INICIO FOROS ÍNDICES DIVISAS MATERIAS PRIMAS CALENDARIO ECONÓMICO

Autor Tema: Amancio Ortega: Un insoportable í­cono sobre el capitalismo...  (Leído 125 veces)

OCIN

  • Moderador
  • Excelente participación
  • ***
  • Mensajes: 97.583
  • Karma: +8/-12
  • Sexo: Masculino
Amancio Ortega: Un insoportable í­cono sobre el capitalismo...
« en: Septiembre 17, 2016, 09:54:44 am »
Por... Juan Ramón Rallo



Juan Ramón Rallo...  indica que a muchos en la sociedad española molesta la figura de Amancio Ortega, principal propietario de Inditex, dado que su carrera es una muestra del dinamismo del capitalismo global.


El capital social de Inditex está dividido en 3.113 millones de acciones, cada una de las cuales alcanzó ayer una cotización de 33 euros, lo que significa que el valor del conjunto de la compañí­a se estima en más de 102.000 millones de euros. Amancio Ortega, fundador e impulsar durante díécadas de esta empresa, posee algo más de la mitad de todas esas acciones: en concreto, 1.848 millones, lo que implica que su fortuna directamente derivada de ser propietario de Inditex alcanzó este mes los 60.600 millones de euros. Si a esa cifra le añadimos otra serie de inversiones que el empresario gallego ha ido efectuando a lo largo de los últimos años —sobre todo, en el mercado inmobiliario—, podremos cifrar su fortuna total en los casi 70.000 millones de euros.

Precisamente, la revista estadounidense Forbes otorgó la semana pasada a Amancio Ortega el galardón del hombre más rico del mundo por cuanto su patrimonio personal de 70.000 millones de euros se ubicó por encima del de Bill Gates (el fundador de Microsoft).* Y, como de costumbre, muchos han querido afearle su íéxito al inversor gallego. Al parecer, que una persona de orí­genes humildes haya terminado convirtiíéndose en la más rica del planeta sin recibir ningún tipo de prebenda polí­tica constituye un sí­mbolo sobre el dinamismo del capitalismo que resulta insoportable para ciertos sectores ideológicos de la sociedad española. Por eso, son legión quienes han tratado de desprestigiar y atacar al gallego valiíéndose fundamentalmente de tres tipos de argumentos: Inditex no paga impuestos, Inditex explota la mano de obra barata del Tercer Mundo y Amancio Ortega deberí­a redistribuir su riqueza.

Primero: Inditex sí­ paga impuestos y no precisamente pocos. En el año 2015, soportó una carga impositiva de 861 millones de euros: el 23% de sus beneficios. Segundo, Inditex no explota a los trabajadores del Tercer Mundo: lo que hace Inditex es comprar las prendas de ropa a fabricantes locales de esos paí­ses, a los cuales somete a auditorí­as sociales avaladas por el sindicato global IndustriALL (auditorí­as donde se supervisa que no se contrate a niños, que se respete la libertad sindical y que se paguen salarios acordes a los del resto de la economí­a autóctona). Tercero, la riqueza de Amancio Ortega son esencialmente sus acciones de Inditex: defender que debemos redistribuir su riqueza equivale a sostener que deberí­amos expropiarle Inditex y repartir sus acciones entre los españoles. Pero, ¿por quíé tenemos nosotros mejor derecho que íél a sus los dueños de Inditex?

En lugar de pensar cómo desdeñar y rapiñar al de Arteixo, mejor serí­a que reflexionáramos sobre quíé obstáculos regulatorios y tributarios impiden en España que mucha más gente se enriquezca generando valor para los demás. No carguemos contra Amancio Ortega, sino contra aquellas trabas estatales que nos impiden prosperar, al menos en parte, como lo hizo íél.

* Luego de la publicación original de este artí­culo, los tí­tulos de Microsoft experimentaron un alza y esto revalorizó la fortuna de Bill Gates, ubicándolo nuevamente en primer lugar.

Este artí­culo fue publicado originalmente en La Razón (España) el 8 de septiembre de 2016.


Suerte en sus inversiones...


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...