Por... Gregorio Belaunde
Luego de haber visto la perspectiva de las empresas no financieras así como la gestión del riesgo socio-ambiental por ellas, veamos en quíé medida este riesgo es un componente importante en el análisis del riesgo país. Los enfoques varían según se trate del inversionista o del banquero que le presta, o del país donde se invierte.
El enfoque de los inversionistas y de los banqueros
Ya hemos adelantado una noción de cómo lo pueden ver los bancos. Para ellos, cuando no están basados en el país de destino del príéstamo, la perspectiva es relativamente simple: de manera general tienen límites país que de todas maneras condicionarán los príéstamos que hagan.
Algunos son más sofisticados, y tendrán políticas de priorización muy claras al interior de los límites fijados. Y justamente el riesgo socio-ambiental puede tener un impacto en esa priorización, haciendo que prefieran no utilizar esos límites para críéditos a actividades fuertemente expuestas al riesgo socio ambiental. Incluso pueden ir más lejos. Si un país les parece demasiado expuesto a dicho riesgo, pueden preferir tener límites relativamente bajos sobre ese país, independientemente de las notas que les pongan las clasificadoras internacionales.
En cuanto a las empresas inversionistas (me refiero aquí únicamente a los que invierten a largo plazo en los proyectos mismos, no a los que sólo son “inversionistas de portafolioâ€), su grado de aceptación o de aversión al riesgo va a estar muy influenciado por el rubro de actividad en el que se encuentran. Por ejemplo, es conocido que las grandes empresas mineras, petroleras y gasíferas, que por definición manejan una cartera de inversiones en dichas actividades extractivas aceptan un nivel de riesgo relativamente más elevado; la naturaleza misma de su actividad, que incluye a la exploración y explotación de yacimientos, hace que están dispuestos a trabajar en países “muy difícilesâ€, por razones de rentabilidad mayor de los proyectos. Y saben que están tomando un riesgo socio-ambiental. Pero aún así, hay límites a su “apetito por riesgoâ€: si hay demasiados conflictos socio-ambientales en un país, aún cuando no ha sido directamente afectado, un grupo puede decidir que es mejor no invertir en dicho país.
En cambio los grupos industriales lo pensarán dos veces antes de invertir en un país considerado difícil en general, independientemente de si está muy expuesto al riesgo socio-ambiental o no. En general preferirán poner la planta industrial prevista en un país más fácil, tomando en cuenta numerosos factores o variables. Ello no quiere decir que el riesgo socio-ambiental no sea un factor considerado: puede ser un agravante que puede llevar a la decisión de no invertir en un país.
Suerte en sus vidas...