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Autor Tema: Adam Smith...  (Leído 171 veces)

OCIN

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Adam Smith...
« en: Junio 12, 2016, 01:44:06 pm »
Por...  Isaac Katz



Isaac Katz... explica que no hay contradicción entre el interíés propio y la empatí­a, ambas caracterí­sticas de la naturaleza humana, como la describí­a Adam Smith en sus obras.

El 5 de junio de 1723 nació Adam Smith, a quien se le considera como el padre de la economí­a por su obra Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones. Hay otro libro de íél, menos conocido pero igual de importante titulado La teorí­a de los sentimientos morales.

En el primer párrafo de La teorí­a, Smith afirmó: "Por más egoí­sta que se pueda suponer al hombre, existen evidentemente en su naturaleza algunos principios que le hacen interesarse por la suerte de los otros y que hacen que la felicidad de íéstos les resulte necesaria, aunque no derive de ella más que el placer de contemplarla".

Por otra parte, en el primer capí­tulo de la Riqueza afirma: "No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero lo que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interíés. No invocamos sus sentimientos humanitarios sino su egoí­smo; ni le hablamos de nuestras necesidades, sino de sus ventajas".

Dos párrafos que en principio parecerí­an contradecirse y de ahí­ lo que se denomina como el "problema" de Smith. ¿Es realmente un problema?; ¿es una contradicción? La respuesta es un rotundo no. El propio Smith da la respuesta en La teorí­a cuando señala: "la sociedad de distintas personas puede subsistir, como la de comerciantes distintos, en razón de su utilidad, sin ningún amor ni afecto mutuo; y aunque en ella ninguna persona debe favor alguno o está en deuda de gratitud con nadie, la sociedad podrá sostenerse a travíés de un intercambio mercenario de buenos oficios de acuerdo con una evaluación consensuada".

¿Es parte de la naturaleza humana la ambición, acumular riqueza como objetivo último? La respuesta es no. Los individuos derivan satisfacción de los bienes que consumen por lo que a mayor riqueza, mayor será la cantidad e intensidad con las cuales se satisfacen las necesidades. La ambición y consecuentemente el egoí­smo, se derivan de una realidad inexorable: los recursos son escasos. Dada esta restricción, está en el interíés de cada quiíén para utilizar los recursos de su propiedad en aquíél uso en donde la rentabilidad esperada sea la mayor posible ya que ello es lo que permite maximizar el ingreso y la satisfacción de necesidades.

Y es por ello que resalta la importancia de vivir en una sociedad libre. ¿Quíé se gana? Dos cosas. Primero, la libertad de posesión, de uso y de transferencia de recursos en transacciones libres y enteramente voluntarias deriva en la especialización del trabajo de acuerdo a las ventajas comparativas que cada uno posea. Bajo el principio de mercados operando en competencia, la búsqueda de la maximización del bienestar individual tenderá a maximizar tambiíén el bienestar de la sociedad. Segundo, la transmisión del conocimiento. El conocimiento es siempre, a la larga, un bien público.

Así­, el derecho a la propiedad, a la libertad de uso respetando siempre los derechos de terceros y el derecho al libre comercio, buscando cada quiíén su propia felicidad, son los únicos derechos económicos del hombre. Son íéstos los principios básicos en los cuales se sustenta el progreso de las naciones. Una economí­a de libre mercado, una en donde los recursos de propiedad privada se asignan libremente de acuerdo a las decisiones individuales es un sistema, en tíérminos de Smith, de "libertad natural".

La obra de Smith fue un parteaguas. Haber resaltado la libertad y la búsqueda de la maximización del bienestar individual, en un contexto en el cual los individuos cooperan libremente, sujetos a una determinada moral que los limita, es su gran contribución al progreso de la humanidad.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...