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Autor Tema: Crecimiento agotador...  (Leído 112 veces)

OCIN

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Crecimiento agotador...
« en: Mayo 07, 2016, 09:51:39 am »
Por...  Macario Schettino



Macario Schettino señala las claves para lograr el camino hacia un crecimiento económico sólido.
 
El crecimiento económico, a veces llamado desarrollo, para darle cierta dimensión social, se convirtió en un objetivo de todas las naciones durante el siglo XX, y especialmente despuíés de la II Guerra Mundial. En los ciento cincuenta años previos, un pequeño grupo de paí­ses habí­a crecido de forma espectacular, dejando detrás a los demás, que si bien crecieron, no alcanzaron el ritmo de los primeros. Queriendo copiar ese íéxito, la primera receta fue invertir en grandes cantidades, porque se supuso que íésa era la causa del crecimiento. Tan sólo un par de paí­ses lograron tener íéxito con este camino: Japón y Corea. Podrí­a uno sumar Singapur y Hong Kong a los paí­ses que lograron crecer, pero ambos desde una situación muy especial, iniciando por su condición de ciudades.

Pero todos invirtieron, y luego hundieron cifras inmensas en educación, y en reformas institucionales, sin lograr mucho. La inmensa mayorí­a de los paí­ses que han intentado crecer no ha tenido íéxito. Con cierta facilidad logran alcanzar un nivel de ingreso que ronda el promedio mundial (como el que tenemos en Míéxico), pero no más que eso. Pero lo logran agotando sus recursos: naturales, humanos, de capital. El caso más reciente, y más espectacular, es China. En treinta años logró pasar de ser uno de los paí­ses más pobres del mundo al ingreso promedio mundial. El ritmo promedio de crecimiento anual de China, medido en dólares constantes, es de casi 10%. Pero lo hizo como lo hicimos los latinoamericanos: agotando recursos.

Ese camino tiene la gran desventaja de que genera grandes expectativas, al interior del paí­s y frente al resto del mundo, que no percibe la devastación que está detrás, y que por lo mismo no imagina que llegará demasiado pronto a una barrera infranqueable: el ingreso medio. Amíérica Latina alcanzó ese punto a inicios de los años setenta, y escondió el fracaso en un endeudamiento brutal que pospuso la crisis hasta 1982 y la magnificó hasta hacernos perder más de una díécada en la recuperación. Ahora está ocurriendo con algunos paí­ses latinoamericanos que, otra vez, apostaron al agotamiento de recursos, es decir, a las materias primas. Tambiíén ocurre en ífrica, que todaví­a no alcanzaba a convertirse en el nuevo “milagro” a ojos internacionales, pero sí­ está produciendo gran sufrimiento entre sus habitantes.

Pero, le decí­a, el caso espectacular es China, que ha tratado de posponer el ajuste desde 2009, incrementando su deuda todaví­a más, con inversiones todaví­a menos útiles, y ha llegado al punto en el que la única salida es la privatización de las empresas públicas y los bancos. Pero eso, en un paí­s profundamente autoritario, lo único que dará como resultado es el enriquecimiento de unos pocos. Ya usted conoce el ejemplo mexicano, que palidece frente a Rusia, y a lo que podrí­a ser China. Si tiene la oportunidad, en la revista The Economist de esta semana hay dos textos separados que, creo, tienen detrás una explicación como la que aquí­ le ofrezco. Uno sobre la explosión de deuda China, el otro acerca del capitalismo de compadrazgo.

El único camino para el crecimiento económico sólido (y el desarrollo, pues), es la destrucción creativa, la competencia que premia a unos y castiga a otros. Pero para que esto funcione se requiere que no sólo haya libertad en el mercado, sino que el poder polí­tico estíé limitado. De otra forma, la competencia acaba sesgada a favor de quienes tienen ese poder, que no son otros que los compadres que acaban siendo millonarios. Por eso los paí­ses autoritarios pueden alcanzar el ingreso medio, pero nunca la riqueza.


Suerte en sus inversiones...


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...