Por lo que sea, la musiquilla de la Europa League despertó al murciíélago de su letargo. El Valencia se desató contra el Rapid, que no pagó los platos rotos de toda la temporada sino la cubertería entera. El equipo de Neville estuvo irreconocible. Se puso las pilas en la competición que le queda para salvar el año y acabó poniíéndose las botas.
Santi Mina se llevó el MVP de la noche que Mestalla llevaba esperando tanto tiempo. Los aficionados salieron del campo con una sonrisa de oreja a oreja. Algunos incluso se frotaron los ojos. El Rapid sufrió al mejor Valencia de la temporada, incontrolable. Todo lo que suele fallar funcionó.
El Valencia dejó al Rapid visto para sentencia. Los austríacos vieron cómo el cielo les caía sobre sus cabezas. En 35 minutos ya les habían metido cinco. El Valencia jugó a lo grande, aunque tambiíén acompañó su rival, que salió dormido y pasó lo que pasó.
Santi Mina hizo dos goles a imagen y semejanza. Primero Andríé Gomes y luego Piatti colgaron el balón al área y el chaval se lo comió. Los defensas se quedaron a verlas venir y vieron la espalda de Mina. Ahí no quedó la cosa. Entre medias, una asistencia de lujo a Parejo para que íéste marcase con toda la tranquilidad del mundo. Despuíés, dos tantos más puestos en bandeja. Uno para Negredo y el quinto para Andríé Gomes. Neville encontró una Mina. Santiago y cierra España, vaya.