INICIO FOROS ÍNDICES DIVISAS MATERIAS PRIMAS CALENDARIO ECONÓMICO

Autor Tema: Trenes de alta velocidad son un sueño que no muere...  (Leído 155 veces)

OCIN

  • Moderador
  • Excelente participación
  • ***
  • Mensajes: 95.729
  • Karma: +8/-12
  • Sexo: Masculino
Trenes de alta velocidad son un sueño que no muere...
« en: Julio 12, 2016, 01:08:23 pm »
Por...   Adam Minter



En menos de una díécada, China instaló unos 19,000 kilómetros de lí­neas ferroviarias de alta velocidad y planea sumar otras 10,300 km en los próximos cinco años.

Cuando los visitantes maravillados dicen que pueden ver el futuro en China, generalmente hablan, no solo de la arquitectura de ciencia ficción y las aplicaciones móviles deslumbrantes, sino de la enorme red nacional de trenes de alta velocidad.

En menos de una díécada, China instaló casi 12,000 millas (unos 19,000 kilómetros) de lí­neas ferroviarias de alta velocidad y planea sumar otras 6,400 millas en los próximos cinco años. Esta red –de lejos la más grande del mundo- conectó regiones distantes, mejoró la logí­stica y abrió oportunidades de viajes anteriormente inimaginables (al menos para los chinos que pueden pagar los pasajes, que tienden a ser caros para los viajeros de menores ingresos).

No obstante, en los últimos meses, los propios lí­deres chinos han comenzado a poner en duda el argumento comercial a favor del ferrocarril de alta velocidad, especialmente como exportación a otros paí­ses. Estas dudas sirven para recordar que el milagro ferroviario chino probablemente llegó a su fin –y quizá no se repita nunca.

El argumento original a favor del ferrocarril de alta velocidad en China era fuerte. A mediados de los años 1990, el paí­s estaba considerablemente menos desarrollado que en la actualidad; en 1996, la velocidad promedio en los ferrocarriles chinos era 37 millas por hora (59km/h), debido a tecnologí­as anticuadas y al abarrotamiento en una cantidad muy reducida de ví­as.

Al mismo tiempo, el gobierno enfrentaba muchos menos obstáculos para construir lí­neas de alta velocidad que paí­ses como los Estados Unidos. Los costos de mano de obra eran bajos y adquirir tierras no era difí­cil. (La expropiación no es un problema cuando el gobierno es dueño de toda la tierra.)

El gobierno tení­a mucho dinero para gastar en tanto las enormes distancias creaban economí­as de escala únicas: un análisis del Banco Mundial del 2014 estimó que China gasta entre US$ 17 millones y US$ 21 millones por kilómetro en ferrocarril de alta velocidad, en comparación con US$ 25 millones a US$ 39 millones en Europa, y hasta US$ 56 millones en California. La mayorí­a de las lí­neas cubrí­a recorridos de dos a tres kilómetros –algo que los analistas ferroviarios de KPMG llaman “punto óptimo” para que su operación resulte económica.

Sin embargo, aun con estas ventajas los costos han sido considerables. En mayo, la empresa estatal China Railway Corporation, el operador de la red ferroviaria china, informó que su deuda creció 10.4% en los últimos 12 meses y actualmente supera US$ 600,000 millones; en el 2014, aproximadamente dos tercios de esa deuda se relacionaban con la construcción de ferrocarriles de alta velocidad. Es más que la deuda pública total de Grecia. La compañí­a maneja una sola lí­nea rentable –el corredor enormemente transitado Pekí­n-Shanghái.

Los costos subirán más. Ahora que hay lí­neas de alta velocidad en las zonas de mayor tráfico, la construcción está ampliándose a las regiones occidentales de China, menos pobladas y menos desarrolladas, en parte como un estí­mulo fiscal de facto. El gobierno está construyendo lí­neas sobre distancias más grandes y en geografí­as más difí­ciles. Pocos pueden abrigar esperanzas de recuperar la inversión.

Crecen las dudas en cuanto a la sensatez de estos proyectos. Ya en el 2010, voces destacadas de China habí­an advertido que el gasto desmedido en el ferrocarril de alta velocidad podí­a generar una crisis de la deuda, y que se podí­an lograr los mismos beneficios con lí­neas construidas de manera convencional por la tercera parte de ese costo.

Tradicionalmente ignoradas, las preocupaciones sobre la deuda relacionada con el ferrocarril están ganando peso en este momento en tanto se oyen voces destacadas que piden la disolución de la enorme China Railway Corporation. Hasta el momento, empero, el gobierno no ha adoptado la medida natural de cancelar grandes proyectos de alta velocidad.

Donde más se siente la reacción adversa es en el exterior. Desde los primeros tiempos del ferrocarril de alta velocidad, China tuvo la esperanza de exportar su tecnologí­a. Dichas ambiciones enfrentaron grandes dificultades. Tal como informó la semana pasada Caixin, la revista de negocios más respetada de China, muchos de los paí­ses a los que China esperaba vender la tecnologí­a de alta velocidad están reduciendo actualmente sus planes “debido a los enormes costos de construcción y operación”.

Tailandia optó por acortar una lí­nea ferroviaria de alta velocidad construida por China que estaba proyectada por cuestiones financieras. Indonesia acordó otro proyecto chino sólo despuíés de que China aceptó construir la lí­nea sin dinero ni garantí­as de príéstamos del gobierno indonesio. Míéxico directamente canceló un proyecto ferroviario de alta velocidad chino, mencionando en definitiva limitaciones presupuestarias.

Xpress West, la compañí­a privada que esperaba construir una lí­nea de alta velocidad entre Las Vegas y Los íngeles, anuló recientemente su acuerdo con su socio chino. Según Caixin, el problema fueron las finanzas, y la cancelación –junto con otros contratiempos- está llevando a los barones ferroviarios de China a repensar sus planes de expansión en el exterior.

Lo que deben admitir los lí­deres chinos es que ningún otro paí­s es como China. California no tiene las mismas ventajas de costos. Indonesia carece de un gobierno que pueda manejar deudas enormes e inexplicables. Tailandia considera acertadamente que los trenes lentos son tan buenos como los rápidos. Las sugerencias de que el ferrocarril tiene más beneficios ambientales que otros medios de transporte tienen míérito pero solamente si los trenes circulan llenos. Tal como lo demuestra el ejemplo de China, muchos no lo hacen, y no pueden hacerlo debido a las bajas densidades de población a lo largo de sus rutas.

Esto no significa que el ferrocarril de alta velocidad estíé condenado fuera de China. Pero si el constructor lí­der en el mundo está teniendo problemas para justificar comercialmente sus sistemas, aun con el beneficio de subsidios gubernamentales, posiblemente el argumento comercial no resulte demasiado contundente. Lo que ven ahora los visitantes impresionados en China quizá no sea el futuro despuíés de todo.




•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...