El fino hilo que mantenía las negociaciones entre la troika y Grecia se ha roto por la parte más delicada. El FMI ha abandonado Bruselas ante la falta de avances y ha advertido que las posiciones se encuentran todavía muy alejadas. La UE tambiíén ha advertido a Atenas que "el tiempo se agota" y que "no hay más tiempo para apuestas".
La suspensión de las negociaciones se ha anunciado poco antes de que los mercados cerraran una jornada de euforia ante la posibilidad de un inminente acuerdo. Los contactos al más alto nivel celebrados en Bruselas en las últimas 48 horas, aprovechando la cumbre de la UE con Latinoamíérica, habían alentando la esperanza de una solución en ciernes.
Pero el portavoz del FMI, Gerry Rice, ha anunciado por la tarde desde Washington que "hay diferencias muy grandes en las principales áreas y no ha habido avances para reducirlas". Como consecuencia, ha añadido, la delegación tíécnica del FMI que participa en las negociaciones ha decidido regresar a Washington.
La estampida del FMI parece denotar discrepancias con el resto de la Troika (Comisión Europea y BCE), pero, sobre todo, una gran distancia con las posiciones del gobierno griego de Alexis Tsipras. Durante los cinco meses de negociaciones, Atenas ha intentado librarse del FMI pero Berlín ha dejado claro que sin su participación no habrá más fondos del rescate.
Tsipras ha intentando hoy de nuevo estrechar lazos con el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker. Pero la reunión, celebrada tras la cumbre con Latinoamíérica, no ha producido resultados substanciales. La noche antes, una reunión de Tsipras con la canciller alemana Angela Merkel, y el presidente francíés, Franí§ois Hollande, produjo el mismo decepcionante resultado.
Tras la cumbre eurolatina, el presidente de la UE, el polaco Donald Tusk, ha advertido a Grecia que "me temo que se aproxima el día en que alguien va a decir que el juego se ha acabado". La amenaza de Tusk, la más directa lanzada hasta ahora desde Bruselas, indica la proximidad de un desenlace. Numerosas fuentes de uno y otro lado insisten en que todavía es posible alcanzar un acuerdo, que podría sellarse a nivel político en la reunión del Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro) del próximo día 18 en Luxemburgo, a la que tiene previsto asistir la directora-gerente del FMI, Christine Lagarde.
Pero nadie se atreve a descartar el cataclismo, que con toda probabilidad llegaría desencadenado por una decisión del BCE de cortar el cordón umbilical que alimenta a la banca griega. El temido presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, ha lanzado sus primeras advertencias. "El riesgo de insolvencia aumenta por momentos", señala el banquero central alemán. Fuentes financieras recuerdan que el BCE, por mandato, no puede suministrar liquidez a un banco insolvente, por lo que, llegado el caso, cerraría la línea de asistencia de emergencia que nutre ahora a las entidades griegas.
Para enturbiar aun más la situación, el Tribunal de Justicia europeo ha fallado a favor de que los inversores alemanes que no acudieron a la quita griega de 2012 puedan reclamar compensaciones por vía expeditiva. Y el Consejo de Estado griego anuló en la noche del miíércoles el recorte de pensiones aprobado por Atenas aquel año.
En definitiva, 48 horas que parecen anunciar la recta final en la crisis griega. Sólo falta saber cómo termina.
EFE