The Associated Press
Ismael Rodríguez mira hacia una plaza casi vacía desde el negocio de venta de ropa que abrió en 1960, el cual ahora está rodeado de locales vacíos con candados en las puertas en esta ciudad del noroeste de Puerto Rico.
"Junior: Dictador de la Moda" es el negocio más antiguo de Lares que sigue siendo administrado por sus dueños originales, algo notable en una ciudad que ha sido golpeada más que ninguna otra por la feroz crisis económica que padece esta isla.
"He visto la destrucción de un pueblo", declaró Rodríguez, de 67 años, mientras señalaba hacia la plaza. "Vea todos los comercios cerrados".
Lares es un símbolo del estancamiento económico que sufre Puerto Rico y sus residentes creen que el resto de la isla puede correr la misma suerte si no se supera pronto una crisis que ya lleva casi una díécada.
Esta ciudad de unos 30.000 habitantes ha perdido más residentes que ninguna otra municipalidad puertorriqueña en los últimos cuatro años y tiene la segunda tasa de desempleo más alta de la isla, 22%. En los últimos cinco años, más del 25% de los negocios han cerrado y más de un tercio de las fincas han ido a la quiebra. Numerosas familias han emigrado a Estados Unidos o se han ido a otras partes más prósperas de la isla.
Lares fue alguna vez un pujante centro agrícola, que cultivaba el 20% del cafíé producido en Puerto Rico y donde vivían los empleados de muchas fábricas de la costa noreste. Ha desempeñado un prominente papel en la historia isleña y es considerado la cuna del movimiento por la independencia. Aquí se conmemora anualmente un alzamiento de 1868 contra los españoles.
Era tambiíén un destino turístico que atraía a personas que deseaban comprar artesanías en un mercado al aire libre o comer helados en la Heladería Lares, la heladería más famosa de la isla. La heladería, que cerró sus puertas, ofrecía sabores exóticos, como plátano dulce, ajo y bacalao. Era tan popular que el turismo bajó un 80% cuando cerró el negocio el año pasado.
La agricultura supo ser el motor económico de Lares, generando excedentes de cafíé, plátanos, naranjas y bananos gracias a las entre 25 y 40 bolsas de fertilizantes gratis que repartía el gobierno a cada agricultor. Pero a medida que las finanzas del gobierno empeoraron, el gobierno optó por entregar 45 dólares a los granjeros, que alcanzan para una sola bolsa de fertilizante, según el alcalde Roberto Pagán.
"¿Cómo da eso para trabajar?", preguntó el funcionario, quien dijo que quedan menos de 1.000 fincas comparado con las 1.500 de antaño.
A medida que se contrae la economía de Puerto Rico, desaparecen los puestos de trabajo. Cientos de fábricas se han ido de la isla o han reducido sustancialmente sus operaciones. Entre los afectados figura la planta Eagle Industries, que produce uniformes para la policía y el ejíército de Estados Unidos. Sigue empleando unas 300 personas, pero Pagán dijo que la empresa a veces cierra por hasta dos meses debido a las fluctuaciones económicas.
Los negocios que siguen abiertos enfrentan dificultades porque tienen cada vez menos clientes ya que la gente se ajusta el cinturón.
"Hace diez años, o más, vendía miles de dólares al día", cuenta Rodríguez. "Ahora tal vez vendo unos 100 dólares".
Junto con los puestos de trabajo y las fincas, tambiíén se va la gente.
Casi 2.000 personas se han ido de Lares en los últimos cuatro años y otras 4.000 partieron entre el 2000 y el 2010. En los barrios se multiplican los carteles anunciando la venta de casas. Se calcula que en total se fueron 144.000 personas de Puerto Rico entre el 2010 y el 2013, y más de 64.000 partieron el año pasado, en el íéxodo más grande en díécadas. Una tercera parte de las personas nacidas en Puerto Rico viven ahora en Estados Unidos.
"Cada día perdemos más clientes", se lamentó Edilberto Rodríguez, propietario de El Deportivo en el centro de Lares. "Llegan y se despiden, diciendo que se van a Estados Unidos, que no hay trabajo".
Entre ellos figura Angela Matías, de 20 años. Las autoridades locales la pusieron en contacto con una firma de Estados Unidos que pagó por su pasaje y el primer mes de alquiler para que trabajase de mucama en hoteles de Louisiana. Más de una docena de jóvenes de Lares siguieron el mismo camino.
"Imagínese, uno sin tener nada aquí y que te ofrezcan todo allá", expresó Matías, quien estaba en Lares visitando a la familia. "Me voy porque no hay nada, no hay nada".
La merma en la población se refleja en las canchas públicas de básquet de Lares.
Josíé Píérez, de 20 años, dijo que íél y un amigo tenían que esperar hasta tres horas para poder jugar un partido. Ahora tambiíén deben esperar, pero porque no hay suficiente gente.
"í‰ramos solo cuatro el otro día. No podíamos jugar", indicó.
Pagán afirmó que Lares sale adelante gracias a fondos que aportó el gobierno de Estados Unidos para la construcción de un parque, la renovación de viviendas y un programa para asistir a la creciente población anciana, que ha subido casi un 10% en los últimos cuatro años.
"Si no fuera por la ayuda del gobierno federal, esto sería un caos", manifestó el alcalde, agregando que, no obstante, esos fondos son limitados y que las autoridades municipales se han visto obligadas a veces a recoger la basura y pintar las áreas de recreación públicas.
A pesar de todo, algunos propietarios de comercios como Rodríguez están decididos a capear el temporal.
"No lo voy a quitar (al negocio) hasta que se caiga Puerto Rico", sostuvo. "Son 55 años de mi corazón, mi familia, de mi alma".
Pero al ver las calles vacías, admitió: "Las compras (ventas) han mermado. Este último año...".
Con los ojos levemente aguados, miró hacia el piso y se quedó en silencio.