Con el Ibex instalado cómodamente en zona de máximos, sometido a las correcciones de rigor, el polvorín de Oriente Próximo ha vuelto a modificar, no sabemos aún en quíé grado, el panorama inversor. Arabia Saudí ha bombardeado esta noche posiciones de los rebeldes de Yemen, apoyado el reino petrolero por el resto de las naciones del Golfo Píérsico, y enfrentado a Irán, a quien acusa de estar detrás de los rebeldes del Yemen.
Nada que suela preocupar a los mercados, si no fuese porque entre las naciones implicadas (Arabia Saudí, Irán, Qatar, Kuwait, Bahrein, Emiratos y alguna otra) acaparan gran parte de la producción mundial y reservas de crudo. Además, el estrecho de Adíén, en el Sur de Yemen, es un cuello de botella para el transporte de hidrocarburos. El barril de Brent llegó a subir un 6% esta mañana, tocando los 60 dólares, antes de corregir levemente.
Las Bolsas cotizan a la baja este riesgo, si bien pagan en mayor medida la caída de Wall Street de ayer, jornada en la que a juzgar por los comentarios de los operadores los inversores se dieron cuenta de que el dólar fuerte puede jugar alguna mala pasada a las cuentas de las empresas estadounidenses. Este efecto ha aplacado las subidas registradas desde la reunión de la Fed de la semana pasada.
En Europa, así, los futuros apuntan a retrocesos, del orden del 0,2%. El mercado está pendiente, además de las evoluciones del petróleo y de Wall Street, de Grecia, cada vez más cerca de quedarse sin fondos para el día a día del Estado, sin que se aprecien avances en las presuntas negociaciones entre Atenas y Berlín, Fráncfort y Bruselas.
ADREES LATIF (REUTERS)