Hay gentes que tienen un don para elucubrar juntando elementos de la realidad y por eso suenan verosímiles. Este tipo es un portento, su narración es extraordinaria. En tiempos de cambios siempre aparece este tipo de gente, en realidad siempre están ahí, sólo que en momentos de incertidumbre les hacemos más caso. En USA hay gente que lleva años preparándose para la tercera guerra mundial, más o menos desde la segunda. 60 años suspirando por el Apocalipsis. Que el caos fuera a venir por el pico del petróleo, la invasión extraterrestre o la crisis financiera es lo de menos, lo importante es el deseo. Y el miedo, claro.
Son chaladuras interesantes porque están magníficamente construidas. Y por eso no hay que tomarlos a broma, porque la capacidad de seducción de su relato es tan grande que puede atraer a muchas personas y así hacer que se cumpla. Al fin y al cabo los humanos no somos tan diferentes a los lemmings y sus suicidios masivos. Una vez que activan nuestros miedos somos muy manejables. Pero este tipo con su moneda de disney y su aspecto tipo Hommer parece más un showman que un iluminado. Un showman que está utilizando el mismo míétodo que Orson Welles con su experimento radiofónico para conseguir clientela. Eso sí, es un magnífico guionista.
Vivimos en un mundo en el que la manipulación y el conductismo están al orden del día, pero aún así, nadie tiene la capacidad de dirigir el mundo como presupone este tipo. Esas conspiraciones omnipotentes que están en la base de todos estos relatos y por lo que son tan reconocibles, son imposibles. Aunque por alguna extraña razón tendemos a construirlas. Para muchos, Dios es algo así.
A mí me ha encantado su historia.
Un saludo