EL JUEGO DE LAS ENTIDADES DEL OTRO LADO
Salvador Freixedo
Otra de las ayudas que tenemos para que no nos engañen es la frase de Cristo: “Por lo frutos los conoceríéisâ€. Si, a la larga, los frutos son buenos, se podría decir que estamos siendo ayudados por un ser bueno. No cabe duda que aunque los seres negativos son mucho más activos, existen buenos “espíritus†que nos pueden ayudar.
Debo decir que hay muchos casos de ayudas que comenzaron bien y se mantuvieron siempre provechosas para el que las recibía. Pero insisto en que hay muchos ejemplos de ayudas que comenzaron bien y terminaron mal, porque eran solo una manera de ganar la confianza del humano, para obtener algún beneficio o exigirle algo a cambio. De modo que hay que estar muy atentos y desconfiar, dígalo quien lo diga, de todo aquello que procede de otra dimensión, máxime si atenta contra el sentido común.
Síé que esto no suele gustar a los contactados –sean de tipo espiritista, extraterrestre o guía espiritual— que mantienen comunicación con alguna entidad, o a los discípulos de estos sintonizados. Admito que esto no guste, y no es nuevo para mí. Llevo encontrándome con este problema desde que empecíé a estudiar el tema. Recuerdo allá por los años setenta y pico y ochenta, cuando empecíé a decir que había que tener cuidado, que en el fenómeno ovni no era oro todo lo que relucía y que la mayoría de los contactados solían acabar mal –hay excepciones, pero tenemos que basarnos en lo general—, o que no se debía jugar con la oui-ja ni hacer “channeling†invocando, muchos se me echaron encima y me tildaron de negativo. Sin embargo, pasado el tiempo se ha podido comprobar que no iba muy desencaminado, y otros empezaron a decirlo.
Suelo decir que en los cincuenta años que llevo dedicado a la investigación de esta temática, he conocido a cuanto ser raro hay; he participado en sesiones espiritistas, en llamadas a extraterrestres y he visto toda suerte de “milagrosâ€. Síé que quienes los practicaban, lo hacían porque estaban protegidos o tutelados por algunos de estos dioses. Sin embargo, eso no me ha hecho entregarme a ellos, sino verlo con la perspectiva de observador. Gracias a eso he podido mantener la mente clara. La persona involucrada se “contamina†y es inevitable que pierda la perspectiva y, por tanto, el poder juzgar con objetividad.
En cualquier caso, estas son mis ideas, que vengo defendiendo desde hace años. Y como siempre digo, si a alguien le vienen bien, estupendo; y si no, que cada cual siga con las suyas, pues en las cosas del espíritu no podemos hablar de verdades absolutas.