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El reto del Banco Central Europeo (BCE) es respaldar la recuperación económica de la eurozona, respondió el titular de la institución, Mario Draghi, frente a diversas críticas por la política monetaria expansiva del ente.
Según reconoció, los bajos tipos de interíés y las medidas "no convencionales" aplicadas por el Banco son vistas "como motivo de preocupación", dentro del propio escenario regional.
El tipo de interíés de referencia del euro permanece en el mínimo histórico del 0,05 por ciento, y existe la percepción de que esta medida "castiga de forma injusta a los ahorradores", admitió.
No obstante, Draghi consideró que esa política "está estimulando la economía, especialmente la demanda de bienes duraderos como los coches; esto respalda la recuperación, impulsa los ingresos y en último lugar llevará a la normalización más rápidamente", opinó.
El banquero tambiíén rechazó críticas sobre supuestas presiones del Banco a gobiernos de la eurozona con vistas a nuevas reformas estructurales: "No es el papel del BCE utilizar su política monetaria para obligar a los gobiernos a hacer reformas", contestó.
A juicio de Draghi los responsables políticos "necesitan trabajar para construir la confianza", si se quiere una recuperación fuerte, "necesitamos que la política fiscal trabaje junto, y no en contra de la política monetaria", comentó.
La inflación excesivamente baja daña a los consumidores y erosiona la credibilidad del BCE, admitió el funcionario.
Cumplir nuestros objetivos está relacionado con nuestra credibilidad, "el banco central establece un objetivo, no puede simplemente cambiarlo cuando no se cumple", expresó.
El BCE sugirió la semana pasada la posibilidad de aplicar más alivios monetarios en marzo, para hacer frente al bajo desempeño económico de la zona, aunque la inflación se mantiene estancada cerca de cero, muy por debajo de la meta del banco de alrededor del dos por ciento.