultados dependerá de la rapidez del crecimiento del volumen de críédito y de la reducción del coste de la financiación, pero incide en que «la perspectiva de ingresos del banco está apagada».
Alicia Crespo