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Autor Tema: España tendrá que pagar a precio de oro la deuda para financiar el plan de resca  (Leído 645 veces)

Orpheo

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Eduardo Segovia.- - 16/10/2008
Una vez aprobados los dos planes de rescate de la banca de Josíé Luis Rodrí­guez Zapatero y conseguido el apoyo condicionado de Mariano Rajoy, ahora la gran pregunta es cómo se va a pagar esta ronda. Es decir, de dónde va a salir la financiación para los 30.000 (o 50.000) millones destinados a comprar bonos de los bancos y los 100.000 millones destinados a avalarlos. La teorí­a es que se hará mediante emisiones de deuda pública, pero esa deuda puede salirnos muy cara ante el aluvión de emisiones que se avecina en todo el mundo para financiar los planes de rescate de los diferentes paí­ses. Y eso, si no perdemos el rating de triple A del que disfruta España por culpa de este aumento de la deuda y del explosivo crecimiento del díéficit público.


La idea del Gobierno es financiar este fondo mediante emisiones de deuda, algo que aprovecha que los inversores sólo quieren bonos del Estado en un momento de total desconfianza como el actual, que España tiene margen para aumentar su endeudamiento (el ratio de deuda sobre PIB pasará del 38,8% al 41,8% con el plan) y que tiene calificación de triple A, luego el coste de esa financiación no deberí­a ser muy elevado. Con ese dinero, el Gobierno comprará la deuda de los bancos, que son doble A como mucho: luego el precio de esa deuda es más barato. O visto a la inversa, la rentabilidad que el Tesoro cobrará de esos bonos es más alta de la que pagará por la suya. Ahí­ hay un spread (diferencial) que ya se embolsa el Estado y reduce el coste del plan para el ciudadano.


Pero para que eso se cumpla, hay que dar por hecho que va a haber suficiente demanda de deuda pública de España para colocar esos 30.000 millones, algo que no se puede dar ni mucho menos por seguro dada la desconfianza generalizada de los inversores extranjeros en nuestra economí­a y nuestro sector financiero (en especial las cajas de ahorros), como ya ha demostrado el rechazo reciente a alguna colocación con aval del Estado. Dicha desconfianza no es la mejor situación de partida para competir con las emisiones de cientos de miles de millones que van a realizar simultáneamente Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Francia, etc. y que van a rivalizar directamente con la deuda española por atraer a los inversores internacionales... en un momento en que cunde las desconfianza y mucha gente prefiere olvidarse de cualquier inversión y meter el dinero debajo del colchón.

Así­ las cosas, para poder colocar esa deuda, nuestro Gobierno va a tener que pagarla a precio de oro, es decir, con unos intereses muy superiores a los que ofrecen las emisiones actuales. Algo que preocupa al PP, que ha solicitado al Ejecutivo "evitar el riesgo de aumento del coste de financiación para toda la sociedad española" y que se frene automáticamente la emisión de nueva deuda "en el momento en que el coste sea inasumible". Ese momento no está definido exactamente, pero los populares lo ligan a la evolución del diferencial con Alemania -tradicional medida de la prima de riesgo de España-, que en septiembre rompió la barrera de 0,50 puntos, el nivel más alto desde el nacimiento del euro.

Y eso, sin contar con que las emisiones de deuda pueden ser mucho mayores que los 30.000-50.000 millones del plan para financiar un díéficit público que se está disparando y que puede ir mucho más lejos a la vista de la gravedad que empieza a exhibir ya la recesión española. Los Presupuestos Generales del Estado contemplan una previsión de díéficit público del 1,9% del PIB en 2009, pero servicios de estudios como el de La Caixa lo elevan hasta el 2,5% y algunos expertos creen que se acercará mucho al tope del 3% impuesto en el Pacto de Estabilidad.Con un PIB de en torno a un billón de euros, eso supone entre 20.000 y 30.000 millones más que habrá que financiar con deuda.

Todos los paí­ses tienen que pagar más

No se trata de un problema exclusivo de España. El Wall Street Journal alerta de que todos los paí­ses que se han embarcado en rescates bancarios pueden sufrir una subida del coste de la deuda y una rebaja de su rating -algo que se lleva rumoreando varios meses en el caso español-, lo cual a su vez provocarí­a un mayor rechazo de los inversores privados y agravarí­a la recesión económica. "No puedes emitir esta cantidad de deuda en un corto espacio de tiempo sin tener que pagar más por ella", sentencia Stuart Thomson, economista de Resolution Asset Management.

A juicio de este diario, el impacto dependerá de si los planes tienen íéxito y los bancos lo hacen bien -en cuyo caso se cumplirá la teorí­a y los contribuyentes acabarán ganado dinero- o de si la banca sufre mayores píérdidas y eso obliga a los Gobiernos a hacer efectivas las garantí­as (los avales de hasta 100.000 millones en el caso español). "Es increí­blemente arriesgado, porque nadie sabe realmente las píérdidas que estos bancos van a tener", opina Simon Johnson, profesor del MIT y ex economista jefe del FMI.

¿Quiíén puede comprar tanta deuda?


Luego está el problema de quiíén va a comprar esta deuda. Los grandes inversores institucionales del mundo son los propios bancos que tienen que ser rescatados, luego no están en condiciones de comprar esas cantidades de deuda pública, y menos en un contexto de carencia de liquidez para hacer frente a sus propios vencimientos de deuda. Eso deja dos alternativas. Por un lado, los inversores privados, lo cual supondrí­a la paradoja de que el ahorro privado se usa para salvar esos propios ahorros depositados en los bancos. El problema es la desconfianza actual y el rechazo a cualquier inversión, incluso la deuda pública más allá de los paí­ses percibidos como más sólidos (España no es uno de ellos) y de los plazos más cortos.

La otra alternativa es la de los fondos soberanos, ya saben, los fondos estatales de inversión de los paí­ses exportadores con grandes superávits -como China- o productores de petróleo. Estos fondos están escaldados por las fuertes píérdidas sufridas en sus inversiones en la banca norteamericana, y eso hace que sean proclives a activos más seguros como la deuda pública. Ahora bien, su capacidad inversora ya no es tan grande con la crisis económica y el desplome del barril. Y además, pueden crear un problema polí­tico a los paí­ses occidentales, porque controlarí­an sus finanzas


En individuos, la locura es rara; en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla", Nietzsche.