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Autor Tema: Al Gore, el profeta de la fatalidad, se ha vuelto optimista...  (Leído 112 veces)

OCIN

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Por...  John Schwartz



El exvicepresidente de los EU es un ambientalista de cepa. Ganó un í“scar por en la pelí­cula “An Inconvenient Truth” que habla sobre el calentamiento global y actualmente está dedicado a informar sobre las consecuencias y su optimismo le apuesta a las energí­as renovables.

Al Gore quiere argumentar sobre los telíéfonos celulares y tiene una serie de diapositivas útiles en su computadora portátil. “¿Quiere verlas?”, pregunta, dándole vuelta a la MacBook.

“No son dos horas; no se preocupe”.

Gore sabe que es el tipo de las transparencias, el hombre que habla del ambiente hasta que ya no es posible recordar el color del cielo. Hace mucho que domina los gestos autodespectivos que dejan saber que sabe lo que uno está pensando. Y, despuíés, de todas formas, muestra las transparencias.

Ellas le han servido mucho a quien fuera vicepresidente de Estados Unidos, casi presidente, activista ambientalista y ahora exitoso inversionista ecológico.

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Su presentación de diapositivas sobre la amenaza del cambio climático, que aparece en la pelí­cula “An Inconvenient Truth”, ganó un premio de la academia. Sus esfuerzos por difundir el calentamiento global hicieron que ganara, junto con el Panel Intergubernamental de Naciones Unidas para el Cambio Climático, un Premio Nobel de la Paz. El suyo fue un desesperado llamado a la acción ardua y difí­cil.

En el último año, no obstante, el profeta de la fatalidad se ha convertido mucho más en uno de la posibilidad; incluso, quizá, hasta se ha vuelto optimista. Todaví­a objeto de escarnio por parte de la derecha polí­tica, Gore ha visto que aumenta el apoyo a sus puntos de vista dentro de la comunidad empresarial: se está disparando la inversión en fuentes de energí­a renovable, como la eólica y la solar, a medida que caen los costos. Tambiíén para eso tiene diapositivas.

SU APUESTA: LA GENERACIí“N DE ENERGíA AMIGABLE

Expertos pronosticaron en el 2000 que la energí­a generada con viento en todo el mundo llegarí­a a los 30 gigavatios; para el 2010, ya eran 200 gigavatios, y el año pasado, casi 370. Se pronosticó en el 2002 que la instalación de energí­a solar agregarí­a un nuevo gigavatio de capacidad en el 2010. La capacidad adicional resultó ser 17 veces la del 2010 y 48 veces la del año pasado.

“Creo que la mayorí­a de las personas se han sorprendido, hasta impactado, por lo rápido que ha bajado el costo”, dice Gore en su oficina en el edificio ambientalmente amigable, en el próspero barrio Green Hills, en Nashville.

En hora y media, proporciona una serie interminable de hechos y tendencias de todo el mundo. Cada minuto en Bangladíés, se colocan paneles solares en el techo de dos casas más. La compañí­a paraestatal de servicios públicos en Dubái aceptó la licitación para una planta de energí­a solar con un costo por kilovatio-hora de menos de seis centavos de dólar.

“wow”, dice, con los ojos bien abiertos. “Eso pone a todos de cabeza”.

Todo esto significa, añade, que se pueden mitigar los peores efectos del cambio climático.

“Tenemos mucho trabajo que hacer”, dice. “Vamos a ganar íésta”.

Hace una pausa y repite, para darle efecto, en parte como predicador y en parte charla TED. “Vamos a ganar íésta. La única pregunta es cuánto tiempo se va a llevar”.

Gore sigue corriendo la voz. El mes pasado, al final de una charla optimista sobre el cambio climático en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el cantante Pharrell Williams y íél anunciaron que el concierto Live Earth se realizará en los siete continentes el 18 de junio. Incluirá un momento en el que “literalmente, vamos a armonizar a toda la humanidad al mismo tiempo”.

CAPACITANDO AL MUNDO

Entre tanto, Gore continuará con su freníético horario de programas de capacitación por todo el mundo. Se ha reunido con grupos grandes en Australia, Indonesia, Brasil, India y otras partes para presentar versiones locales de su presentación de diapositivas sobre el cambio climático. A su vez, quienes asisten hacen la presentación ante sus compatriotas, corriendo la voz en forma muchí­simo más extensa de lo que se hizo con el documental.

“El trabajo de los capacitandos no es el tipo de cosa que se vea en primera plana en los periódicos, pero llega a redes de colegas y amistades en la forma más poderosa”, dijo Don Henry, un profesor en el Instituto de la Sociedad Sustentable Australiana de Melbourne y exjefe de la Fundación Australiana de Conservación.

“Esas personas andan cambiando al mundo”. Este íéxito tambiíén ha sido tema de alaridos de quienes encuentran muchas cosas por las que tenerle aversión a Gore.

Sus viejos enemigos apuntan con avidez hacia íél cuando surge su nombre. El senador republicano por Oklahoma, James M. Inhofe, quien ha dicho que el cambio climático es “el mayor engaño”, encabeza ahora el Comitíé del Ambiente y las Obras Pública del Senado de Estados Unidos. Cuando se le preguntó su punto de vista sobre Gore, lanzó una prolongada diatriba en contra de “la campaña alarmista” del ex vicepresidente.

Por medio de una vocera, dijo, en parte, que “la inmensa riqueza de Al Gore se debe, en gran medida, a su desvergonzada y su incesante promoción de la plataforma liberal del calentamiento mundial”. Agregó que las polí­ticas federales sobre el clima que apoya Gore “llenarí­an a sus negocios de grandes sumas de dólares de los contribuyentes y lo establecerí­an para convertirse en el primer multimillonario climático”. Inhofe tambiíén se refirió al cuestionamiento que le hizo a Gore en el 2007 para que redujera la huella de carbono en su mansión en Nashville y en sus extensos viajes.

Cuando a Gore se le pregunta si responderá a los comentarios de Inhofe, dice que es un “hombre amable”. Cuando se le leen las primeras palabras, suelta una risita y se tensa su sonrisa. Al finalizar la declaración, suspira y dice: “¿Por dónde empezar?”.

Exhala. “Yo no soy el defensor más poderoso de resolver la crisis climática, sino la madre naturaleza”, dice. “La realidad de la crisis climática es abrumadora, y más y más personas lo ven y lo sienten cada dí­a”.

En cuanto al reto del senador, Gore dice que no recuerda ese intercambio, pero describe formas en las que ha reducido el impacto ambiental en su casa. Le compra la electricidad a una compañí­a que la genera con fuentes eólicas y solares, y tiene 32 paneles solares en su casa, así­ como ventanas aislantes y bombillas LED. Hay 10 pozos geotíérmicos subterráneos bajo el camino que lleva a la casa. “Yo sí­ hago lo que predico y no solo hablo y hablo”, dice.

¿Participar en la economí­a ecológica es un conflicto de intereses? “creo que tener una perspectiva congruente con mi activismo y la forma en la que invierto es una forma sana de vivir”, dice. Gran parte de lo que gana, incluidos el salario en las primeras etapas de su trabajo en inversiones como socio en Kleiner Perkins, así­ como el dinero del Premio Nobel, son para su organización de defensorí­a, Climate Reality Project.

“Cuando era más joven nunca imaginíé que esto se convertirí­a en el principal centro de mi vida”, comenta. “Pero una vez que tomas este reto, no puedes dejarlo. Yo no puedo. No quiero”.


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 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...