EFE
La canciller alemana, Angela Merkel, partió hoy con varios de sus ministros hacia Brasil para entablar con la presidenta de este país, Dilma Rousseff, la que será la primera cumbre intergubernamental entre ambas potencias, europea y latinoamericana.
La abultada delegación del Gobierno -acompañan a la canciller ministros o secretarios de Estado de once ministerios- emprendió viaje a Brasil inmediatamente despuíés de cerrarse la sesión del Bundestag (Parlamento) que dio luz verde al tercer rescate a Grecia.
Merkel y su delegación asistirán este mismo miíércoles a una recepción en Brasilia ofrecida por Rousseff, mientras que la agenda oficial del jueves se abrirá para la canciller con un desayuno con destacados representantes de la industria alemana.
Ambas líderes presidirán despuíés las consultas bilaterales, de unas cinco horas de duración y centradas en aspectos como innovación, protección climática, biodiversidad, innovación, cooperación e intercambio cultural.
En la cumbre se espera se cierren proyectos medioambientales por unos 551 millones de euros, de los cuales el núcleo principal corresponderá a las energías renovables.
Alemania espera además de Brasil garantías de protección jurídica para las 1.400 empresas germanas que trabajan en el país, de las que dependen, según recordaron estos días fuentes gubernamentales, un cuarto de millón de puestos de trabajo.
El Ejecutivo de Merkel ha defendido la celebración de la cumbre, pese a las convulsiones que afronta Brasil, con el argumento de que las consultas fueron largamente planeadas y no están sujetas a "asuntos internos" que, además, Berlín rehúsa comentar.
Lo abultado de la delegación alemana refleja el grado de importancia que da Berlín a la relación con Brasil, su primer socio de la región y el único al que se eleva ahora al rango de preferente con estas consultas intergubernamentales.
Alemania mantiene este formato sólo con algunos países de la Unión Europea -Francia, España, Italia, Holanda y la vecina Polonia- y con aliados tradicionales como EE. UU. e Israel, así como China, India y Rusia, en ese caso suspendidas a raíz del conflicto ucraniano.
Que el estreno de la cumbre con Brasil se produzca en tiempos convulsos -escándalo de corrupción en Petrobras, marchas de protesta en más de 200 ciudades, el pasado domingo, y previsiones de contracción de la economía brasileña del 2 % este año- es, para Berlín, una suerte de contrariedad puntual.
Desde Berlín se ha evitado entrar en especulaciones acerca de un eventual un juicio político o proceso para destituir a Rousseff -es una presidenta reelegida y legitimada por las urnas, se recordó-.
El establecimiento de consultas intergubernamentales es algo que va más allá de las simpatías actuales que une a sus líderes y se plantean sobre bases de su solidez presente y futura, se insistió.
Los ministros que acompañan a Merkel son los de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier; Sanidad, Hermann Grí¶he; Medio Ambiente, Barbara Hendricks; Agricultura, Christian Schmidt; Transportes, Alexander Dobrindt, y Cooperación, Gerd Mí¼ller.
No estará en la delegación el vicecanciller, ministro de Economía y líder socialdemócrata, Sigmar Gabriel, pese al gran peso de lo económico en las relaciones bilaterales.
El monto global de las inversiones alemanas en Brasil se sitúa en 19.400 millones de euros, en lo que entran tanto los grandes consorcios del país como industrias medianas.
El volumen de exportaciones a Brasil fue en 2014 de 11.800 millones de euros -un aumento interanual del 1 %-, mientras que las importaciones se quedaron en 6.600 millones -una caída del 7 %-.
Será el cuarto viaje a Brasil como canciller de Merkel, tras los realizados en 2008 y 2014 -ese año, por partida doble e incluida la visita relámpago al Mundial de fútbol que ganó Alemania-.
Rousseff ha visitado reiteradamente la potencia europea, sea como presidenta o, antes, acompañando a Luiz Inácio Lula da Silva.