Las seis principales constructoras españolas ya ingresan el 77% fuera de España. Todas profundizarán en las mejoras de sus ratios de deuda y liquidez.
Aunque la economía de la Unión Europea (UE) por fin parece levantarse y mira al futuro con optimismo, las perspectivas para el conjunto de los 28 es que tan sólo sostendrán el 10% del crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) mundial en los próximos 20 años. El 90 por ciento restante se registrará por tanto fuera del Viejo Continente. En este escenario, las empresas europeas están obligadas más que nunca a salir al exterior.
Tendrán, al fin y al cabo, que profundizar aún más en la internacionalización a la que muchas han agarrado sus resultados durante la crisis. Las grandes constructoras son el más claro exponente de esta situación, obligadas por el parón fulminante de la obra pública y del inmobiliario, más acusado en España que en ningún otro de los principales países de la UE.
Europa aún tendrá que desarrollar infraestructuras -y rehabilitar y mantener las ya existentes-, pero sin duda el foco lo acapararán otros países con ingentes planes de inversión como Estados Unidos, Australia, Míéxico, Chile o Colombia. ACS, Ferrovial, OHL, Acciona, FCC y Sacyr ya han aterrizado en estos países y en otros que proyectan suculentas oportunidades,como Singapur, Indonesia, India, Canadá, Sudáfrica, China o Corea del Sur.
Las mayores inversiones en infraestructuras las acaparará Estados Unidos, que estima que serán necesarios nada menos que 3,1 trillones de euros hasta 2019 y Australia 520.000 millones . En estos dos países, que figuran con letras mayúsculas en los planes de expansión de varias de las principales constructoras españolas, paso a paso van adentrándose y su posicionamiento actual promete un papel destacado en el reparto del pastel. Allí ya se han librado luchas 'fratricidas' entre Acciona, ACS, OHL o Ferrovial en varios concursos en ciudades como Nueva York o Sidney y el mercado da por hecho que, como ha ocurrido siempre en Latinoamíérica, estas disputas se multiplicarán en los próximos años.
Las constructoras españolas pujan por obras en los cinco continentes de la mano habitualmente de socios locales que multiplican sus opciones. De hecho, su estrategia pasa en muchos casos por adquirir o aliarse con compañías 'autóctonas'. Así lo ha hecho recientemente Sacyr con Manhattan Construction para desembarcar en Estados Unidos y 'pescar' en el plan de Obama.
En Australia ACS, a travíés de Leighton, suma ya el 24 por ciento de sus ingresos. Pero el interíés en este mercado es mayúsculo para otras firmas como Acciona o Ferrovial, que está en estos momentos sondeando el mercado para comprar una empresa local, despuíés del frustrado intento de hacerse con Transfield Servicies, por la que ofreció casi 700 millones de euros.
Las seis grandes extienden sus tentáculos por todo el globo terráqueo y figuran entre las más importantes constructoras del mundo. No en vano, su cartera de obras internacionales ascendía al cierre de 2014 a 65.997 millones de euros, un 5 por ciento más que en 2013. Esta cifra supone que, en conjunto, tienen el 85 por ciento de su cartera de proyectos fuera de España, donde alcanzan los 11.736 millones (-11,1 por ciento). Sus ingresos superaron los 55.000 millones y el 77 por ciento ya procede del exterior.
Para facilitar su expasión, las constructoras están diversificando los modelos de financiación. Según explicó recientemente Luis Castilla, consejero delegado de Acciona Infraestructuras, están cobrando importancia las asociaciones público-privadas (PPPs), así como los bancos de desarrollo, las organizaciones multilaterales o los fondos de infraestructuras.
Liquidez y deuda
A la creciente internacionalización, las constructoras españolas unen una honda diversificación de negocio que ha convertido a varias de ellas en holdings empresariales con actividad en infraestructuras, construcción, concesiones, energía, medio ambiente, agua, ingeniería, servicios industriales o en el sector inmobiliario, otrora gran pata de sus cuentas y hoy arrinconado en sus balances. La senda prevista abundará en este camino.
Al margen de la actividad ordinaria, los mayores esfuerzos de las constructoras seguirán focalizados en obtener liquidez y mejorar los ratios de deuda. Las desinversiones han sido constantes en los últimos años, apremiadas por los vencimientos de millonarios príéstamos vinculados en ocasiones a aventuras alejadas del negocio tradicional (ACS en Iberdrola o Sacyr en Repsol). En 2014, las seis grandes acumulaban una deuda de 33.313 millones tras reducirla un 3,8 por ciento.
Javier Mesones