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Autor Tema: Ha llegado el mundo feliz...  (Leído 98 veces)

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Ha llegado el mundo feliz...
« en: Abril 16, 2017, 06:05:04 pm »
Por... Macario Schettino


Macario Schettino explica que la tecnologí­a que nos permite consumir noticias, información y productos a la medida nos esta convirtiendo en islas, fenómeno que está haciendo de la polí­tica algo más complicado.


Observe la increí­ble paradoja: ahora que tenemos la mayor cantidad de seres humanos de la historia, estamos en el proceso de individualización más marcado. í‰sa es la tensión que subyace a todo. Hoy están conectados a internet más de tres mil 800 millones de seres humanos. Usted podrí­a comunicarse con todos ellos a travíés de su celular, pero no lo hace. Muy por el contrario, lo que hace es comunicarse con la menor cantidad de personas posible. Sólo se comunica con quienes piensan y hacen lo mismo que usted. ¿Por quíé? Porque puede.

Si usted tiene su página en Facebook, o su dirección en Twitter o Instagram o Linkedin, o la red que use, puede usted seleccionar con quiíén comunicarse. Y usted elige hacerlo con sus amigos (amigas), que son quienes piensan y hacen lo mismo que usted. Y si alguno (alguna) de ellos dice algo que a usted no le gusta, lo liquida de inmediato. Para eso están los botones de unfollow, block, o como se llamen. No tiene usted por quíé soportar a alguien que lo critica, ¿no es así­?

Este proceso nos está convirtiendo en islas. Cada uno de nosotros forma parte de unas pocas islas, de acuerdo con nuestras preferencias: sexuales, de comida, de entretenimiento y, por obligación, por nuestra interpretación del mundo. Hemos construido un inmenso archipiíélago en las redes, en donde cada uno de nosotros habita dos o tres islas, y desconoce lo que existe en todas las demás. Y este proceso de aislamiento está haciendo la polí­tica algo sumamente complicado.

Pero no es sólo que nos aislemos por la comunicación, estamos tambiíén consumiendo productos hechos especialmente para nosotros. ¿Por quíé? Porque se puede. La tecnologí­a ha permitido que ahora podamos producir de forma masiva, pero hecho a la medida. Suena extraño, pero esto es lo que significan las 'plataformas': el mecanismo para que podamos producir lo que cada quiíén quiere, pero a costos similares a los que tení­amos cuando producí­amos una sola cosa, para que todo mundo se amoldara a ella. Lo que usted necesite, hay una plataforma que se lo ofrece, y será exactamente para usted y para nadie más. Bueno, para los de su isla solamente.

¿Quíé necesita? ¿Un libro? De entre millones, en este instante, puesto en su lector electrónico. ¿Zapatos para correr? De entre miles de opciones, la que usted desee, por mensajerí­a, para correr el próximo domingo. ¿Viajar a Myanmar? ¿A Ushuaia? A la Antártica si quiere. ¿A Parí­s a un estudio? Lo que guste. ¿Una Coca Cola con su nombre en la lata?

Más a detalle: se le puede imprimir un objeto a su gusto. Y no es cosa de risa, porque esto permite no sólo que el auto que compra ahora pueda tener centenares de opciones (como no tení­an los que comprábamos en los años setenta), sino que podamos imprimir prótesis exactas para quien las necesite. Y ya se puede imprimir piel, y empiezan a producirse los primeros órganos humanos.

Decí­a al inicio que podrí­a comunicarse con tres mil 800 millones de seres humanos, y usted habrá pensado que esto es imposible, porque hablan otro idioma. Eso ya no es un problema serio, la red traduce para usted. Y por eso puede usted ver pelí­culas, series, deportes de prácticamente cualquier paí­s del mundo.

Y la nueva 'normalidad' es tener acceso a todo esto. Ya no basta comer tres veces al dí­a, ahora debe ser con quinoa. Ya no es suficiente un techo, urge el wifi. Bueno, bienvenido al mundo feliz.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...