En el caso de España, las entidades deberían desprenderse de bonos del Tesoro por 85.000 millones de euros, sobre una cartera total de 310.000 millones. De llevarse a cabo esa venta, saldría al mercado un 8% del total de la deuda bruta que el Gobierno español tenía al final de 2015. Fitch señala que esto podría elevar el coste de financiación del Tesoro.
En caso de querer retener esos bonos en su balance, la banca española debería elevar en más de un 20% su nivel actual de capital, según el míétodo utilizado por Fitch.
La agencia indica que las entidades españolas más pequeñas se verían más afectadas que los bancos con presencia más internacional como Santander y BBVA.