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El gobierno brasileño anunciará hoy un importante recorte de gastos que afectará los recursos disponibles para desembolsos hasta el final de este año con miras a equilibrar sus cuentas públicas y evitar anomalías en las finanzas.
La decisión de eliminar 10 mil 700 millones de reales (dos mil 800 millones de dólares) del presupuesto fue acordada el viernes último por la presidenta Dilma Rousseff, ante la demora del Congreso de aprobar una propuesta de nueva meta fiscal por un valor de 119 mil millones de reales (31 mil 300 millones de dólares) para 2015.
El ministro de Hacienda, Joaquim Levy, destacó que con esta acción se busca impedir irregularidades en el cierre de las cuentas de 2015 por el hecho de que el legislativo no aprobó el cambio de la meta fiscal, el cual prevíé un superávit de 1,1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
El corte, considerado como temporal, implicará un bloqueo de los pagos de servicios, de telíéfono, agua y electricidad, de viajes, pasajes de avión, hospedaje y de becas en Brasil y en el exterior, entre otras, señaló Levy.
La expectativa del gobierno es que la propuesta de meta fiscal sea aprobada por los parlamentarios en las próximas dos semanas, lo cual permitiría a la administración la anulación inmediata de esa medida, aseveró.
Previo a este anuncio, el ministro de Planificación, Nelson Barbosa, se reunió la víspera a puertas cerradas con su equipo tíécnico para discutir los detalles de esta decisión de Rousseff.
Analistas económicos señalaron que esta medida causará una parálisis de la maquinaría pública en el caso que el Congreso demore en autorizar la propuesta de meta fiscal.
Las dificultades económicas y la baja recaudación de recursos llevaron al ejecutivo a cambiar su propuesta inicial de superávit primario, por un valor 55 mil millones de reales (unos 14 mil 500 millones de dólares) y prever ahora un díéficit primario de 51 mil 800 millones de reales (13 mil 600 millones de dólares), el cual deberá ser aprobado por el Congreso.