The Associated Press
El primer ministro británico, David Cameron, y su principal rival están de acuerdo en una cosa antes de las elecciones generales del 7 de mayo en Gran Bretaña: Los votantes deben elegir al próximo líder en basándose en la salud de la economía.
La duda es si el paciente está recuperándose o sigue con soporte vital tras una crisis financiera global.
Tras cinco años de recortes presupuestarios, Cameron se centra en las cifras generales. La inflación es baja, la tasa de empleo alta y la economía está creciendo a la tasa más alta entre las grandes naciones industrializadas. Los conservadores necesitan cinco años más para consolidar sus avances y asegurar que los beneficios llegan a todos, asegura el premier.
El Partido Laborista de la oposición insta a los votantes a mirar más allá de los titulares. Los ingresos reales están por debajo de los niveles anteriores a la crisis, las cifras de empleo están infladas por trabajos de baja cualificación y la red de seguridad que protege a los más pobres de la sociedad quedó destrozada, apuntó el líder laborista, Ed Miliband. El uso de los bancos de alimentos se ha disparado al tiempo que lo hacía la inseguridad económica durante el gobierno de Cameron.
Aunque los políticos cruzan el país prometiendo controlar la inmigración, proteger el Servicio Nacional de Salud, construir viviendas y mejorar la educación, la elección se reduce a una simple pregunta: ¿Trazó el gobierno liderado por los conservadores el camino correcto en la peor recesión desde la díécada de 1930?
"Se trata de austeridad y globalización", dijo John Curtice, profesor de política en la Universidad de of Strathclyde. "Se trata quizás especialmente de las consecuencias de la austeridad en el contexto de un mundo globalizado".
Si bien las dos formaciones prometer seguir bajando el díéficit presupuestario, que se disparó durante la crisis financiera, los conservadores optan por reducir el gasto mientras que laboristas señalan que harán menos recortes compensándolo con una subida de impuestos a los ricos.
Ben Page, de la encuestadora IPSOS-Mori, dijo que la gente no se centra en los aspectos concretos de la reducción del díéficit. Buscan a alguien en quien confiar — para decidir si es el más adecuado para sacar Gran Bretaña adelante partiendo de la recuperación más díébil desde la Segunda Guerra Mundial.
"Los votantes elegirán entre los conservadores, que son vistos como un poco mezquinos pero eficientes, y el Partido Laborista, que es más solidario pero posiblemente menos competente", dijo Page sobre las percepciones.
Para complicar esta ecuación está el auge de los partidos pequeños, que podría obligar a Cameron o Miliband a formar una coalición de gobierno que los arrastraría hacia los extremos económicos.
El Partido de la Independencia de derecha promete abandonar la Unión Europea y terminar con el impuesto de sucesiones. En el otro extremo de la balanza, los izquierdistas Partido Nacionalista Escocíés, Verdes y los nacionalistas galeses de Plaid Cymru se oponen a los recortes presupuestarios.
El partido Demócrata Liberal, actual socio de gobierno de Cameron, se posiciona como la alternativa moderada, argumentando que suavizaría la austeridad de un segundo gobierno liderado por los Conservadores e impondría disciplina económica en una coalición liderada por Laboristas.
Aunque Cameron ha conseguido dar la vuelta a la economía, ha tenido menos íéxito a la hora de cambiar la percepción de su partido entre los votantes no comprometidos, según Michael Ashcroft, encuestador y ex vicepresidente del Partido Conservador. Cada vez más votantes ven a los laboristas como el partido que está "del lado de gente como yo", apuntó en un informe el mes pasado.
Miliband hizo hincapiíé en estas diferencias en la presentación del programa electoral del Partido Laborista.
"Los conservadores quieren hacerles creer que los bajos salaries son necesarios para que Gran Bretaña tenga íéxito", dijo. "Amigos, esto no es así. Los bajos salaries y la inseguridad nos impiden tener íéxito. Frenan a nuestra clase trabajadora y frenan a nuestro país".
Al día siguiente, Cameron prometió que los buenos tiempos están justo a la vuelta de la esquina.
"Hemos puesto a nuestro país en tierra firme", proclamó. "Pero díéjenme decirles: Los próximos cinco años son mucho, mucho más importantes. Los próximos cinco años van a transformar las buenas noticias en nuestra economía en una vida mejor para ustedes y sus familias".
Hasta ahora Cameron ha tenido problemas para convencer a los votantes de que esto es una posibilidad real, dado que los salarios están casi un 10% por debajo que los de antes de la crisis y los periódicos están llenos de noticias sobre ricos y empresas internacionales que evaden impuestos.
Por el contrario, los números de los laboristas en las encuestas crecieron luego de que Miliband prometiese eliminar un vacío legal que permite que personas con residencia permanente en el extranjero puedan recortar los impuestos que pagan en el país, aunque algunos economistas dicen que esta iniciativa podría recudir los ingresos del Tesoro.
Page dijo que los laboristas "podrían ganar no porque sean brillantes en el manejo de la economía, sino porque se considera que están haciendo lo que es justo".
Complicando el panorama, algunos economistas advierten que las grandes cifras de los titulares económicos podrían no ser tan buenas como parecen.
Aunque Gran Bretaña tiene una posición financiera más fuerte hoy en día que en 2010, cuando Cameron llegó al poder, la recuperación ha sido díébil por un bajo crecimiento de la producción y los salarios más bajos, según Erik Nielsen, economista de UniCredit. Apuntó que la economía británica creció más rápido que la de otros países europeos básicamente porque ha aplazado muchos de los recortes de gastos necesarios para controlar su díéficit presupuestario.