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Autoridades alemanas desmintieron la intención de crear un nuevo impuesto europeo destinado a financiar la gestión de la crisis migratoria.
Los rumores al respecto indicaron conversaciones del gobierno germano con la Comisión Europea para esos fines.
El vocero de Berlín, Steffen Seibert, significó que no quieren aumentar los impuestos en Alemania, ni crear un gravamen a nivel de la Unión Europea sobre ese tema, ya de por sí sumamente delicado.
Sin embargo, esta semana, en el marco de la asamblea general del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, Berlín y Bruselas plantearon informalmente aumentar los recursos del presupuesto europeo con un impuesto especial.
Dicho gravamen podría ser una tasa suplementaria sobre los carburantes o el IVA, afirmó la prensa germana.
Ese sistema sería similar al Soli-Zuschlag (impuesto de solidaridad) que los alemanes del Oeste pagaron durante un tiempo despuíés de la reunificación de Alemania en 1990.
Las sumas recaudadas con el impuesto podrían ser redistribuidas a países como España, Italia, Bulgaria o Grecia para fortalecer la seguridad de las fronteras.
Mientras, muchas voces señalan que el centro de los debates debería estar en la ayuda a las familias que escapan de los conflictos.