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Tailandia pugnó por convertirse en la base regional de manufactura para los mercados automotriz y electrónico de Japón, durante la síéptima cumbre de este país y los integrantes del Gran Mekong, que concluye hoy en Tokio.
Medios tailandeses cubren aquí una intervención del primer ministro de facto, Prayut Chen-ocha, en la que garantizó a la potencia económica asiática todo gíénero de garantías para sus inversiones.
En tíérminos parecidos se manifestaron gobernantes de los tambiíén ribereños del río Mekong Cambodia, Lao y Vietnam, donde los capitales nipones tienen una creciente presencia.
Estas cinco naciones representan un potencial mercado de 300 millones de personas, con crecimientos en conjunto del producto interior bruto de 664 mil millones de dólares.
Según Prayut, Tailandia está determinada a invertir en infraestructura de transportación para impulsar la conectividad interna y con los países vecinos, impulsando con eficiencia la conectividad mediante un programa de construcción de carreteras y líneas fíérreas.
Tambiíén hizo hincapiíé en fomentar zonas económicas especiales fronterizas y enfocarse en la colaboración con los restantes miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).
Junto al presidente de Myanmar, Thein Sein, y en presencia del primer ministro japoníés, Shinzo Abe, firmó un acuerdo para el dilatado proyecto en negociación de desarrollo de un puerto de aguas profundas en Dawei.