Europa y Asia unen sus fuerzas para reformar el sistema financiero
EFE - París -
La Unión Europea ha logrado hoy sumar a sus principales socios asiáticos a la cruzada que defiende desde que estalló la crisis crediticia en favor de una reforma sustancial de las reglas e instituciones financieras internacionales. La síéptima cumbre de líderes de Asia y Europa (ASEM) ha concluido hoy en Pekín con el compromiso de ambas partes de que cooperarán en la búsqueda de una "reforma global y efectiva de los sistemas financiero y monetario internacionales".
Europeos y asiáticos tambiíén han expresado su apoyo explícito a la celebración el 15 de noviembre en Washington de una cumbre internacional extraordinaria para abordar tanto la actual crisis como los principios de esa reforma y la estabilidad a largo plazo de la economía mundial.
En la rueda de prensa de clausura, el presidente de turno de la UE, el francíés Nicolas Sarkozy, ha asegurado que la cumbre de Washington "tomará decisiones concretas". "Todos han comprendido que no es posible que nos reunamos solamente para hablar", ha dicho.
China y los otros países asiáticos invitados a la reunión de Washington -Japón, Corea del Sur, la India e Indonesia- han confirmado que participarán en dicha reunión.
El primer ministro chino, Wen Jiabao, ha anunciado que la República Popular tomará parte "de manera activa" en los trabajos de lo que empieza a considerarse como "un nuevo Bretton Woods", la conferencia donde los Aliados, con la Segunda Guerra Mundial prácticamente ganada, sentaron en 1944 las bases del sistema actual.
"Discutiremos con los líderes mundiales sobre las medidas destinadas a afrontar la crisis financiera de una forma pragmática y cooperativa", ha asegurado el dirigente comunista.
Wen no ha aclarado si será íél o el presidente, Hu Jintao, quien acudirá finalmente a la cita en la capital estadounidense.
En su opinión, las medidas adoptadas por los países desarrollados para restablecer la confianza han sido adecuadas, "pero no suficientes".
Los participantes en la cumbre euro-asiática han reclamado un equilibrio más adecuado entre la innovación financiera y la regulación.
Según Wen, "necesitamos las innovaciones, pero hay que lograr un desarrollo sano de la economía virtual" para que no dañe a la economía real.
China se jactaba hasta hace poco de que su "apertura controlada" a los intercambios financieros le ha permitido escapar indemne del hundimiento provocado por las 'hipotecas basura', pero el primer ministro ha admitido hoy que la desaceleración mundial derivada de la crisis está teniendo ya impacto en el crecimiento del país.
Las medidas tomadas por Pekín para revitalizar la demanda interior son la mejor contribución que puede hacer la República Popular a la mejora de la economía mundial, ha dicho.
La cumbre de Washington estará organizada en torno al G-20, donde están representadas las siete economías más industrializadas del planeta (EEUU, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá) más Rusia, la presidencia de turno de la UE y los principales países emergentes: Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, Míéxico, Arabia Saudí, Sudáfrica, Corea del Sur y Turquía.
Los europeos incluyen en la agenda de la reforma cuestiones como la necesidad de una supervisión global de los mercados financieros, la revisión del papel del Fondo Monetario Internacional, la regulación de los fondos de alto riesgo y productos derivados o la remuneración de los altos ejecutivos.
Sarkozy tambiíén ha respondido a la pregunta de si el G-20 tratará de los tipos de cambio entre las monedas.
"Me parece imposible", ha afirmado, "que se evoquen las cuestiones fiscales y la crisis financiera y no se hable de las monedas, de la manera en que evolucionan unas respecto a otras".
El asunto es tanto más oportuno, ha señalado, cuanto que el yen japoníés acaba de apreciarse "un 11% en pocas horas".
Europeos y asiáticos tambiíén han expresado en Pekín, en una declaración separada, su compromiso común con el desarrollo sostenible.
Ambas partes han reafirmado la necesidad de un objetivo global a largo plazo para la reducción de emisiones, algo a lo que ya se han comprometido los europeos unilateralmente.
Pero la declaración común precisa que ese objetivo de reducción deberá tener en cuenta el principio de la "responsabilidad común pero diferenciada", las capacidades respectivas de cada parte, así como "las condiciones económicas y sociales y otros factores relevantes".