Por... Isaura Diez
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, en una reciente visita a Beijing señaló que China aplica de forma eficiente su reforma estructural, por lo que la predicción de crecimiento para 2016 podía elevarse 0.1 puntos porcentuales.
Ahora el gigante asiático debe alcanzar un Producto Interno Bruto (PIB) de 6,6 por ciento según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en consonancia con lo que el gobierno se propone para el crecimiento promedio anual durante los próximos cinco años.
Al mismo tiempo, el Buro Nacional de Estadísticas informó que la economía del país entró en un período de desarrollo estable, pero más lento, con un crecimiento de 6,7 por ciento interanual en el segundo trimestre.
La cifra se mantuvo dentro del rango del objetivo del gobierno de entre el 6,5 y el siete por ciento para 2016.
A pesar de la actual crisis financiera internacional y el proceso de cambio del tradicional modelo económico del país, economistas aseguran que China tendrá un crecimiento en forma de L.
En declaraciones a Prensa Latina, Chen Suoying, economista de la Academia China de Ciencias Sociales, dijo que lo importante sería analizar si la línea horizontal de esa L se puede mantener por encima del seis por ciento.
La reforma estructural enfocada en la oferta, que reduce esencialmente el exceso de capacidad industrial y recurre a una manufactura de mayor valor agregado es un camino difícil pero más sostenible, acotó.
La transición económica está en marcha, asegura la economista, el consumo hizo una mayor contribución que la inversión al crecimiento en el primer trimestre, mientras que los servicios constituyen ahora el 56, 9 por ciento del PIB.
No obstante, el gobierno chino declaró que los objetivos del XIII Plan Quinquenal enfrentarán escenarios complejos y que por ello debía hacerse una planificación cuidadosa de los índices de crecimiento.
Por otro lado, parte de la prensa occidental como Time, Tribune y El País de España insisten en que el colapso de la economía china es inminente.
Si bien es cierto que en 2015 China creció un 6,9 por ciento, el índice más bajo en 25 años, su volumen económico llegó a 10 billones (millones de millones) de dólares por segundo año, con lo cual Estados Unidos y el gigante asiático son las únicas economías que rebasan ese umbral.
Hacia el interior, el gobierno chino ha identificado otras prioridades como la inversión pública frente a la falta de vitalidad del capital privado, retraído a causa de las incertidumbres por la actual reestructuración económica.
Datos oficiales muestran que la inversión privada solo aumentó un 2,8 por ciento interanual durante la primera mitad del presente año, en contraste con años anteriores cuando registraba niveles de crecimiento interanual superiores al 20 por ciento.
Como respuesta, el gobierno establecerá un plan de inversión para los próximos tres años y una reserva de proyectos, con el objetivo de mejorar la administración de la inversión pública, sobretodo en temas de construcción de infraestructura.
Además, la actual administración impulsa una serie de medidas para fortalecer el apoyo financiero a las micro y pequeñas empresas que conforman la mayor parte del capital privado.
La inversión de las empresas privadas contribuye con más del 60 por ciento a la inversión en activos fijos de China y las firmas de ese sector generan más del 80 por ciento de los empleos en el país.
A las medidas internas se suma una política exterior de cooperación regional y buena vecindad que defiende el país y que debe incidir directamente en la estabilidad económica de Asia.
Por ejemplo, la Iniciativa de la Franja y la Ruta, propuesta por Beijing en 2013, hace referencia a la Franja Económica de la Ruta de la Seda, que vincula a China con Europa a travíés de Asia Central y Occidental por medio de derroteros terrestres.
El proyecto tambiíén tiene en cuenta la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI, que conecta a China con otras naciones asiáticas, ífrica y Europa.
La iniciativa vincula a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) y constituye un marco de desarrollo centrado en la interconectividad, infraestructura y cooperación industrial.
Según los pronósticos Franja y Ruta traerían un intercambio comercial de 2,5 billones de dólares en una díécada.
Por tanto, el crecimiento en L descarta una recuperación rápida y fuerte, de hecho habla de una economía moderada. Sin embargo, expertos como Chen coinciden en que a pesar de estas características la economía china tiene una elevada resiliencia y enorme potencial.