Por... Isaac Katz
La semana pasada el Secretario de Hacienda y el Gobernador del Banco de Míéxico hicieron dos importantes anuncios de política económica. Por la parte fiscal se anunció un recorte de 132 mil millones de pesos al gasto público (32 mil en el gobierno federal y 100 mil en Pemex). En materia de política monetaria y cambiaria se anunció un incremento de 50 puntos base en la tasa de interíés de fondeo para situarla en 3,75% y, por otra parte, la suspensión de las subastas de dólares con precio mínimo. Algunos comentarios al respecto.
Primero, lo relativo a la política monetaria. La depreciación que ha tenido en los últimos meses el tipo de cambio podría empezar a reflejarse en mayores presiones inflacionarias. La decisión de aumentar la tasa de fondeo busca, por una parte, hacer más atractivos los instrumentos de deuda denominados en pesos e inducir una entrada de capitales que se traduzca en una apreciación del tipo de cambio y, por otra, aminorar las presiones internas de demanda agregada sobre los precios. Por otra parte, la decisión de suspender las subastas de dólares tiene todo sentido ya que era un mecanismo que inducía "atacar" a las reservas internacionales, aun cuando no había un objetivo explícito del nivel del tipo de cambio.
Y ahora lo fiscal. La caída en los ingresos petroleros (tanto por una menor producción de petróleo como por la disminución de su precio) tienen un impacto significativo sobre las finanzas públicas. Aunque para el gobierno federal los ingresos derivados de la producción y exportación de petróleo están garantizados para este año por las coberturas, íéstas ya no podrán ser contratadas para el próximo año y de ahí el ajuste "preventivo" del gasto con miras al presupuesto de 2017. Hasta ahí bien, pero no suficiente. El gobierno anunció que el presupuesto de este año se haría con "base cero", lo cual claramente no se hizo. El gobierno sigue gastando una inmensa cantidad de recursos en programas con rentabilidad social negativa, en subsidios regresivos y en mantener una burocracia excesiva. Dado el apretón de ingresos fiscales para el año que viene, es imperativo que ahora sí se haga una profunda evaluación de cada rubro de gasto y aumentar la eficiencia y eficacia del mismo.
En cuanto a Pemex, vivieron en una fiesta imposible de seguir financiando dada la caída de los ingresos. Un notable aumento de empleados administrativos con sueldos reales cada vez mayores, crecientes prebendas a los empleados sindicalizados, corrupción, el creciente pasivo laboral y más, lo llevaron a la quiebra tíécnica (el valor de las reservas de petróleo no pueden ser contabilizas como un activo porque le pertenecen a la Nación, no a Pemex). Por otra parte los miles de millones de dólares que Pemex ha invertido han tenido una rentabilidad negativa: la producción sigue cayendo, la reposición de reservas tambiíén sigue disminuyendo y en el área industrial (refinación y petroquímica) las píérdidas son cada vez mayores.
Pemex requiere una cirugía mayor: eliminar una enorme cantidad de puestos administrativos, hacer más eficiente el proceso de adquisiciones y de prestación de servicios privados a la empresa, atacar de raíz la corrupción y eliminar todos aquellos programas de inversión no rentables. Las resistencias al cambio son fuertes pero no hay de otra, hay que hacerlo.
Finalmente, y regresando al tema de los ingresos públicos. í‰stos siguen siendo estructuralmente díébiles. Sin coberturas, además del ajuste requerido del gasto, es indispensable fortalecer los ingresos y aquí no hay de otra que homogeneizar el Impuesto al Valor Agregado (IVA). No hacerlo nos podría poner en una situación fiscal insostenible.
Suerte en sus vidas...