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Autor Tema: Alerta en los bancos de inversión ante las próximas elecciones en Reino Unido  (Leído 137 veces)

Eguzki

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Barclays, Deutsche Bank, Goldman Sachs y HSBC advierten que podrí­a ser imposible nombrar primer ministro por la división del voto prevista el 7 de mayo.
Los analistas de la City de Londres han aparcado por unos dí­as su temor al riesgo polí­tico en España y en otros paí­ses de la Eurozona para aconsejar a sus clientes que se preparen para el efecto negativo en los mercados que pueden tener las elecciones generales convocadas en Reino Unido para dentro de dos meses.

Las encuestas indican que conservadores y laboristas, los dos partidos que han dominado la polí­tica británica desde la Segunda Guerra Mundial, se quedarán muy lejos de la mayorí­a absoluta, abriendo la puerta a todo tipo de combinaciones de Gobierno con otras formaciones como los liberal-demócratas, los nacionalistas escoceses (SNP), los unionistas de Irlanda del Norte e incluso el partido antieuropeo UKIP.

«El resultado de las elecciones es el más incierto de los últimos cien años», afirma Kevin Daly, economista en Londres del banco estadounidense Goldman Sachs. Según un informe de 40 páginas enviado por HSBC a los inversores para analizar la situación polí­tica en Reino Unido y sus potenciales consecuencias en el mercado, «es perfectamente posible que no se pueda nombrar primer ministro y haya que convocar una segunda votación este mismo año». George Buckley, de Deutsche Bank, considera que "todos los posibles escenarios tienen riesgos para los inversores".

Muchos comentaristas polí­ticos vieron el actual Gobierno de coalición formado por conservadores y liberal-demócratas tras las elecciones de 2010 como un simple paríéntesis en la tradición de mayorí­as absolutas en el Parlamento de Westminster, casi garantizadas por un sistema electoral que beneficia a los grandes partidos. En aquella ocasión, los tories de David Cameron lograron 305 escaños, quedando sólo a 21 de la hegemoní­a en la Cámara de los Comunes. El apoyo de los liberales de Nick Clegg sirvió para formar Gobierno cinco dí­as despuíés del cierre de las urnas.

Pero la situación económica ha agudizado la fragmentación polí­tica que comenzó en las elecciones de hace cinco años. Por un lado, conservadores y liberales sufren el desgaste del poder al haber aplicado duras medidas de austeridad para reducir el díéficit público. El Partido Laborista, a su vez, todaví­a es culpado en parte de la crisis financiera iniciada en 2008 cuando gobernaba bajo el liderazgo de Gordon Brown. Todo ello ha facilitado el ascenso de partidos alternativos como el SNP, UKIP y los Verdes.

Como consecuencia, las encuestas señalan que conservadores y laboristas apenas llegarán a los 280 parlamentarios cada uno, 70 por debajo de la mayorí­a. El habitual partido bisagra de los liberales perderí­a la mitad de sus diputados, enviando sólo entre 25 y 30 representantes a Westminster. La llave del poder podrí­a pasar al SNP, ya que las encuestas le otorgan una gran victoria en Escocia que le permitirá ganar de 40 a 50 escaños en los Comunes, frente a los 6 que tiene actualmente. UKIP y los Verdes lo tendrán difí­cil para conseguir más de cinco diputados al tener su creciente apoyo mucho más disperso que el SNP (de acuerdo al sistema electoral británico, sólo el candidato más votado en cada circunscripción va al Parlamento).

Con base en esas predicciones, «conservadores y laboristas no sólo se quedan lejos de la mayorí­a, sino que tambiíén puede ser insuficiente una coalición de dos partidos», opina Fabrice Montagne, analista de Barclays. «Los pequeños grupos parlamentarios serán cruciales en las negociaciones y la elevada probabilidad de un díébil Gobierno de coalición apunta a un frágil mandato que podrí­a llevar a nuevas elecciones».

Ni siquiera el procedimiento para elegir el inquilino de Downing Street está preparado para esa situación de incertidumbre. El primer ministro es elegido directamente por la Reina Isabel II, no por una votación en el Parlamento. Tampoco hay plazos para su decisión. Habitualmente, el monarca sólo tiene que señalar con el dedo al lí­der del partido con más diputados, en cuanto se conocen los resultados. Pero en el escenario posterior al 7 de mayo que plantean los sondeos, la Reina Isabel II podrí­a verse en un aprieto al tener que designar primer ministro sin tener claro su apoyo entre los 650 miembros de la Cámara de los Comunes.

Según George Buckley, economista de Deutsche Bank en Londres, la Reina tendrá que bendecir una entre nueve posibles combinaciones de Gobierno, que van desde la poco probable mayorí­a absoluta de algún partido hasta una «gran coalición» de conservadores y laboristas. En su opinión, la opción más probable es que los laboristas de Ed Miliband se alí­en con los nacionalistas escoceses.

Esta unión serí­a «el peor escenario para los mercados», según Luke Newman, gestor de fondos en Henderson Global Investors. Dos peligros ven los inversores en la alianza laborista-escocesa. El primero es un fin a las polí­ticas de austeridad, lo que elevarí­a un díéficit público que todaví­a representa el 5% del PIB británico. El segundo es que el SNP podrí­a reclamar un nuevo referíéndum de independencia en Escocia, tras el de 2014, reabriendo el riesgo de una ruptura de Reino Unido. Según los analistas de Deutsche y HSBC, la prima de riesgo de los bonos públicos británicos subirí­a como respuesta a esta coalición.

Un Gobierno laborista, en solitario o con otros partidos, tambiíén serí­a negativo en Bolsa para bancos y empresas de transporte y energí­a, ya que Miliband ha anunciado medidas para introducir más competencia y reducir tarifas en esos mercados.

Pese a que muchas encuestas dan a los laboristas una pequeña ventaja, Goldman Sachs cree que la victoria final será para los conservadores, aunque sin llegar a la mayorí­a. Según su analista Kevin Daly, los tories subirán en la recta final de la campaña por la recuperación económica de Reino Unido y por la atracción de simpatizantes de UKIP que se inclinarán en el último momento por el «voto útil». De confirmarse esa remontada, Cameron podrí­a reeditar la alianza con los liberales, o apoyarse en UKIP y el Partido Unionista de Irlanda del Norte.

Algunos expertos polí­ticos creen extraño que Cameron no tenga una posición más sólida en los sondeos, cuando el PIB británico creció un 2,4% en 2014 y el paro en el paí­s no llega al 7% de la población activa. Pero Luke Newman explica que «mucha gente no percibe la recuperación económica porque los salarios han bajado en tíérminos reales y el crecimiento está centrado en Londres y en sectores como el financiero y la construcción».

Una victoria conservadora no está exenta de riesgos para los inversores. Si permanece en Downing Street, el actual primer ministro Cameron ha prometido celebrar en 2017 un referíéndum para decidir si Reino Unido sigue en la Unión Europea (UE). En opinión del equipo de análisis del banco japoníés Nomura en Londres, «ese refíérendum serí­a un acontecimiento para el mercado mucho más importante que la votación en Escocia». HSBC cree que la incertidumbre sobre el futuro del paí­s en la UE pesarí­a sobre la libra en el mercado de divisas y sobre el sector financiero en Bolsa.

Según resume George Buckley, «para los inversores, ninguno de los posibles resultados de las próximas elecciones parece bueno y todos tienen sus riesgos». Sin embargo, la libra sigue muy fuerte frente al euro (se ha revalorizado un 8% frente al euro en tres meses) y la Bolsa de Londres bordea sus máximos históricos. Newman anticipa que «los mercados no entrarán en pánico hasta el último momento antes de las elecciones, lo que ofrece ahora una oportunidad para hacer dinero».


Un sistema en entredicho por el fin del bipartidismo
Los 650 miembros de la Cámara de los Comunes no son elegidos proporcionalmente en función del apoyo popular a cada partido en Reino Unido. A Westminster va el candidato más votado en cada circunscripción, lo que beneficia a las grandes formaciones nacionales y a las que son muy fuertes en una zona determinada del paí­s. Luke Newman, de Henderson Global Investors, indica que «el modelo no es justo, pero se aceptaba porque permití­a crear Gobiernos fuertes con mayorí­as absolutas, capaces de tomar decisiones y actuar con firmeza». La caí­da de conservadores y laboristas, que en 1945 sumaban el 97% del voto y ahora apenas llegan al 65%, hace que el sistema electoral siga sin ser justo y ahora tampoco permite constituir Gobiernos fuertes.

No sólo el sistema electoral está obsoleto por el fin del bipartidismo. La disposición de los Comunes, con dos filas de bancos enfrentadas, tampoco está preparada para un modelo con cinco o seis partidos influyentes. Los polí­ticos y las cadenas televisivas tampoco se ponen de acuerdo sobre cuántos lí­deres incluir en los debates de la campaña. Y el papel de la Reina al elegir primer ministro parece desproporcionado cuando no hay mayorí­as.

Roberto Casado