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Autor Tema: La Ira y la Impaciencia.  (Leído 1680 veces)

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La Ira y la Impaciencia.
« en: Noviembre 09, 2008, 10:56:04 pm »
La Ira y la Impaciencia.

La ira y la impaciencia, habitualmente van unidas, podrí­amos decir que la ira es el producto de una impaciencia descontrolada y llevada al lí­mite. Como fue la de Lucifer que consideraba que el proceso de evolución del universo, era demasiado lento.

“Lucifer, sostení­a que gastaba demasiado tiempo y energí­a en el esquema de capacitar en forma tan completa a los mortales ascendentes, sobre los principios de la administración del universo” todo lo que hizo fue para apresurar los planes de Dios y al no conseguirlo, su impaciencia se fue transformando en la ira que lo llevó a la rebelión.

La ira y la impaciencia no sólo son dañinas para los que deben soportar sus consecuencias, sino que tambiíén son terriblemente perjudiciales para nosotros mismos, para nuestra propia evolución, pues a veces, por querer ir más rápido, tomamos atajos equivocados, que nos pueden sacar del verdadero Camino.


“Jamás en tu ascenso al Paraí­so, te ganarás nada intentando impacientemente eludir el designio divino establecido mediante atajos, invenciones personales u otros artificios para facilitar el avance en el camino de la perfección.”porque íél, es lento y requiere de constancia, perseverancia y experiencia personal.

La ira y la impaciencia tienen diferentes niveles o grados, siendo el más bajo el mal genio, pero no por eso menos dañino, ya que una persona mal humorada no sólo crea una desarmoní­a en el ambiente que la rodea, sino que es una auto agresión, que se verá reflejada en su salud, con la irritación de su colón y el aumento de su estríés.

El grado superlativo de la ira, es cuando convierte a la persona que la siente, en un verdadero animal, incapaz de razonar y que lo ciega a tal punto, que es totalmente incapaz de darse cuenta de las consecuencias de sus actos. “Como una ciudad derribada y sin muro, el hombre con rabia ya no tiene rienda. Cruel es la ira e impetuoso el furor. Los hombres iracundos levantan contiendas y los furiosos multiplican sus errores.”

La indignación, contrariamente a la ira, es un enojo controlado y justificado, ante una situación ignominiosa determinada. Es una reacción que demuestra que estamos vivos y que nos revelamos contra la injusticia, amenazas o abusos y tomamos acciones concretas para evitarlas, que fue por ejemplo, lo que Jesús hizo cuando expulsó a los mercaderes del templo.

“Esta limpieza del templo, revela la actitud del Maestro hacia la comercialización de las prácticas de la religión, así­ como tambiíén el hecho de que detestaba toda forma de injusticia y aprovechamiento a expensas de los pobres y de los ignorantes. Este episodio demuestra tambiíén, que Jesús no aprobaba la actitud de no emplear la fuerza, cuando se trata de proteger a la mayorí­a de un grupo humano, contra las prácticas injustas y esclavizantes de una minorí­a. No se debe permitir que los hombre astutos y malvados se organicen para la explotación y opresión de los que debido a su idealismo, no están dispuestos a recurrir a la fuerza para protegerse.”

No hay que confundir mansedumbre, con la debilidad de carácter. Se puede demostrar el enojo, y desaprobación, sin perder la paz interna, porque ser manso es tener el corazón limpio y ” la pureza espiritual, no es una cualidad negativa porque no contiene venganza”

“La fe espiritual, indomable y apasionada de Jesús, no rayó jamás en el fanatismo, porque su fe no llegó nunca a afectar su juicio intelectual equilibrado en cuanto a los valores.”

Los padres, para educar a nuestros hijos, más de una vez debemos demostrarles nuestro enojo, pero íél debe estar carente de rabia, de agresión tanto fí­sica como emocional y verbal. Para que la reprimenda tenga los efectos positivos deseados, debe ser racional y guiada por el amor. El enojo es algo muy diferente al mal humor. El castigo debe obedecer a la falta cometida, no a nuestro estado aní­mico.

En el enojo, hay auto control sobre la situación que nos molesta, en cambio en la ira, sólo es rabia desenfrenada. “La impaciencia es un veneno del espí­ritu, la ira es como una piedra arrojada a un nido de avispas.” Las consecuencias de la ira son impredecibles y por lo mismo, malignas.

No es saludable el reprimir nuestros enojos en forma constante, porque la acumulación de ellos, van generando la rabia. Como tan poco es conveniente, el tolerar el mal genio o el enfado gratuito de los otros, porque casi sin darnos cuenta se van juntando en nuestra mochila, hasta el momento que se rompen las costuras de la misma y explotamos por una niñerí­a.

“La ira, es una manifestación material que representa de manera general, nuestro fracaso de la parte espiritual en la tarea de ganar el control sobre la naturaleza intelectual y fí­sica.” obedece a un movimiento instintivo pasional, que ciega el intelecto y lo priva de toda objetividad.

La ira, habitualmente es producto del egocentrismo, la persona se siente tan importante, que cree que sólo ella es capaz de tener la razón y por lo mismo no duda en imponerla a cualquier precio, ignorando que ” la defensa argumentativa de cualquier posición es inversamente proporcional a la verdad que contiene.”

Quien tiene que gritar o demostrar su enojo para ser escuchado, es porque no tiene mayores argumentos para convencer. Imponerse por la fuerza, más que una victoria, es una derrota que demuestra el poco ascendente que tenemos en los otros, porque ” si amas a la gente, ellos se sentirán atraí­dos a ti y no tendrás dificultad alguna en atraerlos.”

Desgraciadamente, hoy en dí­a, tanto en el trabajo como en el hogar, hay una gran propensión al enojo y a la ira . Cada vez son menos los niveles de paciencia, tolerancia, empatí­a y reflexión, lo cual hace bastante más difí­cil la convivencia y la comprensión entre los seres humanos.

Sin embargo, es muy cierto que dos no pelean, si uno no quiere. El mejor escudo ante la ira ajena, es el silencio y la armoní­a. Silencio, porque el contestar a una persona iracunda, sólo se consigue aumentar su rabia, porque su estado, no le permite escuchar razones, por muy loables y certeras que ellas sean. Por eso, hay que dejar que pase la tormenta, que la ira del interlocutor se calme, para dar nuestro parecer, porque ” el que tarda en airarse es grande de entendimiento, mientras que el que es impaciente de espí­ritu, enaltece la necedad. La blanda respuesta quita la ira en cambio las palabras ásperas hacen subir el furor”

La armoní­a es una vibración maravillosa, porque al igual que la electricidad, no se ve, pero es capaz de iluminar cualquier oscuridad. Si nosotros, en vez de enganchar con la rabia del otro, nos ponemos un escudo reflectante de armoní­a, no solamente no recibiremos las consecuencias de la rabia ajena, sino que además haremos que ella se aminore y baje rápidamente de tono. “Cuando sopla el viento, oyes el murmullo de las hojas, pero no ves el viento, de donde viene y a donde va, así­ es todo aquel que nace del espí­ritu” y está lleno de armoní­a.

Pero la peor de todas las iras, es la que desarrollamos contra nosotros mismos, cuando nos enfrentamos ante el fracaso y la frustración, porque es una auto agresión infligida por nuestro ego, que nos impide cualquier crí­tica constructiva que nos ayude a reparar nuestros propios errores, entonces “la vida se convierte en una carga pesada, a menos que aprendamos a enfrentar los fracasos con entereza. Es un arte aceptar las derrotas y las almas nobles, siempre lo aprenden, Hay que saber como perder sin desanimarnos.”

“En este asunto de enfrentarse al fracaso y adaptarse a la derrota, es donde la visión de largo alcance de la religión, ejerce su mayor influencia. El fracaso es simplemente un episodio educacional, un experimento cultural en la adquisición de la sabidurí­a, en la experiencia del hombre que busca a Dios. Para esos hombres, la derrota no es sino un medio nuevo, para alcanzar niveles más altos de la realidad universal.” 1

“Dejad que vuestro corazón estíé tan dominado por el amor, que el espí­ritu guí­a, pueda con poca dificultad, libraros de la tendencia a dejaros llevar por esas explosiones de ira animal, que son inconsistentes con el estado de filiación divina.”

Basado en las enseñanzas del Libro de Urantia.



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Re: La Ira y la Impaciencia.
« Respuesta #1 en: Noviembre 09, 2008, 11:03:12 pm »
¿Cómo hace uno para tratar con la impaciencia?

En la impaciencia siempre hay un elemento de cólera. Cólera por esta realidad, porque es como es.

En cuanto reconoces la energí­a de la impaciencia como una forma de cólera, estás ahí­ a medio camino. Porque tú con frecuencia piensas que la impaciencia es muy virtuosa. Que tú solamente quieres que las cosas estíén mejor, y que por consiguiente sea respetable 'empujar' la realidad.

Pero esencialmente, tu impaciencia es una forma de cólera y en la cólera en realidad siempre hay incomprensión. No ser capaz de aceptar las cosas como son siempre puede hallarse que sea una consecuencia de no comprender por quíé las cosas son como son.

El primer paso para tratar con la impaciencia es realmente reconocer el núcleo de cólera, sentirlo.

Entonces puedes preguntarte: ¿por quíé estoy enfadado?

Frecuentemente, en esta cólera hay un miedo implí­cito de "que nunca más estará bien". En tu impaciencia tú dices: "es ahora o nunca". En el deseo de conseguirlo más rápidamente, siempre hay escondido un temor a que no suceda en otras circunstancias.

Este miedo se hará patente cuando tú te liberes de la cólera.

Existe una pieza de vací­o, de soledad en ti con la cual te estás confrontando cuando te liberas de la cólera. Hay una especie de 'agujero negro'. A eso es a lo que le tienes miedo. "Estoy enfadado con algo fuera de mí­ porque tengo miedo a algo dentro de mí­". Este es el por quíé de la cólera.

Cuando tú te liberas de la cólera, tienes que vivir con restricciones, con la imperfección de las cosas. La imperfección de como es esto. Aquí­ puedes encontrarte con tu propia soledad, o una sensación de vací­o y falta de sentido.

Esto puede parecer muy amenazador, pero si tú realmente lo aceptas, sin luchar más, puede aparecer en juego una energí­a completamente diferente. Es la energí­a del amor.

El amor es: vivir con la imperfección. Amar al otro con todas sus fallas, amar la realidad que te rodea con toda su imperfección.

Todos ustedes encuentran la invitación del amor en su camino.

El amor a menudo es tan diferente de lo que ustedes piensan que es.

El amor tambiíén significa: ser capaz de dejar a los otros a su suerte, porque ustedes saben que el proceso interior de crecimiento conoce su propia dinámica, su propio ritmo.

Esto es lo que realmente significa respetar a alguien. Dejar que íél o ella vayan 'con amor'.

Desde la perspectiva del amor, pueden incluso observar belleza en la dificultad por la que algún otro está pasando. Esta belleza puede ser percibida cuando ustedes realmente comprenden y respetan que todos estos pasos tienen que ser tomados, y que el alma los ha asumido para realmente vivir a travíés de esas dificultades, partes difí­ciles. A veces una y otra y otra vez.

¿Pueden observar a un ser querido cercano o lejano, revolcándose en la infelicidad, y pueden ser un espectador pasivo y mantener la fe en esa alma? Eso es amor. ¿Pueden ustedes quedarse sintiendo la naturaleza divina en el ser de esa persona, aun cuando íél mata, roba, y estafa? Eso es amor.

La irritación e infelicidad que ustedes regularmente sienten con las cosas que no están resueltas, no es amor. Es una reacción comprensible, pero eso no es amor.

¿Cómo hacer para tratar con la impaciencia? Permí­tanse sentir su tristeza causada por lo que no está completo. En cuanto a la solución que no está a la vista, debido a la imperfección. Permí­tanse sentirse triste por eso.



Tú nos hablas de que el motivo de la impaciencia, de esa cólera, es la soledad. Tú incluso hablas de un agujero negro. ¿Cuál es la raí­z de esto?

Dentro de todos ustedes existe ese agujero negro, del cual se echan atrás cuando ustedes se entregan a la impaciencia y a la cólera. Es un hoyo negro, un lugar vací­o donde todo se desmorona, es decir donde ustedes no se sienten conectados, sino solos y sin sentido.

La soledad, el abandono es un gran tema para todos ustedes y es debido al miedo a esto que ustedes a veces tambiíén están preocupados por el bienestar de otro o por el bienestar del mundo.

La raí­z de esta soledad o desolación ha sido parcialmente tratada laúltima vez - en la canalización "El dolor del nacimiento cósmico" (ver el sitio web). A la larga, su dolor está basado en la separación original del hogar, de la conciencia original, de Dios. Pero no iríé más lejos en esto - ha sido discutido en aquel texto.

En ti (al hacer esta pregunta) hay un particular miedo a estar en tu propia fuerza. Tan pronto como tú te liberes de la gran preocupación por los demás, y de la impaciencia que juega una parte en ti (especialmente con respecto a aquellos con los que sientes mucha empatí­a) tú sientes ese agujero negro. Pero al mismo tiempo, yace en eso una invitación a realmente ir y estar en tu propia fuerza, y a encontrar una gran satisfacción, la tuya. Hay en ti un recuerdo de una asociación entre dolor y estar parado sobre tu propio poder. Esa es la raí­z del problema para ti. Le temes a tu propia fuerza. Encontrar tu propio poder nuevamente es la clave para liberar la cólera y admitir la felicidad y la creatividad en tu
vida.

En el mundo míédico hay mucho conocimiento, mundial, que podrí­a ser útil a muchas personas, pero que no se pone en práctica debido a cuestiones de poder. Por ejemplo la plata y el oro coloidal, recursos simples pero muy poderosos. Todo gira alrededor del poder. Esto me pone muy triste y enojado. ¿Cómo puedo resolver esto?

Tú eres un ángel, agitando sus puños hacia el cielo. Porque tú estás tan enojado por todo lo que ves.

La luz del cielo brilla sobre todo y cada uno aquí­ en la tierra. Pero todo y cada uno tiene libre albedrí­o, y está involucrado en un proceso de desarrollo de la conciencia, que hace posible que haya un tremendo e injusto sufrimiento, frente a tus ojos.

El eslabón que necesitas en tu conciencia para llegar a una básica aceptación de esto, es una verdadera comprensión del libre albedrí­o.

El libre albedrí­o es algo asombroso. Supone que ustedes tienen la habilidad de llegar a estar completamente separados de Dios, del Hogar, de la fuente original. A raí­z de esta separación hay un profundo deseo de descubrir, de investigar, de crear. En la base de la oscuridad más profunda está la creatividad más profunda.

Querer investigar todo, incluyendo la profundidad más profunda, viene de un impulso creativo -divino-.


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Re: La Ira y la Impaciencia.
« Respuesta #2 en: Noviembre 09, 2008, 11:03:47 pm »
Cada alma individual tiene el derecho de nacimiento a investigar todo. Y en cada alma tambiíén está la motivación para conocer todos los extremos. No sólo desde la mente, sino especialmente desde la experiencia, desde el cuerpo fí­sico. Porque ¿de quíé otra forma pueden ustedes experimentar algo tan profundamente si no es siendo materia, si no es experimentándola fí­sicamente mientras su conciencia está velada y ustedes no tienen conocimiento de sus orí­genes?

Es un motivo que está presente en cada alma, un motivo al cual ustedes necesitan respetar.

Mí­rense a ustedes mismos y sientan por lo que ustedes han pasado y lo que han experimentado con eso. Vean cuántos desví­os han tenido en la mente, en el corazón y en el deseo. Y vean cuánta sabidurí­a y belleza, que antes no estaba ahí­, ha venido finalmente a existir en sus almas al tomar esos desví­os.

Porque ese viaje completo a travíés de los extremos de la dualidad no es por nada. Ha conducido a una creación interior que es tan rica que ustedes aún no han podido desentrañar lo que han logrado en este largo viaje.

Pueden ver a todo este proceso en el cual están la tierra y la humanidad, como un gran experimento de creatividad. Y el motivo detrás de este experimento es la alegrí­a de la creación, la alegrí­a de la experiencia.

Cuanto más se hunden en el plano material, más difí­cil es contactar esa alegrí­a y creación. Sentir eso al fin y al cabo, es la fuente de todo, de todo lo que ustedes experimentan en su realidad, del dolor y de la negatividad tambiíén. Al fin y al cabo, la alegrí­a de la creación es la base de todo.

¿Cómo pueden ustedes sentir eso? ¿Cómo pueden ustedes hacer contacto con esto?

Miren hacia arriba, no hacia abajo. Sientan la energí­a cósmica que es su hogar, y sientan que todas las cosas tienen significado, incluso en las horas más oscuras.

¿Pueden ustedes imaginar que todo lo que vive en la tierra crea su propia realidad? ¿Quíé todos los seres concientes han utilizado su libre albedrí­o para atraer hacia ellos una cierta realidad?

Si ustedes pueden realmente sentir que el libre albedrí­o es efectivo en todas las realidades, que es la propia creatividad de alguien lo que atrae hacia íél lo que sucede, entonces ustedes comprenden que no hay una fuerza externa que tenga poder sobre alguien. No existe poder fuera de ustedes que pueda impedirles ser quienes son, entrar en contacto nuevamente con el núcleo divino. No hay fuerza externa, en esencia, no hay ví­ctimas. Hay siempre libertad de elección.

Incluso los 'impotentes' tienen libertad de elección. Aquí­ tambiíén el tema es ser capaz de tener respeto por esas elecciones, sin importar cuán doloroso pueda ser.

Sin importar cuan inhumano podrá parecerles, quiero invitarlos a que disfruten la vida. A mimarse terriblemente. A darse todo lo que necesiten. Aquellas instituciones de poder míédico y todos los problemas que están asociados con ellos, no son su responsabilidad.

Ustedes tienen algo hermoso para compartir con esta realidad, pero eso no reside en su energí­a luchadora, está en quienes ustedes son. En la pureza de su ser.