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Autor Tema: Cambio climático: el camino a recorrer tras la Cumbre de Parí­s...  (Leído 140 veces)

OCIN

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Por...  Amy Goodman



El 12 de diciembre, casi 200 paí­ses aprobaron el llamado “Acuerdo de Parí­s”. Este documento de 32 páginas de extensión detalla minuciosamente el nuevo plan oficial de la humanidad para hacer frente a la crisis que supone el cambio climático. Las negociaciones para llegar al acuerdo se llevaron a cabo en un complejo fuertemente protegido ubicado en la zona parisina de Le Bourget. En virtud del “estado de emergencia” declarado tras los atentados terroristas que el 13 de noviembre provocaron la muerte de 130 personas en Parí­s, en todo el territorio francíés estaban prohibidas las manifestaciones. Pese a ello, hubo activistas que no acataron la prohibición, tambiíén en virtud de un “estado de emergencia”, frase con la que describen la situación del clima del planeta. Durante las dos semanas de la Cumbre de Naciones Unidas sobre Cambio Climático se llevaron a cabo manifestaciones, por momentos violentamente reprimidas por la policí­a, en las que personas de todo el mundo pidieron un tratado justo, ambicioso y vinculante a fin de evitar las peores consecuencias del cambio climático.
 
Dos dí­as despuíés del tíérmino de las negociaciones, el periodista británico George Monbiot sostuvo en Democracy Now!: “Lo que veo es un acuerdo sin plazos ni objetivos, con vagas y leves aspiraciones. Veo muchas palmadas en la espalda, mucha auto-felicitación, pero veo muy poco en tíérminos del contenido real que se requiere para evitar el colapso de clima”.
 
La postura de George Monbiot es opuesta a la de muchas personas comprometidas con la causa ambiental, quienes consideran el resultado de las negociaciones como un avance positivo. Michael Brune, director ejecutivo de Sierra Club, dijo: “Casi todos los paí­ses del mundo se comprometieron ya sea a reducir su propio nivel de emisiones de carbono o a poner un tope al aumento de sus emisiones. Hubo tambiíén un reconocimiento explí­cito de que aquello a lo cual se comprometieron no es suficiente y por tanto se estableció un proceso para evaluar el grado de avance que se alcanza y comprometerse entonces a efectuar mayores reducciones de forma ininterrumpida en los años siguientes”.
 
La cumbre comenzó con el mayor encuentro de jefes de estado de la historia. El Dr. Hoesung Lee, presidente del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglíés), organización de casi 2.000 cientí­ficos que publica el consenso de la comunidad cientí­fica mundial sobre el cambio climático, se dirigió a los lí­deres y enunció: “El clima ya está cambiando y sabemos que ello se debe a la actividad humana. De continuar de esta manera, nos arriesgamos a enfrentar impactos cada vez más graves e irreversibles: aumento del nivel del mar, sequí­as e inundaciones cada vez peores, escasez de agua y alimentos, aumento de los flujos de inmigración y refugiados a causa del clima, para mencionar solamente algunos”. En casi todos los rincones del planeta, las conclusiones de la ciencia que estudia el clima se aceptan como un hecho. Estados Unidos, principal paí­s contaminante en la historia y sede de algunas de las compañí­as de extracción de combustibles fósiles más poderosas y polí­ticamente influyentes a nivel mundial, es el único lugar donde se da críédito a quienes niegan el cambio climático.
 
Los especialistas en clima del IPCC proporcionaron distintos escenarios posibles frente al calentamiento global en los que describen de quíé manera podrí­a ser el mundo si el planeta alcanzara una serie de distintas temperaturas. Ya nos encontramos 1° Celsius por encima de la temperatura promedio de la era preindustrial y enfrentamos impactos devastadores. El principio rector del Acuerdo de Parí­s es la promesa de mantener “el aumento de la temperatura promedio del mundo muy por debajo de los 2° Celsius (lo que equivale a 3,6° F) en relación a los niveles preindustriales y desarrollar esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5° Celsius (o 2,7º F) por encima de los niveles preindustriales”.
 
Esta diferencia, en apariencia pequeña, resulta de suma importancia. Con una rápida descarbonización de la economí­a mundial, con un rápido pasaje a energí­as renovables no contaminantes podrí­amos limitar el aumento de la temperatura a 1,5° Celsius. En ese escenario, los pequeños paí­ses insulares podrí­an sobrevivir al aumento del nivel del mar que se prevíé. Con un aumento de 2° Celsius, el hielo polar se derrite, el agua se calienta y por tanto se expande y el nivel del mar se incrementa 91 cm. Varios pequeños paí­ses insulares, como Maldivas o las Islas Marshall quedarí­an completamente sumergidos y desaparecerí­an. El objetivo de limitar el aumento de temperatura a un grado y medio por encima del nivel de la era pre-industrial se incluyó en el Acuerdo de Parí­s, pero como destaca George Monbiot: “Es como si se hubieran permitido adoptar 1,5° Celsius como objetivo al que aspirar ahora que esa meta ya es casi imposible de alcanzar”.
 
La periodista y activista Naomi Klein habló tambiíén sobre el acuerdo. Klein sostuvo: “Pasará por encima de los lí­mites cruciales establecidos por los cientí­ficos y pasará tambiíén por encima de los lí­mites de la equidad. Sabemos, haciendo cálculos y sumando los objetivos que las principales economí­as presentaron en Parí­s, que esos objetivos nos llevan a un futuro muy peligroso. Nos llevan a un futuro con un calentamiento de 3 a 4 grados Celsius”.
 
Asad Rehman, de Amigos de la Tierra, describió el lí­mite de la equidad del que hablaba Naomi Klein: “Se trata de dar apoyo a los más vulnerables, las personas más pobres, que son quienes ya están perdiendo sus vidas y medios de sustento y que son quienes van a enfrentarse a impactos climáticos cada vez peores, principalmente por responsabilidad de los paí­ses ricos y desarrollados que han crecido y se han enriquecido gracias a la contaminación con carbono”. En el Acuerdo de Parí­s, a este apoyo se le llama “Píérdidas y daños”, que en los hechos significa un sistema de compensaciones de í­ndole financiera por parte de los paí­ses ricos a los paí­ses pobres que sufren los graves impactos del cambio climático. Rehman agregó: “Los paí­ses ricos responsables de esta crisis pretenden ahora trasladar la carga de la responsabilidad de los ricos a los pobres. Mi gente habla del legado de Obama en lo que refiere al cambio climático. Desafortunadamente, el legado que dejará en este sentido es un cáliz de veneno para los pobres, al hacerles pagar realmente los impactos del cambio climático”.
 
Una amplia coalición de organizaciones de acción contra el cambio climático prometieron un agresivo año de acciones directas orientadas a precipitar el fin de la era de los combustibles fósiles. Como me dijo Kumi Naidoo, de Greenpeace: “La mayorí­a de los que formamos parte de las organizaciones de la sociedad civil, nunca hablamos del ‘camino hacia Parí­s’, siempre hablamos del 'camino que pasa por Parí­s'.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...