Por... GERMíN ALARCO
Sin lugar a dudas el objetivo de lograr y mantener un alto crecimiento económico es importante para cualquier economía, pero no lo es todo. Efectivamente, este implica una elevación del ingreso promedio per cápita de la sociedad y nos aproxima a las economías de altos ingresos y más desarrolladas del mundo. Tambiíén es claro que tasas altas de crecimiento económico son positivas para la generación de empleo y para la reducción de la pobreza. Asimismo, un mayor nivel de ingresos permitiría aumentar la capacidad de elección de las personas, por su mayor poder de compra y presumiblemente de ahorros. Es imposible soslayar la importancia de este objetivo cuando la sociedad ha estado sujeta ha importantes restricciones en cuanto a las condiciones de vida de la población en determinados momentos en el tiempo.
No lo es todo porque un alto crecimiento económico puede no ser sostenible. Esta circunstancia podría implicar procesos de aceleración y freno; donde el mayor crecimiento se produce cuando la inversión es mayor al ahorro pudiendo conducir a la sobreacumulación o sobreinversión y a la posterior caída de la rentabilidad o de la tasa de ganancia que frena la inversión pivada y el crecimiento económico de manera subsiguiente. Las altas tasas de crecimiento económico pueden ser contraproducentes cuando se realizan a partir de mayores prerrogativas exclusivas al factor capital, ya que de igual forma se puede producir sobreinversión y los mercados internos se reducen por una menor participación de las remuneraciones en el PBI. De esta forma, sólo sería sostenible si se incrementan los espacios en la economía internacional por mayores exportaciones. Si la economía intenacional se encuentra en problemas esta modalidad de crecimiento tambiíén se desacelera rapidamente.
El crecimiento del PBI no implica mejorar necesariamente la calidad de vida o el bienestar de la población ya que el indicador del PBI tiene problemas y limitaciones:
1. No toma en cuenta la distribución de ingresos de la sociedad, donde un grupo reducido de la población puede recibir una proporción importante de estos mientras que la mayor parte recibe pocos ingresos.
2. No resta los ingresos de personas y empresas de otros países. El concepto del PBI alude al producto generado exclusivamente en un espacio geográfico determinado ignorando que una proporción de ese ingreso no corresponde a nacionales. En el Perú este concepto implica entre 5 y 7% del PBI anualmente. Antes se utilizaba más el concepto del PNB.
3. EL PBI ignora que ocurre con la calidad de vida de la población que se mediría a travíés de otros indicadores. Por ejemplo, las condiciones de salud y educación. Al respecto, un indicador que se utiliza más es el de desarrollo humano (IDH) del PNUD, en especial su versión ajustada por desigualdad. Tampoco se dice que ocurre con la esperanza de vida, los niveles educativos, la seguridad, las condiciones de gíénero; cómo está la situación del medio ambiente, la libertad política y la justicia social, los niveles de descanso u ocio, el nivel de felicidad de las personas, entre muchas otras variables.
4. Un mayor nivel de actividad económica puede implicar mayores emisiones al ambiente que afectan la calidad de vida de la población. Por ejemplo, se consume un mayor volumen de hidrocarburos que producen emisiones de CO2 generando gases efecto invernadero, gases lluvia ácida y mayores particulas suspendidas que afectan las condiciones de salud de la población y hasta negativamente la esperanza de vida de la población.
5. El PBI no considera que la extracción de recursos no renovables reduce el nivel de activos de una economía cualquiera afectando la generación de ingresos para los periodos subsiguientes. Asimismo, que debería considerarse la incorporación de nuevas reservas probadas de recursos no renovables. Los elementos señalados en el numeral 4 y 5 se consideran en el concepto del Producto Interno Neto Ecológico (PINE) que se calcula en diferentes economías, por ejemplo Míéxico. PINE= PNB-producción no renovable+incorporación nuevas reservas probadas NR-daños al ambiente y a las personas (medidos en tíérminos de como evitarlos o remediarlos).
6. El PBI no contempla otras externalidades negativas que pueden afectar la calidad de vida de la población. Se sugiere revisar el artículo anterior en este blog sobre cómo las decisiones individuales pueden afectar el bienestar colectivo.
7. Un mayor valor agregado en el sector salud no implica necesariamente mejores condiciones de salud para la población. Por ejemplo, en el caso de EE.UU. el mayor tamaño del sector salud se produce por los altos niveles de utilidades sectoriales que no tienen nada que ver con las condiciones de salud de un segmento importante de la población. Asimismo, un grupo significativo de la población (entre 30 y 50 millones) que ni siquiera tiene acceso a dichos servicios.
8. Una mayor contribución (valor agregado) del sector financiero al PBI se produce principalmente por los mayores márgenes de intermediación financiera (diferencia de las tasas de interíés activas menos las pasivas) y en segundo lugar por los mayores volúmenes de críédito. De esta forma, un mayor valor agregado sectorial puede reflejar sobrecostos para las personas y empresas deudoras y/o menores rendimientos a quienes tienen depósitos en el sistema financiero. El mayor valor agregado sectorial sería negativo para la sociedad.
De todo lo anterior debe quedar claro que el crecimiento económico no puede ser el único objetivo de la política económica, ya que tiene limitaciones y problemas. Sin embargo, tambiíén a nuestro juicio son cuestionables aquellas posiciones decrecionistas que plantean ecologistas europeos. En Amíérica Latina los post extractivistas radicales, por ejemplo, Eduardo Gudynas en Derechos de la Naturaleza (2014) condena al gobierno boliviano por industrializar los recursos naturales (p.116) y postula la moratoria de las actividades petroleras en la Amazonía (p. 173). En su perspectiva, el ser humano puede utilizar la naturaleza solo para satisfacer sus necesidades vitales, no más (p.116).
Sobre esta perspectiva en la revista Poder de Noviembre de 2015 señalamos que los ecosistemas han cambiado antes de la intervención humana; son procesos tambiíén naturales y destructivos de miles de millones de años que continúan en el tiempo. ¿Existen los proyectos de vida de las otras especies? La receta de la no intervención es tardía y en la mayoría de los casos puede requerirse todo lo contrario para mitigar y remediar daños. Más intervención humana que menos como se propone. Por otra parte, todos reconocemos los excesos de la sociedad del consumo, pero de ahí avalar tesis decrecionistas puede haber un salto al vacío.
¿Quiíénes serán los actores de la transformación?, ¿quiíénes serían los consumidores de los productos y servicios naturales que proporcionarían las sociedades subdesarrolladas?, ¿cómo evitar que en ese salto de reencuentro con la naturaleza retrocedamos hasta convertirnos en sociedades más primitivas?, ¿quiíén dice que esa unión con la Pachamama (y los Apus) debe ser el modelo de vida al que todos debemos aspirar?