Por... Diego Graglia
Hay menos trabajadores mexicanos y centroamericanos por el descenso de la inmigración, pero todavía no existe la tecnología para automatizar muchas cosechas.
La niebla de esta mañana de verano flota sobre las filas de plantas de lechuga, tan rectas que parecen trazadas con regla. El manto gris y húmedo es una buena protección, pero los “piscadores†que trabajan agachados entre el verde intenso de las plantas van todos con abrigos de manga larga y sombreros. El sol aparecerá pronto sobre el Valle Central.
Los conductores que pasan por la carretera que viene de Monterey solo ven siluetas multicolores de hombres y mujeres entre los cultivos. No necesitan acercarse para saber que todos son hispanos.
A 10 minutos de ahí, el centro del pueblo está tomado por dos enormes carpas blancas que albergan una conferencia de agricultores, grandes compañías como Monsanto y Land O’Lakes, empresas que buscan traer el mundo digital al campo y algún que otro inversionista de riesgo. Uno de los temas que debaten es cómo depender menos de esos trabajadores, de la mano de obra humana.
La escasez de mano de obra, sobre todo por las restricciones a la inmigración, es uno de los grandes desafíos de la industria agrícola. Y las empresas esperan que la innovación que sucede en la región tecnológica de Silicon Valley, a apenas dos horas de aquí, llegue a sus tierras pronto para ayudar a resolver el problema.
“Tenemos ahí a emprendedores que son geniosâ€, dice Tom Nassif, presidente de Western Growers, una asociación de 2,000 agricultores de California, Arizona y Colorado. “Tenemos que acelerar el desarrollo de la mecanización, de la robóticaâ€.
Mexicanos en la tierra de Steinbeck
Salinas, que albergó este jueves la cumbre de tecnología agrícola Forbes AgTech Summit, es el corazón de la región conocida como “la ensaladera de Estados Unidosâ€. Es la zona que el escritor John Steinbeck inmortalizó por la fertilidad de su tierra y la vida dura de sus trabajadores.
Esos trabajadores, hoy, son sobre todo mexicanos y centroamericanos y gran parte del trabajo que hacen sigue siendo manual. Pero los dueños de los campos dicen que cada vez es más difícil conseguir mano de obra, a pesar de que están pagando más por ella. Culpan a la falta de una reforma migratoria que permita más trabajadores temporales, pero tambiíén aseguran que los jóvenes mexicanos están teniendo más oportunidades de quedarse a trabajar en su país.
“Es maravilloso saberlo, pero sí tiene un efecto adverso en la fuerza laboral en Estados Unidosâ€, dice Nassif.
Pagar más no alcanza para resolver el problema porque, según dicen los empresarios, el programa de visas H2A del gobierno federal genera incertidumbre sobre si tendrán trabajadores disponibles cuando los necesitan. Harold McClarty, de la agrícola californiana HMC Farms, asegura que este año perdió cultivos “simplemente porque no pudimos conseguir la mano de obra que necesitábamosâ€.
“Estamos —dice— casi en un punto de quiebre en que necesitamos una combinación de partes de tecnología y de mano de obra que nos permitan seguir siendo competitivos. No puedo seguir subiendo los precios de mis productosâ€.
Yo, robot cosechador
Por eso, HMC está incorporando tecnología en todos los procesos en que puede. Esto es más fácil en las plantas de empaque, donde el manejo de frutas y verduras es más predecible. Pero en los campos de cultivo hay cosechas tan delicadas que, por ahora, solo las puede hacer una persona que elija la fruta y la trate con cuidado.
Es imprescindible “la destreza del que recoge a mano lechuga romana o uvas, la capacidad del ojo de distinguir la calidadâ€, dice Sammy Duda, de Duda Farm Fresh Foods, una compañía con operaciones en Estados Unidos, Amíérica Latina y Europa. “Pero hay un número cada vez menor de gente que lo quiere hacer. Los salarios suben, pero la oferta de mano de obra bajaâ€.
Por eso, hay una gran oportunidad de negocio en resolver este problema. Pero Duda confiesa que los agricultores muchas veces ni siquiera saben quíé tecnologías existen.
Apenas a dos horas de aquí están la Universidad Stanford, el Centro de Investigación Ames de la NASA, las sedes de Google, Facebook y Apple. A juzgar por la falta de conexión, podrían estar en otro país.
Experimentos que avanzan
Las primeras interacciones entre el mundo digital y el agrícola están arrancando. En la conferencia, estaba una empresa que diagnostica la salud de un cultivo desde sus aviones y otra que usa drones para lo mismo y para pronosticar el rendimiento de un campo. Hay otras que avanzan en ingeniería geníética para hacer plantas más rendidoras o que proveen herramientas digitales para manejar las operaciones de un establecimiento agrícola.
Taylor Farms, una empresa grande de la región, se convirtió en cliente experimental de la startup de Massachusetts Soft Robotics, que está desarrollando brazos robóticos con manos 'blandas'. Sus dedos de goma pueden manipular fresas y otras frutas sin dañarlas.
“Tengo 14,000 puestos de trabajo que necesito automatizarâ€, aseguró Bruce Taylor, el director general de la empresa. Dijo que espera poder comprar cientos de robots de la startup.
Otro experimento busca crear más de esas startups. Es la aceleradora de empresas de tecnología agrícola Thrive Accelerator, que creó en Salinas la firma de inversión SVG Partners. Busca traer emprendedores de otras regiones y países para que trabajen con las compañías agrícolas de la zona en tecnologías innovadoras.
Ya existen tecnologías que reemplazan a trabajadores. “Miren la máquina que está allá enfrenteâ€, dijo desde el escenario Frank Maconachy, presidente de Ramsay Highlander, señalando a una cosechadora de espinaca del tamaño de un camión volcador. “Antes hacían falta 30 personas de la fuerza laboral para hacer el mismo trabajo que haceâ€.
Su empresa, basada cerca de Salinas, está empezando a utilizar tecnología robótica para crear máquinas cosechadoras que están cada vez más cerca de manejarse solas y reemplazan a muchos trabajadores. Pero Maconachy dice que las empresas están lejos de resolver el problema de la falta de manos.
“Tenemos que seguir innovando —dice—, pero esto va a seguir veinte años o másâ€.
En busca de inversiones
Lo que Maconachy y los empresarios agrícolas piden es que los inversionistas de grandes fondos de capital de riesgo de Silicon Valley apuesten al desarrollo de estas tecnologías.
“Va a ser caro —dice— pero en el largo plazo vemos un retorno de inversión que lo compensará en forma abundanteâ€.
Dan Harburg, ejecutivo de Soft Robotics, planteó: “Ojalá pudiíéramos traer a 50 inversionistas de Boston y Silicon Valley a los campos, a ver los problemas que tienenâ€.