Grecia afronta el próximo viernes un primer pago al FMI de 300 millones de euros, preludio de otros tres a lo largo del mes de junio por un total de 1.200 millones de euros. Atenas parece incapaz de afrontar esos vencimientos sin ayuda de sus socios de la zona euro. Pero las negociaciones sobre los recortes y ajustes a cambio de los príéstamos llevan semanas estancadas por las discrepancias sobre la reforma de las pensiones, la reforma laboral y el ajuste presupuestario.
Merkel aprovechó ayer la presencia en Berlín del presidente francíés, Franí§ois Hollande y del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para tomar cartas en la negociación. A última hora del lunes, acudieron tambiíén a la reunión de Berlín el presidente del BCE, Mario Draghi, y el la directora gerente del FMI, Christine Lagarde.
Los cinco líderes intentaban cerrar una posición común que supere las diferencias surgidas en las últimas semanas entre los miembros de la troika (CE, BCE y FMI) y que permita presentar un ultimátum, que fuentes europeas califican de "oferta" al gobierno de Alexis Tsipras.
El paquete de ayuda puede consistir en 18.200 millones de euros pendientes de desembolsar del rescate actual, sumando aportaciones del FMI, del fondo de rescate y de la recapitalización bancaria. Merkel tiene prisa por llegar a un acuerdo antes del G-7 de la semana que viene, así que Tsipras tiene poco tiempo para reaccionar.
El primer ministro griego no fue convocado a la reunión, a diferencia de los encuentros multilaterales al máximo nivel celebrados desde que Tsipras ganó las elecciones en Grecia el pasado 25 de enero. La nueva configuración denota la impaciencia de ambas partes ante la proximidad de unos vencimientos que podrían condenar a Atenas a la bancarrota.
En las últimas semanas, la Comisión Europea ha intentado acercar posiciones con Atenas, con una oferta que suavizaría el ajuste presupuestario exigido a cambio de la liberación de fondo. Pero el FMI se ha negado a aceptar esa propuesta y exige garantías sobre la sostenibilidad de la deuda griega o que la zona euro acepte una reestructuración.
Berlín se ha negado a seguir adelante sin la participación del FMI, lo que obliga, en principio, a alcanzar un acuerdo entre todas las partes. Un acuerdo político parcial permitiría, sin embargo, liberar parte de los 1.900 millones de euros de beneficio obtenidos por los bancos centrales de la zona euro con la compra de deuda griega, sin necesidad de que el FMI contribuya a esa entrega.
El rescate actual expira el 30 de junio.
Bernardo de Miguel