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El organismo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) examinan hoy aquí la demanda alimentaria global.
Ese análisis comprende el periodo de este año al 2025 cuando estiman crecerá la demanda de alimentos a un ritmo progresivamente más lento debido al menor aumento de la población y de los ingresos en las economías emergentes.
Según un informe conjunto sobre las perspectivas agrícolas para ese periodo presentado en Roma, los países emergentes superpoblados, cada vez son menos propensos a gastar más en el consumo de alimentos básicos.
Ese reporte señala que la demanda de carne, pescado y productos lácteos crecerá, no obstante, de forma relativamente fuerte, lo que se traducirá en la necesidad de más piensos.
Por otro lado, se estancará la demanda de productos agrícolas para biocombustibles debido al abaratamiento de los precios de la energía y a las políticas más conservadoras sobre esa materia en algunos países.
Está previsto que en los próximos 10 años el consumo creciente en los países en desarrollo reduzca la proporción de la población que sufre desnutrición en el mundo del 11 por ciento al 18, pasando de 788 a 650 millones de personas.
El índice de desnutrición se mantendrá alto en ífrica subsahariana, que representará más de un tercio de la población mundial afectada por ese problema.
La malnutrición afectará tanto a países desarrollados como en desarrollo, donde en ambos casos la ingesta de azúcares, aceites y grasas crecerá a un ritmo más rápido que la de productos básicos y proteínas, por el mayor consumo de alimentos procesados.
Según la FAO y la OCDE, el aumento de la demanda en general se verá satisfecha por el aumento de la productividad.