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Autor Tema: Pronoia, cuando el universo conspira a tu favor  (Leído 581 veces)

Scientia

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Pronoia, cuando el universo conspira a tu favor
« en: Agosto 23, 2016, 07:54:14 pm »
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Pronoia, cuando el universo conspira a tu favor


Existe un concepto contrario a la paranoia; la pronoia: donde la persona siente siempre que el universo conspira en todo momento (y secretamente) para su beneficio. En teorí­a, la pronoia es un neologismo, definido como el estado mental contrario a la paranoia, donde el individuo tiene el presentimiento de que el mundo funciona para ayudarlo. Personalmente, siento la pronoia como un estado de vibración, pues cuando te alineas con futuros, realidades y energí­as de alto calibre, literalmente sintonizas con eventos, personas y situaciones del mismo nivel y, por lo tanto, se tiene la sensación, y es literal, de que todo funciona siempre a favor de uno, en plena sincroní­a y armoní­a con las leyes, dinámicas, y procesos energíéticos de la vida.

En todo caso, desde 1982, con su primera aparición como concepto público, la pronoia tomó su lugar dentro del lenguaje social, y donde algo que antes era simplemente una forma optimista de ir por la vida, ahora resulta que le fue concedido un nombre clí­nico, y hasta algunos han pensado que podrí­a llegar a ser un trastorno psicológico que habrí­a que tratar. En general, muchos pensamos que, si las circunstancias y todo se vuelve a nuestro favor, es porquíé estamos alineados con fuerzas mayores de la Creación que facilitan la manifestación de esos estados vibracionales altos. Aquí­ es cuando uno parece tener sí­ntomas (que son lo que seguro, en algún momento, las farmacíéuticas querrán que nos tratemos con medicamentos) de ataques repentinos de optimismo e incrementos de buena voluntad. Todo un problema para el sistema, la verdad, pues no vaya a ser que realmente creamos que las cosas pueden ir tan bien como lo estamos percibiendo y viendo materializado, y nos vayamos a acostumbrar a estar en ese estado.

Hasta los clásicos griegos la practicaban

En todo caso, el tema viene de lejos, ya que hace siglos, nuestros antepasados, sabí­an del poder que tiene alinearse con las fuerzas que rigen la vida y la naturaleza. Los griegos, por ejemplo, tení­an una palabra –Kosmos– para refe­rirse a la totalidad ordenada de la existencia, una totalidad que incluí­a los mundos fí­sicos, etíéricos, emocionales, mentales y espirituales. Desde su punto de vista, la realidad última no era tanto el cosmos (la dimensión estrictamente fí­sica, nuestro universo 3D, la realidad espacio-tiempo que conocemos) como el Kosmos (con K, que incluye las dimensiones no-fí­sicas, todo lo emocional, mental y espiri­tual de los niveles y planos superiores de la existencia).

El Kosmos, pues, no se referí­a sólo a la materia inanimada e in­sensible, sino a la totalidad viva compuesta por la materia, el cuerpo, la mente, el alma y el espí­ritu. Si debe existir una autíén­tica alineación con la vida, no debe centrarse exclusivamente en el conocimiento y comprensión del cosmos, sino del Kosmos, en su conjunto, sino, no hay forma de explicar porquíé existe realmente la pronoia, y porquíé es tan real como lo es cualquier otra cosa. Lo que ocurre es que la sociedad moderna ha aca­bado reduciendo el Kosmos al cosmos, la totalidad compuesta de materia-cuerpo-mente-alma-y-espí­ritu a la materia sólida pura y dura, como único referente de lo que es válido y real, hasta el punto de que, en el mundo insí­pido y anodino del materialismo cientí­fico, nos cerramos a la idea de que pueda existir realmente una forma de alinearse y conectarse con un universo más allá del plano fí­sico, y vivir y disfrutar de sus leyes y sus invisibles dinámicas, que hacen que, literalmente, si te enchufas a ellas, conspiren en tu favor constantemente.

Viviendo en pronoia

Para ridiculizar este aspecto, el concepto de la pronoia pareciera estar en completa oposición con el mundo en el que estamos. No es nueva, pero si subversiva para el sistema establecido, que procura que no nos enteremos de ninguna de las formas de la maravillosa existencia de todo aquello que no vemos con nuestros ojos. Y, ¿cómo se vive en pronoia? Pues solo exige que uno se conecte al flujo de la vida en su más alta expresión: a travíés de las energí­as de la felicidad, de la risa, del amor, de la empatí­a, de la cooperación y colaboración mutua, y eso sucede cuando dejamos de vivir desde el modo “supervivencia”, saliíéndonos de los miedos y la separación para conectarnos con el modo “disfrute del momento”.

La pronoia, en uno mismo, es tremendamente fácil de demostrar, y, en general, nos da igual que otros nos crean o no cuando les aseguramos que la vida parece conspirar a nuestro favor en determinados momentos de nuestro paso por este plano. Simplemente, cuando el ser humano se halla centrado en un determinado esta­do de la existencia, es decir, cuando vivimos en torno a un determinado nivel de consciencia, todo nuestro mun­do fí­sico, energíético, psicológico, nuestros sentimientos, motivaciones, íética, valores, nuestro sistema de creencias, nuestra visión acerca de la realidad en la que existimos, está en consonancia con los niveles de realidad más altos posibles dentro de nuestro planeta (evidentemente, acotados por la realidad macro del sistema bajo el que existimos, pero ya lejos de sus estratos más densos y complejos que es donde nos intentan mantener constantemente).

Los dos lados del píéndulo

Cuando esto sucede, el universo conspira y nos da total libertad. Podemos vivir desde la paranoia o desde la pronoia, o en cualquier estado intermedio según vaya de un lado a otro el píéndulo de nuestra realidad. Ahora mismo, debido a los medios de comunicación, asistimos a un escenario donde se plasman muchas escenas de uno de los bandos, pero todos tenemos montones de oportunidades de experimentar la otra elección. El universo conspira en darnos aquello que elegimos o en lo que nos enfocamos: si somos pesimistas, nos dará más experiencias y acontecimientos en ese sentido. Si elegimos el optimismo, comenzaremos a ver nuestra luz y la que hay en todo nuestro alrededor, sabremos siempre que formamos parte del conjunto de todo lo que existe, y ello nos permitirá ser desde la parte más divina y primordial que nos define.

¿Una pastilla para curar la pronoia? No, un esfuerzo por vivir siempre en ella. Mi universo me dice que siempre me está y me estará ayudando, y no he percibido en ningún momento que haya dejado de hacerlo.