El Gobierno griego se está preparando para dar el dramático paso de declarar un default o impago, a no ser que pueda alcanzar un acuerdo con sus acreedores internacionales a finales de abril. Sin embargo, el Gobierno niega que se estíé preparando para este escenario.
El Gobierno, que se está quedando sin fondos para pagar los salarios del sector público y las pensiones, ha decidido que retendrá 2.500 millones de euros en pagos al Fondo Monetario Internacional en mayo y junio si no se alcanza un acuerdo. "Hemos llegado al final del camino… si los europeos no desbloquean los fondos del rescate, no hay alternativa", señala un miembro del Ejecutivo en declaraciones a Financial Times.
No obstante, el propio Gobierno griego ha negado esta posibilidad. A travíés de un comunicado emitido este lunes, la oficina del primer ministro heleno, Alexis Tsipras ha señalado que "las negociaciones están avanzando con rapidez hacia una solución mutuamente beneficiosa". "Lo que parece molestar es que el Gobierno griego está determinado a poner fin a las políticas de austeridad", critica la nota.
La suspensión de pagos por parte de Grecia supondría una situación sin precedentes dentro de la zona euro. En caso de que se llegara a esta situación, se produciría cinco años despuíés de que el país recibiera el primer programa de rescate.
La advertencia de un impago inminente podría ser una táctica de negociación, y responderá al propósito del Gobierno de conseguir las condiciones más flexibles posibles por parte de los acreedores. Sin embargo, sí es cierto que Grecia se enfrenta a serios problemas de liquidez.
El default es una posibilidad para otros gobiernos europeos que, irritados por lo que consideran como tácticas no profesionales de negociación y la retórica de confrontación del Ejecutivo heleno, tambiíén han comenzado a elaborar planes de contingencia.
A corto plazo, el impago llevaría a la suspensión de la asistencia de liquidez (emergency liquidity assistance o ELA) del Banco Central Europeo al sector financiero griego, el cierre de los bancos del país, controles de capital y un aumento de la inestabilidad económica.
CONTINíšAN LAS NEGOCIACIONES
El viernes, se dio a Grecia un plazo de seis días para elaborar un plan de reformas de cara a la próxima reunión del Eurogrupo, compuesto por los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro, programado para el 24 de abril. Esas reformas son la condición para que los acreedores desbloqueen el siguiente tramo del programa de rescate.
Desde el año 2010, Grecia ha recibido dos programas de rescate por un importe total de 240.000 millones de euros. El segundo programa fue prolongado durante cuatro meses más el pasado mes de febrero por parte de las instituciones acreedoras, antes troika: el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE).
El jueves, Grecia abonó al FMI 450 millones de euros, pero tiene que hacer frente a más vencimientos en las siguientes semanas y meses. En este entorno, los economistas están preocupados de que el país no sea capaz de hacer frente a estos pagos.
Bolsamania