AFP
La actividad económica se contrajo durante el segundo trimestre en Japón, un revíés para el gobierno de Shinzo Abe quien, según los analistas, deberá ahora pisar el acelerador de las reformas.
Entre abril y junio de 2015, el Producto Interior Bruto (PIB) retrocedió un 0,4% respecto al primer trimestre, según cifras preliminares publicadas el lunes.
El consumo de los hogares, punto díébil de la economía nipona pese a representar alrededor del 60% del Producto Interior Bruto (PIB), cayó un 0,8% en este mismo período, tras subir un 0,4% durante los tres primeros meses del año.
Las inversiones no residenciales de las empresas bajaron por su parte un 0,1%, tras aumentar un 2,8% en el primer trimestre.
El comercio exterior tambiíén contribuyó negativamente a la evolución del PIB (-0,3 puntos), mientras que las exportaciones de la tercera economía mundial cayeron un 4,4%.
Los analistas consultados por el grupo de información económica Nikkei esperaban de media una contracción del PIB del 0,5% intertrimestral. En ritmo anualizado, el PIB cayó un 1,6%, si bien los analistas apostaban por un retroceso del 1,9%.
Aunque el dato es mejor de lo esperado, "no hay nada positivo en las cifras de hoy", estimó Hideo Kumano, del instituto de investigación Dai-ichi Life, citado por la agencia Bloomberg.
"El consumo fue muy bajo, al igual que las exportaciones, reflejo de una desaceleración en las economías emergentes, especialmente en China", añadió.
El archipiíélago nipón registra así su primer retroceso desde el tercer trimestre de 2014. Japón había caída entonces temporalmente en recesión, tras un aumento del IVA del 5% al 8% a principios de abril de 2014 que complicó la recuperación.
El país encontró rápidamente a continuación el camino del crecimiento, acelerando incluso el ritmo a principios de 2015 (+1,1% en el primer trimestre, según los datos revisados), pero el aníémico consumo de los hogares pone de relieve la frágil recuperación.
El primer ministro conservador Shinzo Abe intenta desde hace más de dos años relanzar la economía mediante una estrategia denominada "Abenomics" -estímulo fiscal, flexibilización monetaria y reformas estructurales-, pero sus esfuerzos tienen dificultades para dar frutos.
El gobierno del Banco Central de Japón (BoJ), Haruhiko Kuroda, cree que los malos datos registrados en primavera son "temporales" y aboga por un repunte durante el período julio/septiembre.
El ministro de Revitalización Económica, Akira Amari, expuso el lunes el mismo análisis, al evocar factores puntuales: una menor demanda de China y de Estados Unidos, el mal tiempo y un impuesto a los mini-vehículos que desalentó las compras.
Si la contracción se prolonga, el BoJ tendría complicado cumplir con su objetivo de alcanzar un 2% de inflación en 2016, advierten los economistas, que pronostican en su mayoría una expansión del programa de compra de activos de aquí a finales de año para impulsar la economía.
Asimismo, el ministro lanzó un nuevo llamamiento a las empresas, al estimar que el alza salarial no correspondía con el ríécord de beneficios obtenidos gracias a la debilidad del yen.
La depreciación de la divisa nipona, consecuencia indirecta de la flexibilización de la política monetaria, aparece como el principal íéxito del "Abenomics", junto a la subida de la bolsa de Tokio a su mejor nivel en 15 años.
El número de turistas tambiíén aumentó, pero "los beneficios económicos siguen siendo bajos", opina Marcel Thieliant, de Capital Economics.
"En su conjunto, las reformas han sido desiguales y no han logrado solucionar los principales problemas", lamenta el analista, para quien "el gobierno debe actuar urgentemente ante la rápida caída de la mano de obra y ante la relativamente baja productividad del país".
Los expertos urgen a Abe a acelerar el paso en el apartado de reformas estructurales: aumentar presencia de mujeres y migrantes trabajadores, actuar contra la rigidez del mercado laboral, modernizar la agricultura, desregular el sector servicios, etc.
Algunos temen que estas medidas impopulares se aplacen mucho más, máxime cuando la valoración del gobierno toca fondo en un contexto de preocupación sobre los proyectos de reforzar las prerrogativas del ejíército y de reactivar la energía nuclear.